miércoles, julio 13, 2011

Sobre la fundación del Partido comunista chino: 3. El primer congreso…


Los lectores que traten de saber algo serio sobre la “historia verdadera” del nacimiento del Partido Comunista chino, mejor que no busque en las versiones oficiales de la potencia oriental. Todo lo que encontrarán será fotos de festejos amén de algunas disquisiciones genéricas contra la corrupción, en nada diferente a las que estos días nos han ofrecido los líderes del PP y del PSOE por estos andurriales. Tendrá que echar manos a los estudiosos que han publicado obras de investigación, como los que estamos citando en estas entregas. En una próxima, daremos a conocer qué decían y pensaban los primeros comunistas chinos, entre los cuales Mao no era, al menos no todavía, una figura especialmente significada. En esta, ofrecemos una aproximación al primer congreso, mientras que seguimos tratando de incluir un retrato de Li Ta-chao que no hay manera de que sea aceptado por problemas técnicos que parecen cosas de auténtica brujería…
El primer Congreso, principio del capítulo V. Nacimiento del partido, del libro Historia del Partido comunista chino, 1921-1949, de Jacques Guillemaz, Ed. Península, Barcelona,1970, tr. De Juan ramón Capella de la edición francesa de Payot, París, 1968.
El I congreso del Partido comunista chiflo todavía no ha salido de las brumas de que pretende rodearle la historia oficial. Ciertamente, cada año se celebra el aniversario del 1 de julio de 1921, pero la celebración nunca aporta precisiones sobre este acontecimiento, que sin embargo fue muy importante. Esta reserva tiene sus razones. De los doce participantes seis, al menos, abandonaron el partido, mientras que se eligió para el cargo de secretario general a un futuro renegad0, Ch’en Tu-hsiu. En cuanto a Mao Tse-tung que contaba entonces veintiocho años, sólo desempeñaba un papel de segundo plano, indigno del destino que le aguardaba la leyenda no puede seguir demasiado de cerca los hechos históricos. (1)
Según las fuentes más seguras, el congreso se reunió en Shanghai, en la concesión francesa -Szechwan Road, en la Escuela Femenina Po Wen—, del 1 al 15 de julio. (2) y la fecha que indica el partido es precisamente el 1 de julio. Sin embargo, algunos autores se atienen a las fechas deI 9 y 10 de julio. Para Ch’en Kung-po, uno de los participantes, que escribe en 1923, el Congreso sólo empezó el 20 de julio y duró dos semanas antes de concluir en una embarcación de recreo en un conocido lago. Para Hsiao Yü, uno de los compañeros de escuela de Mao Tse-turg, y también según Chou Fo-hai, el congreso, interrumpido por temor a una intervención de la policía, prosiguió en el lago de Kiahsing, lo cual confirma la versión oficial. (3) Según Ch’en T’an-ch’iu, uno de los presentes, el congreso tuvo lugar en la segunda quincena de julio y duró cuatro días.
La misma incertidumbre encubre el lugar exacto de las primeras reuniones, que tal vez se celebraron, sucesivamente, en diferentes puntos. Acaso también por razones de seguridad, los comunistas de entonces quisieron multiplicar las falsas indicaciones de tiempo y lugar. El habitual «más o menos» chino, el uso del calendario lunar y del nuestro, y la falta de actas y de archivos, la desaparición de las tres cuartas partes de los testigos y el silencio de los restantes son otras tantas causas de imprecisión o de error. Volveremos a encontrar otros ejemplos de ello.
Había doce comunistas, en representación de cincuenta y siete, pertenecientes a siete grupos regionales. La historia tiene casi la seguridad de los nombres de los delegados: Chang Kuo-t’ao, Ch’en Kung-po, Ch’en T’an-ch’iu, Ch’en Wang-tao, Chou Fo-hai, Ho Shu-heng, Li Han-chün, Li Ta, Liu Jen-ching, Mao Tse-tung, Pao Hui-sheng y Tung Pi-wu. Es posible que algunos más sustituyeran a otros en determinadas reuniones, o que asistieran al congreso a título personal. Así, se citan a veces los nombres de Teng En-min y Wang Shu-mei, que dieron su vida por el partido. Con ellos citaremos también a un delegado de la Internacional, Maring, conocido también con el seudónimo de Sneveliet (*), un holandés antiguo agitador en las Indias neerlandesas, que a su vez, mucho más tarde, habría de apartarse del comunismo y desaparecer durante la Segunda Guerra Mundial.
Parte de las discusiones se dedicaron a cuestiones doctrinales que hoy parecen bastante elementales, pero que la insuficiente formación de los primeros comunistas chinos y las particularidades del país podían suscitar realmente.
Parece que la mayoría de los miembros combatió dos posiciones extremas. Por un lado, la de los partidarios de un «marxismo legal», según el cual la nueva ideología se difundiría a pecho descubierto, mediante la prensa y la acción parlamentaria más que por la acción revolucionaria. Según esta concepción, e partido debería estar débilmente organizado y muy descentralizado Li Han-chün, apoyado tal vez por Li Ta
y Ch’en Kung-po, representó esta corriente.
En el extremo opuesto, una tendencia radical y «aventurera» rechazaba de antemano toda colaboración con los partidos nacionalistas burgueses y demócratas Y quería contar, ante todo, con la clase obrera, a la que se trataba de llevar al poder lo más rápidamente posible, a pesar de todas las dificultades. Defendían este punto de vista Liu Jen-ching y Pao Hui-cheng. Si esto es cierto, resulta curioso observar que Liu Jen-ching fue más tarde acusado de desviacionismo de derecha y tuvo que abandonar el partido con Ch’en Tu-hsiu.
Si hay que dar crédito a Ch’en Kung-po, (4) el partido adoptó una posición de aislamiento, por no decir de clara hostilidad, respecto a todos los demás partidos, incluido el de Sun Yat -sen al que se consideraba tan responsable del caos político como a los «militaristas’ del Norte. Así, la militancia simultánea en varias formaciones políticas fue uno de los problemas debatidos y se condenó implícitamente. Este punto no deja de tener interés, pues la cuestión de la colaboración con el Kuomintang, impuesta por la Kornintern, sería duramente combatida en los siguientes congresos y se hallaría en el centro de toda la historia del Partido comunista chino, hasta la víspera de la toma del poder. Por lo demás, que la cuestión fuera planteada resulta verosímil si se tiene en cuenta la fuerza de la corriente nacionalista entre todos los intelectuales chinos y el prestigio personal de quien habría de ser calificado posteriormente de Kuo Fu, padre de la nación, y, sobre todo, el hecho de que el Kuomintang era el único partido revolucionario del momento distinto del Partido comunista.
En el plano de la organización, el I Congreso aprobó unos estatutos y un programa secreto.(5) El Congreso eligió también a los responsables, y ante todo a su primer secretario general, Ch’en Tu-hsiu.
Parece que la dirección del partido fue confiada a un organismo de tres miembros, embrión del futuro buró político: Ch’en Tu-hsiu, Chang Kuo-t’ao, y Li Ta, asistidos por tres suplentes. Chou Fo-hai, Li Han-chün y Liu Jen-ching. La organización del partido fue confiada a Chang Kuo-t’ao, y la de la propaganda a Li Ta (6)
No parece que Mao Tse-tung adoptara una posición muy definida en el curso del congreso, y al final del mismo regresó a Hunan, la provincia que le había delegado. Todavía habrán de transcurrir quince años antes de que acceda formalmente al primer cargo del partido, y en 1935 tendrá que disputarlo con Chang Kuo-t’ao, cuyas aspiraciones eran más altas que las suyas.
Así, en la época del I Congreso, el Partido comunista chino parece bastante frágil, carente de medios materiales y, sobre todo, con un número de militantes irrisorio. Sin embargo, el 1 de julio de 1921 es una fecha muy importante en su historia: señala que la era de la confusión y de las vacilaciones ha concluido. El partido tiene una dirección, una organización centralizada, un embrión de estatutos; los elementos inseguros o indisciplinados se eliminarán por sí mismos. Guiado en lo sucesivo por una ideología precisa e independiente de los datos locales, apoyado política y materialmente por la Komintern y la Rusia soviética, empezó a centrar su atención en su verdadero objetivo, en las masas, y especialmente en el proletariado urbano. Hizo rápidos progresos en este terreno, al menos en el plano sindical. Los progresos políticos fueron más lentos y tardíos, y sólo empezaron realmente en 1925. La alianza con el Kuomintang los facilitó enormemente. La unión de estos dos partidos revolucionarios, mantenida hasta 1927, rehizo temporalmente la unidad nacional perdida desde 1911.

El Partido comunista chino fuera de China

Mientras empezaba a organizarse en la misma China el Partido comunista, algunos grupos comunistas, compuestos por estudiantes y obreros chinos, se constituían también en Europa, principalmente en Francia, y en el Japón.
Francia, en este sentido, se hallaba en una situación particular. Su tradición revolucionaria, su tolerancia política y su hospitalidad carente de prejuicios habían favorecido ya la aparición de grupúsculos nacionalistas y anarquistas chinos en los primeros años del siglo actual. (7) La Gran Guerra sus- citó, al mismo tiempo que una gran corriente de interés por Francia, la primera de las naciones aijadas, una original forma de emigración china.
Por vez primera los trabajadores chinos, que casi sólo se expatriaban a Asia y al Pacífico, llegaban a Europa. Casi ciento cincuenta mil de ellos se establecerían en Francia a partir de 1917 en virtud de convenciones firmadas entre los gobiernos francés y chino. Varios millares de ellos se quedaron definitivamente en este país.
Aunque muchos de estos trabajadores se iniciaron en la organización sindical y adquirieron ideas nuevas de la vida obrera, muy pocos parecen haberse interesado por la acción o las ideas políticas, en Francia, o posteriormente en China. La mayor parte de ellos regresó a su provincia de origen Shantung, para volver a convertirse en coolies o campesinos. Ninguno ha inscrito su nombre en la historia del comunismo o siquiera del sindicalismo chino.
Por el contrario, un movimiento de estudiantes y obreros que se había inicialo a partir de 1912 a iniciativa de los antiguos anarquistas Li Shih-tseng, Wu Chi-hui, etc., recobró cierto vigor en 1915 cuando se reorganizó en París la Ch’in Kungchien Hsüseh-hui (Sociedad para el estudio por el trabajo). En 1919 hay en Francia más de cuatrocientos estudiantes chinos, naturales sobre todo de Hunan y Szechwan. En 1920 su número llega probablemente a mil seiscientas o mil ochocientas personas, y el movimiento se prolonga hasta 1923.
En este grupo, cuya historia particular excedería de los límites de nuestro tema, se descubren cierto número de marxistas que figuran hoy entre los más altos responsables del partido y del régimen.
El origen de los comunistas chinos de Francia puede encontrarse (8) en la formación de una pequeña asociación de ayuda mutua en el interior del grupo de estudiantes y obreros. Los dos animadores de este grupo, Ts’ai Ho-sheng y Wang Jo-fei, ganados ya para el socialismo, lo politizaron desde el primer momento. El primero entronizó el Manifiesto comunista en el local de la asociación, y el segundo invitó a los estudiantes a «seguir el camino de la clase obrera soviética”. Sin embargo se produjeron vivas discusiones entre las tendencias socialistas y anarquistas. La fecha de la reunión inaugural no se conoce con exactitud, pero parece que tuvo lugar en 1920.
En el curso del año 1921 la asociación cambió de nombre convirtiéndose en la Asociación de estudiantes-obreros, (9) y más tarde llegó a contar con cuatrocientos miembros.
Muy verosímilmente, parte de los militantes de esta asociación constituyó en febrero de 1921 un Grupo de la Juventud socialista china.(10) Al año siguiente, en el mes de julio, el grupo adoptó, por instrucciones del Partido comunista chino, el nombre de Sección del Partido comunista chino en Francia. (11) Se desarrolló bastante rápidamente, pues en vísperas de su desaparición, en 1923, contaba casi con quinientos militantes, o sea más que el partido comunista en la misma China. (12) Los comunistas chinos de Francia publicaban un pequeño periódico, «Shao nien» (Juventud), del cual cuidaban Ch’en Yen-fien —uno de los hijos de Ch’en Tu-hsiu— y Chao Shih-yen; posteriormente, a partir de 1924, ese periódico Tue sustituido por una revista bimensual, «Ch’ih Kuang» (Luz roja), dirigida por Teng Hsiao-p’ing. el actual secretario del buró político. Estos grupos luchaban también contra los grupos nacionalistas de Tseng Chi y de Li Huang, y su periódico «El león que despierta».
La lista de los miembros de la sección francesa del Partido comunista chino resulta hoy impresionante:
Chou En-lai, primer ministro; mariscal Ch’en Yi, ministro de Asuntos Exteriores; Li Fu Ch’un, comisario del Plan; Teng Hsiao-p’ing, secretario del Comité central, miembros los cuatro de buró político; Li Wei-han (que empleaba el seudónimo de Lo Mai), durante mucho tiempo responsable del «frente unido»; Ts’ai Ch’ang —la esposa de Li-Fu-ch’un—, que fue ministro de Justicia; Li Li-san, durante un momento secretario general, de hecho, del partido; Wu Yü-chang y Hsü Teh-li, el viejo maestro de Mao Tse-tung. Más tarde pasaron también por Francia el mariscal Nieh Jung-chen y Jao Shu 9 Kung-hsüeh Shih-chieh Hui. - shih. Y también algunos otros, desaparecidos hoy tras haber ocupado grandes cargos en el partido: Wang Jo-fei, Yeh Ch’ing, llamado también Jen Cho-hsüan, etc., por no hablar de militantes de valor y personalidad, muertos prematuramente, como Ts’ai Ho-shen. (13)
La Sección francesa del Partido comunista chino dependía de la rama europea del Partido comunista chino, cuyo responsable era Chou En-lai, residente en Alemania.
Las demás secciones, belga y alemana, eran mucho menos numerosas que la sección francesa; la primera no cuenta con nombres importantes, y a la segunda pertenecieron el mariscal Chu Teh, antiguo comandante en jefe del Ejército rojo chino, Chang Shen-fu, hoy profesor en la Universidad Tsinghua Kao Yu-han, etc,
Sin embargo, en 1924 Chou En-lai regresó a China. Fue sustituido primero por Li Fu-ch’un y por Fu-Chung. Luego los estudiantes-obreros se dispersaron poco a poco sin renovar- se. Algunos cuadros comunistas y kuomintang fueron enviados a la Universid» de Sun Yat-sen de Moscú. La sección francesa del Partido comunista chino languideció y acabó desapareciendo totalmente.
Los comunistas chinos «vueltos de Francia», numerosos aún en los cargos directivos, nunca se han reagrupado siquiera en el plano de la amistad o de los recuerdos. Después de cuarenta años, casi han olvidado el idioma y si evocan accidentalmente Francia, es sobre todo porque rememoran su juventud.
En el Japón se formaron muy pocos comunistas chinos. Chou Fo-hai es el más notable de ellos, y aun así abandonó pronto el partido y acabó bajo las balas de un pelotón de ejecución en 1946 por colaboracionista. El rigor de una omnipresente policfa japonesa, ‘la ignorancia y la insignificancia de los grupos socialistas japoneses antes de la organización del Partido comunista japonés por Eizo Kondo en 1921, y la falta de contacto de los estudiantes chinos con el mundo obrero japonés explican este hecho tan poco conforme con los precedentes revolucionarios chinos y en tan escasa relación con el elevado número d” estudiantes chinos en el Japón….

Notas

--1. La «Internacional Comunista en un número de enero de 1936 (Oficina editorial de París), al intentar esbozar una biografía de Mao se-tung consiguió acumular el mayor número posible de falsificaciones y errores a propósito de este congreso: presencia de «algunas decenas” (sic) de obreros. campesinos, coolies, intelectules, diálogo entre Mao se-tung y Ch’en Tu-hsiu, a quien el primero dio una severa lección de moral proletaria, etc. En realidad, Ch’en Tu-hsiu, retenido en Cantón, no asistió al congreso y fue elegido in absentia.
--2. En la actualidad Hsin Yeh Lu. núm. 78. En este lugar se ha dispuesto un pequeño museo. Figura allí una frase de Mao Tse-tung. «Una sola chispa puede incendiar la pradera”. pero la placa conmemorativa no incluye el nombre de los fundadores del partido. Parece que las primeras reuniones se celebraron en el domicilio de Li Han –chün.
--3. A unas horas de Shanghai, en el tren de Shanghai a Hangchow. la capital de Chekiang. Un memorial construido en una isla del lago en 1965 perpetúa el episodio. Chau Fo-hai ha narrado sus recuerdos en la revista «Ch’unchin», núms. 209 y 223, Hong-Kong, 1966.
--4 Ch’en kung-po, the communist movement in china, columbia university, east asia institute, nueva york, 1960.
--5. Sin embargo, Ch’en Kung-po da una versión no comprobable mediante otros textos (cf. la obra citada más arriba).
--6. Li Ta abandonó el partido en 1927. Los guardias rojos, en 1965, le acusaron de haber repudiado el comunismo, de escribir artículos «reaccionarios”, y de servir al Kuomjntang.
--7. Cf. supra, cap. II.
--8. Cf. Ho Ch’ang-kung, Recuerdos de mi vida de estudiante-obrero, Pekín, 1958, en chino. Ho Ch’ang-kung, primero ministro de Industria pesada y luego ministro de Geología, es una de las víctimas de la «revolución cultural”.
--9Kung-hsüch, Shih-chieh hui.
--10. She-hui Chu-i Ch’ing-nien T’uan.
--11. Chung-kung lii Fa Chih-po. El domicilio de la sección estaba en un hotel de la me Godefroy, cerca de la place d’Italie. La biblioteca del Trabajo, 144 me Pelleport, vendió obras de propaganda comunista a China por esta época.
--12. Nym Wales, The Chinese Labor Movenient, Nueva York.
--13 Ciento diez estudiantes obreros arrojados en el fuerte Saint-Irénée de Lyon, fueron expulsados, el 14 de noviembre de 1921, y embarcados en Marsella. Entre ellos se encontraba el actual ministro de Asuntos Exteriores, Ch’en Yi.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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