sábado, julio 07, 2012

El sabotaje, de Emile Pouget, un clásico del sindicalismo revolucionario



Entre los nombres destacados de la época dorada del sindicalismo revolucionario francés de principios del siglo XX, destaca el periodista Emile Pouget (Pont-de-Salars, Aveyron, 1860-Lozére, Seine-et­-Oise, 1931), celebrado autor de El sabotaje www.antorcha.net/biblioteca_virtual/derecho/pouget/pouget.html
Sobre el escribió el primer historiador de la anarquía, Max Nettlau, que era "el Marat de la anarquía" por su actuación como periodista amigo del pueblo, y adversario radical de los explotadores. Por su parte, Edouard Dolleans dirá que fue uno de los primeros, sino el primer anarcosindicalista, pero añade que esta expresión "parece inexacta, porque el sindicalismo revolucionario es una ruptura tanto con el anarquismo como con el socialismo", algo que no siempre resulta percibido.
Emile era hijo de un notario que falleció cuando él era un niño, su padrastro también murió muy pronto. Conocerá una infancia difícil. Siendo todavía muy jo­ven, mientras estudiaba en el Liceo, descubre su vena periodística y edita un periódico manuscrito. Las dificultades le obligan a abandonar los estudios y se gana la vida como empleado de unos almacenes. Luego se traslada a París donde conoce al comunero narbonés Emile Digeon que le iniciara en el anarquismo.
En 1879, Pouget forma un sindicato de empleados que publica el primero de sus numerosos folletos antimilitaristas. El 8 de marzo de 1883 participa junto con Louise Michel en una manifesta­ción de parados, y cuando trata de defenderla de la agresión policial es detenido y condenado a ocho años. Permanecerá tres años en prisión y a su salida prosigue su existencia de militante propagandista, siempre bajo el ojo policial. En 1889 publica el primer número de “Le Père Peinard”, en el que defiende ya la huelga general. Con un alto tono panfletario, Pouget "se lanza contra todos los vicios, contra todos los escándalos de la sociedad. Toda ocasión le es favorable: la quiebra del Comptoir d´ Escompte, la magistratura y la justicia de clase, el militarismo, la lotería, el aniversario de la Comuna o el 14 de julio..."(Dolleans).
Su centro de ataque será no obstante el parlamentarismo y en particular el socialista: "Naturalmente, escribe, no son candidatos los que faltan, hay para todos los gustos y de todos los colores: una marrana no encontraría allí su cría...Si el color y la etiqueta de los candidatos cambian, hay algo que no varía: !los discurseadores!. Realistas, republicanos, bonapartistas, boulangistas, socialoides, etcétera; todos prometen al pueblo hasta hacerlo morir de cansancio".
Dentro de la CGT, Pouget se convierte en la mano derecha de Griffuelhes, sobre todo desde que este accede a la secretaria general en 1902. Pouget se duplicara entonces en su activismo, escribe en “La Voix du Peuple”, órgano del sindicato, desarrolla campañas a favor de las ocho horas y del descan­so dominical, pregona la huelga general, amen de los principios anti­militaristas, anticolonialistas y antipatrioteros que se inscriben en la Carta de Amiens en la que se adivina su mano" (Idem).
Será en esta época cuando Pouget ofrece su aportación más conocida al sindicalismo, teorizando sobre el sabotaje, sobre un método transitorio que no cree que vaya a crear malos hábitos entre los trabajadores a la hora de una revolución social que va detrás del "gran día", del momento histórico de la huelga general. Con la experiencia sindical matiza y madura su proyecto, sobre el que escribe: "La revolución social no se puede llevar a cabo si no se ad­vierte la grandeza del esfuerzo por realizar, la tarea considerable a la que es preciso consagrarse sin descanso (…). Si sólo bastase so­plar sobre la vieja sociedad para derribarla, sería verdaderamente demasiado cómodo. Si nos equivocamos sobre la magnitud del esfuerzo in­dispensable, podemos encontrarnos ante crueles desilusiones. La revo­lución social no se hará sin que sea necesario un esfuerzo formidable".
En la edición electrónica de El sabotaje (de la que existen numerosas ediciones en castellano), Chantal López y Omar Cortés, afirman en su presentación: Emile Pouget pasaría a la historia del movimiento obrero en Francia por haber sido el autor del ensayo que a continuación publicamos. Escrito que marcaría de manera definitiva el desarrollo del movimiento sindicalista a nivel mundial, El sabotaje es de lectura obligada para todo aquel interesado en el desarrollo del derecho del trabajo. El término, en sí, convirtiose de inmediato en vocablo propio del derecho positivo al haber sido añadido ipso facto en la casi totalidad de las legislaciones del trabajo del mundo entero.
Miles de cosas terribles se han expresado en contra de esta herramienta obrera en su lucha en pro de su emancipación, sin embargo, si nos atenemos a lo expuesto por Pouget, el concepto de sabotaje, inmerso en la tremenda lucha de clases que cotidianamente se desarrolla por doquier, constituye un instrumento utilizado no sólo por la clase obrera, sino también por la burguesía. Pouget ejemplifica lo anterior señalando todas las acciones negativas de que es capaz la burguesía con tal de aumentar sus ganancias: la adulteración de la leche cuando se le adelgaza con agua; la venta de kilos de ochocientos o novecientos gramos; en fin, todas las marrullerías de las que hace gala la burguesía tanto en el campo del comercio como en el de la producción, constituyen ellas también, descarados sabotajes.
Sin duda alguna podemos afirmar que quien lea esta edición cibernética adquirirá los elementos necesarios para comprender, en su integridad, el satanizado concepto de sabotaje en cuanto instrumento utilizado por las dos clases en constante pugna: la burguesía y el proletariado.
Con el declive del sindicalismo revolucionario francés en el tiempo que precede a la “Gran Guerra”, Pouget decepcionado, desaparece del escenario del movimiento obrero. Sin embargo, en Francia será recordada y se han publicado diversas biografías suyas como la de Paul Delasalle, La vie militant d´ Emile Pouget (Publications Sociale, París, 1931); Demay de Gostine, Emile Pouget. Les matins noire du syndicalisme (París, 1972). Entre los escritos de Pouget que también ha sido apreciados, hay que señalar El partido del trabajo (1905); ¿Cómo haremos la revolución? (1909), La acción directa. Las bases del sindicalismo (1910), La CGT, Las leyes represivas… En la antología de Brosatt-Pottel sobre Antimilitarisme et moviment ouvriiére (2 tomos. Editions10/18, París, 1976), se incluyen varios textos suyos contra el ejército.
Aunque desviado por la socialdemocracia primero, y por el estalinismo después, la tradición sindicalista revolucionaria gala, nunca dejó de palpitar. De manera más o menos soterrada, el sindicalismo combativo de la tradición libertaria (o sea plural, clasista) de amiens, siempre estuvo presente en las luchas. De ahí que, durante las huelgas más importantes que ha conocido la historia de Francia, la de junio de 1936 y la de mayo-junio del 68, las banderas negras fueron a la par de las banderas rojas en las fábricas ocupadas.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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