Roger Garaudy ha fallecido a los 99 años, luego de recorrer casi un siglo como « solitario ». A fines de 2001 había sufrido dos ataques cerebrales en Córdoba, mientras participaba en un evento en el Museo de la Torre de Calahorra, al que había dedicado sus últimos esfuerzos, el diálogo de civilizaciones y la “unión sinfónica” de todas las culturas.
Controvertido y polémico, Roger Garaudy resistió desde muy joven al establishment a lo largo de su “vuelta al mundo en solitario”. Nació en Marsella, en el seno de una modesta familia, católico y militante comunista desde 1933, profesor de filosofía y resistente en 1939, fue deportado al campo de prisioneros de Djelfa, en Argelia, por el gobierno colaboracionista de Vichy. Electo diputado por el PCF en 1945 y en 1956, será senador hasta 1962. Al mismo tiempo profesó en las universidades de Clermont Ferrand y Albi y luego en París. Sus trabajos sobre Hegel le valieron una gran notoriedad intelectual. En los años cincuenta había polemizado públicamente con Sartre y más tarde con Althusser. En esa década publicó “Marxismos del siglo XX ». Había integrado a su pensamiento el papel positivo que puede jugar la religión en la transformación del mundo, cuestionando la célebre undécima tesis de Marx sobre Feuerbach, de ahí sus estrechas relaciones con los católicos latinoamericanos de la teología de la liberación.
Fue a fines de los años setenta, luego de haber sido expulsado del PCF, que Garaudy prosiguió su « búsqueda de Dios” y se convirtió al islam, “la religión dominante de los dominados”, escribió. Su conversión le valió una gran audiencia en el mundo musulmán, siendo declarado Doctor Honoris Causa en numerosas universidades.
En 1982, decidió afrontar al portaviones del imperio estadounidense en el Cercano Oriente. Publicó una inserción de una página en el diario galo Le Monde, junto a un pastor protestante y a un sacerdote católico, denunciando la invasión de El Líbano por Israel, cuyas tropas, bajo la tutela del ministro de defensa israelí Ariel Sharon, fueron cómplices de la matanza de Sabra y Chatila (2000 civiles, niños y mujeres asesinados a sangre fría) perpetrada por sus aliados de las Fuerzas libanesas, marionetas bajo control de Tel Aviv. Posteriormente, en 1995, escribió su libro más polémico : Los mitos fundacionales de la política israelí . Filósofo y no historiador, en dicho texto, cuestiona las conclusiones del Tribunal de Nuremberg,“tribunal de vencedores”. Condenado en virtud de la ley gala Fabius-Gayssot, que prohíbe impugnar dichas conclusiones y entrega a los jueces y no a los historiadores la potestad de estatuir sobre cuestiones históricas, Garaudy siguió su “búsqueda de Dios”, sometido al ostracismo comunicacional por el pensamiento único dominante.
Punto Final lo entrevistó varias veces y en 2001 visitó Chile invitado por la Corporación Urracas Emaús, dictando conferencias en la institución fundada por su amigo el abate Pierre y en varias universidades; concedió además una larga entrevista a Christián Warken del Canal 13, que curiosamente nunca fue difundida.
Para quienes tuvimos la suerte de conocerlo, el linchamiento y acoso intelectual que sufrió en los últimos años de su vida es el reverso, la cara intolerante, del otrora gran espíritu voltaireano francés, hoy pisoteado por el establishment :”No estoy completamente de acuerdo con tus ideas pero estoy dispuesto a dar mi vida por defender tu derecho a expresarlas”.
Paco Peña
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