viernes, julio 08, 2016

Dialéctica y marxismo: Antonio Labriola y el método genético



El marxista italiano Antonio Labriola realizó aportes teóricos muy importantes para la comprensión de la dialéctica y el marxismo. En estas líneas, algunos apuntes sobre sus ideas.

Luego de la introducción realizada en el primer artículo de esta serie, deberíamos avanzar en explicar en términos generales qué es la dialéctica. Podríamos decir que es un modo de pensar que en lugar de considerar la realidad y los conceptos como fijos e inmutables, los considera sujetos a un proceso de cambio.
Si este proceso de cambio quisiéramos resumirlo en formas totalmente abstractas podríamos indicar las famosas "leyes" de la dialéctica, que serían como formas puramente lógicas del movimiento (la expresión es de Marx): la unidad de los contrarios (que propone una relación intrínseca entre elementos a primera vista contradictorios), la transformación de la cantidad en calidad (que explica que la acumulación de cambios cuantitativos genera un cambio cualitativo) la negación de la negación (que explica el proceso de determinaciones de un objeto a través de un peculiar modo de superación de las contradicciones, donde lo superado se considera un momento necesario y no un "error"). Fin de la historia.
Pero no es tan sencillo. Sucede que definir la dialéctica como un conjunto de criterios externos a sus contenidos es algo que la propia dialéctica cuestionaría. El marxista checo Karel Kosik decía que la dialéctica trata de la "cosa misma", pero se aproxima a ella dando un rodeo. Un rodeo similar hay que hacer para hablar de la dialéctica, empezando por comprender sus orígenes históricos.
De todas maneras, para poder hacer este recorrido es necesario tener algunas definiciones provisionales.
La dialéctica no nace con el marxismo, ni con Hegel. Hay distintas variantes de pensamiento dialéctico en toda la historia de la filosofía anterior a Hegel y Marx. Hay variantes de pensamiento dialéctico en el pensamiento occidental y oriental. Como el tema es tan amplio que resultaría imposible de tratar en un artículo o serie de artículos, nos limitaremos a considerar una primera definición general de la dialéctica marxista para luego, en próximas entregas, ir destacando algunos aspectos específicos, teóricos e históricos.
En segundo lugar entonces, intentaremos resumir una idea de lo que es la dialéctica marxista a partir de los aportes de Antonio Labriola.
Antonio Labriola (1843-1904) fue el primer marxista italiano. Heredero de la tradición filosófica del intelectual hegeliano Bertrando Spaventa, hizo un recorrido filosófico similar al que unas décadas antes habían realizado Marx y Engels en Alemania. Se acercó de Hegel a Feuerbach y por esa vía al socialismo y el marxismo. Intercambió cartas con Engels y fue el autor de destacados ensayos sobre la concepción materialista de la historia. Labriola dio una pelea ideológica muy fuerte contra aquellas variantes del socialismo italiano que proponían entender el marxismo como una variante del evolucionismo positivista, es decir que buscaban explicar la sociedad en base a un “darwinismo” mal entendido, sin comprender la crítica del marxismo a las relaciones sociales capitalistas ni su método de comprensión de la historia.
Labriola destacaba en este contexto la importancia de la independencia del materialismo histórico respecto de las distintas teorías burguesas, así como la idea del marxismo como una filosofía de la praxis "inmanente a las cosas sobre las que se filosofa." y definía el comunismo de Marx y Engels como un "comunismo crítico" contra las interpretaciones cientificistas, a las que hacíamos referencia. Sus ensayos sobre la concepción materialista de la historia terminaron de ganar a Trotsky para el marxismo durante una de sus temporadas en la cárcel zarista y fueron también punto de referencia para las reflexiones de Antonio Gramsci en otras cárceles, las del fascismo.
Fue el propio Labriola quien propuso comprender la dialéctica marxista como un "método genético". Es decir un método que busca explicar su objeto de estudio, en este caso la sociedad capitalista, a partir de las condiciones históricas concretas que le dieron origen, tanto como de la “dilucidación de su proceso”, es decir la explicación del proceso histórico objetivo en atención a los intereses materiales derivados de la compleijzación de la vida en sociedad, más allá de las formas en que el género humano (incluidos los historiadores) se lo representaron.
Este método genético tenía para Labriola dos momentos. Un primer momento de “análisis y reducción” es decir de descomposición de los distintos aspectos de la realidad histórica, en el que se podían tomar como objeto de análisis planos específicos como la economía, las formas de representación ideológica o religiosa predominantes en un período histórico, las instituciones políticas, etc., para comprender cada uno en su singularidad; y un segundo momento de “mediación y composición” es decir de reconstrucción de las relaciones entre los distintos elementos antes seccionados por el análisis para comprender la realidad histórica en su carácter unitario.
Precisamente la idea de “mediación” es una de las claves del pensamiento dialéctico. La mediación expresa en el análisis concreto aquellos movimientos que las formas puramente lógicas abstractas popularizadas como “leyes de la dialéctica” presentan como leyes generales. Desde el punto de vista de la teoría, la “mediación” consiste en establecer relaciones de interdependencia de distintos aspectos de la realidad, así como reconocer las formas específicas del proceso de desarrollo de los objetos investigados.
Por este motivo, el marxismo se caracteriza por la construcción de dialécticas concretas que explican relaciones sociales a través de conceptos específicos, que por un lado superan el carácter abstracto de las “leyes” mencionadas más arriba, aunque por otro, si le quitáramos sus determinaciones específicas, terminarían coincidiendo con estas. Podemos tomar como ejemplos la idea de la lucha de clases como motor de la historia, la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción como origen de una época de revolución social, la teoría del desarrollo desigual y combinado como explicación del desarrollo histórico de los países rezagados, por nombrar aquellas más generales. Todas estas teorías tienen una base dialéctica, es decir suponen una lógica de desarrollo basada en contradicciones, en saltos cualitativos y en la conformación de nuevas estructuras que contienen aquellos elementos que sobrevivieron al cambio revolucionario.
El proceso social, político e intelectual a través del cual Marx construyó su propia interpretación de la dialéctica es extremadamente complejo por varios motivos, pero sobre todo porque su relación con la filosofía de Hegel (que presentaba su filosofía como el punto más alto de toda dialéctica y toda filosofía) es también una relación dialéctica, de ruptura y reapropiación. De crítica y reformulación de sus aportes, no sólo desde el punto de vista de un método abstracto de análisis sino también desde el rescate de ciertas intuiciones de Hegel que le sirvieron a Marx para reelaborar la propia tradición materialista. Y lo que Marx “usa” de Hegel varía según los distintos momentos de su propia elaboración teórica.
Será tema de un próximo artículo.

Juan Dal Maso
juandalmaso@gmail.com

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