Estamos en vísperas de las de las elecciones de Constituyente en Venezuela, convocada por Maduro para el 30 de julio. Este llamado estuvo precedido por la realización del referéndum, motorizado por la oposición derechista al gobierno chavista. En el sitio de “Prensa Obrera”, dos semanas atrás, publicamos un artículo elaborado por Jorge Altamira planteando el boicot al referendo clerical y a la Constituyente amañada de Maduro. Días después, la organización venezolana Opción Obrera, miembro de la CRCI, publicó un artículo con otra mirada y planteo que discrepaba con el que señalamos. Reproducimos el texto firmado por José Capitán, de la organización venezolana “En defensa de una Constituyente amañada, en contra de un golpe fascista” y la declaración referida a Venezuela elaborada por la Comisión Internacional del Partido Obrero, que, en estos momentos, está siendo divulgada por la militancia en lugares de estudio, de trabajo y en la agitación callejera. La publicación de ambos artículos aspira a contribuir al debate que es imprescindible desarrollar entre los trabajadores y la juventud. Se trata de un debate de alcance estratégico, que llamamos a continuar y profundizar.
La derecha venezolana viene de realizar un referéndum ‘de facto’ contra el gobierno de Maduro y ahora ha convocado a una jornada de “paro cívico” -es decir a un lock-out patronal. Reclama un golpe militar para, alega, “proteger la Constitución Nacional, y un gobierno de ‘unión nacional’, que debería tener por eje institucional a la Asamblea Nacional en funciones.
La movida derechista cuenta con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea y los gobiernos latinoamericanos de cuño neo-liberal. El gobierno de Trump ha desechado por el momento un bloqueo a las exportaciones petroleras de Venezuela. La derecha plantea recurrir a una “ayuda humanitaria” internacional, desarrollar un ‘ajuste’ social, con el apoyo del FMI y del capital internacional, abolir el monopolio operacional de la estatal PDVSA en las asociaciones que ha establecido con el capital extranjero e incluso privatizar la petrolera estatal PDVSA, y avanzar en la privatización minera que ha iniciado el gobierno de Maduro. La acción de la derecha empalma con la tendencia antiobrera y privatista que encarnan los gobiernos como Temer y Macri.
El golpismo y el recurso al lockout fueron utilizados por esta misma derecha en abril de 2002 y diciembre/enero de 2002/3.
El gobierno de Maduro, por su parte, ha convocado para el 30 de julio a elecciones a una Asamblea Constituyente amañada, para obtener una mayoría digitada. Su objetivo: eliminar, por un lado, el actual Congreso Nacional y cancelar el calendario de elecciones para estados y municipios y, por otro, establecer una suerte de “estado comunal” que haría de pantalla a un gobierno dominado por la cúpula de las fuerzas armadas. Con esta nueva ‘legalidad’ pretende firmar acuerdos de privatización de áreas de PDVSA, como el que intentó con la rusa Rosneft -bloqueado por la Asamblea Nacional y la fiscalía. La Constituyente que se ‘elige’ el 30 de julio pretende institucionalizar un régimen de facto.
La base económica del gobierno en funciones es el cumplimiento riguroso del pago de la deuda externa y el apoyo internacional a mayores refinanciaciones. El chavismo oficial ha bloqueado todas las iniciativas conducentes al establecimiento del control obrero de la producción y de la distribución, y a la nacionalización del comercio exterior. La camarilla en el poder utiliza el control de cambios para especular en su propio beneficio. Durante más de tres años demostró que no constituye ninguna salida a la bancarrota de la economía y a las necesidades del pueblo.
El boicot conjunto a las iniciativas reaccionarias de la derecha y del chavismo oficial servirá para mostrar la disposición y la voluntad de los explotados y masas pobres de Venezuela para pelear contra una alternativa de la derecha con métodos políticos y sociales independientes.
En esta fase de la crisis política hemos planteado el boicot al referéndum y a los lock-out patronales convocados por la derecha proimperialista. Ahora planteamos boicotear las elecciones truchas de la Constituyente de Maduro. La única salida a la catástrofe económica y social debe partir de una acción obrera independiente. Es necesario un plan de emergencia, que salga de un congreso de trabajadores. El nacionalismo militar bolivariano ha entrado en un callejón sin salida irreversible.
La lucha contra la reacción derechista solamente puede triunfar con los métodos de la lucha de clases de los trabajadores, con total independencia política de la camarilla de facto gubernamental.
La catástrofe venezolana es, por un lado, una manifestación extrema de la crisis capitalista mundial y, por el otro, de la incapacidad de la pequeña burguesía nacionalista y militar para desarrollar las fuerzas productivas de las naciones rezagadas y hacer frente a la declinación histórica del capitalismo.
Una salida a la crisis capital venezolana y latinoamericana, que defienda sus condiciones de vida y la de todas las masas trabajadoras y abra el camino a un desarrollo nacional plantea: nacionalización integral de toda la industria petrolera, no pago de la deuda externa, nacionalización de la banca y del comercio exterior. Defender las condiciones de vida de las masas: salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, ocupar las fábricas que cierran o despiden masivamente, colocar todos los recursos del Estado -bajo control obrero- al servicio del abastecimiento alimentario de la población trabajadora. Impulsar la Unidad Socialista de América Latina.
A casi tres semanas de las elecciones Paso en nuestro país, advertimos a los trabajadores y a la juventud de los ataques desesperados de la derecha contra las condiciones de vida de las masas, fundamentalmente las obreras y trabajadoras. Venezuela es el caso extremo de una lucha de clases que se está desarrollando en toda América Latina. En Brasil, un gobierno en crisis hizo aprobar a espaldas del pueblo una reforma laboral antiobrera que retrotrae las conquistas obreras al siglo XIX. Y los funcionarios de Macri han señalado, a pedido de las cámaras empresarias, que después de la elección imitarán esta reforma laboral antiobrera.
El Partido Obrero (en el FIT) sus candidatos y militantes pondrán todo su empeño en defender a los trabajadores, SIEMPRE.
Repudiamos las amenazas de sanciones que han planteado Trump, Macri y otros líderes derechistas contra el pueblo venezolano.
Fuera el imperialismo. Por una salida de los trabajadores en toda América Latina.
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