Los civiles de la ciudad se enfrentaron una situación inextricable(*): las fuerzas de la coalición encabezada por Estados Unidos les dijeron que abandonaran las posiciones del ISIS antes de que las bombardearan, mientras que el ISIS les amenazaba con ejecutarlos si trataban de escapar.
La catastrófica cantidad de víctimas civiles en Mosul está recibiendo poca atención internacional por parte de políticos y periodistas, lo que contrasta fuertemente con la indignación expresada en todo el mundo por el bombardeo del este de Alepo por parte del gobierno sirio y fuerzas rusas a finales de 2016.
Hoshyar Zebari, líder kurdo y exministro de Finanzas y de Exteriores iraquí, me dijo en una entrevista la semana pasada: “la inteligencia kurda cree que han muerto más de 40.000 civiles a consecuencia de la enorme potencia de fuego empleada contra ellos, especialmente por parte de la policía Federal, en los ataques aéreos y del propio ISIS”.
Se desconoce la cantidad real de personas enterradas bajo las montañas de escombros en el oeste de Mosul, pero en contra de anteriores estimaciones mucho más bajas se cree que asciende a decenas de miles.
Cuesta entender por qué ha habido una pérdida de vidas tan descomunal en Mosul. Un meticuloso y a la vez horrorizante informe de Amnistía Internacional (AI) titulado “At Any Cost: The Civilian Catastrophe in West Mosul” [A cualquier precio: la catástrofe civil en el oeste de Mosul] ofrece una buena explicación neutral.
No proporciona la cantidad exacta de muertos, pero confirma mucho de lo que indicaba Hoshyar Zebari, en especial el terrible daño infligido durante más de cinco meses por los continuos disparos de artillería y cohetes dirigidos a una zona reducida y atestada de civiles que no podían escapar.
No obstante, ni siquiera esto explica verdaderamente la matanza masiva que tuvo lugar. A lo largo de los siglos han tenido lugar terribles pérdidas humanas en muchos asedios, aunque el asedio de Mosul se diferencia de los demás en un aspecto importante: el ISIS, el movimiento más cruel y violento del mundo, estaba decidido a no abandonar sus escudos humanos.
Incluso antes del ataque de las fuerzas del gobierno iraquí ayudadas por la coalición encabezada por Estados Unidos que empezó el 17 de octubre del año pasado el ISIS estaba obligando a los civiles a volver a la ciudad e impidiéndoles que salieran para ponerse a salvo. Los supervivientes que lograron llegar a los campos para personas desplazadas fuera de Mosul afirmaron que habían tenido que aguantar el acoso de los francotiradores, de las bombas trampa y de las minas.
El ISIS, que estaba decidido a aferrarse a sus cientos de miles de escudos humanos, los fue reuniendo en lugares cada vez más reducidos a medida que avanzaban las fuerzas progubernamentales. Patrullas del ISIS afirmaban que matarían a cualquier persona que abandonara su casa, soldaron las puertas metálicas de las casas para impedirles salir y colgaron de los postes de la luz a quienes trataban de escapar y dejaron su cuerpos pudriéndose ahí.
“Por consiguiente, a medida que el ISIS iba perdiendo terreno en el curso de la batalla, las zonas controladas por él estaban cada vez más atestadas de civiles”, afirma el informe de AI. “Las personas residentes en Mosul describieron de forma generalizada a AI que se habían refugiado en casas con familiares o vecinos en las que había entre quince y cien personas”.
Estos grupos son los que se convirtieron en víctimas de la potencia de fuego masiva de las fuerzas progubernamentales. En muchas calles está destruida cada una de las casas y ni siquiera pude entrar en muchos distritos extraordinariamente dañados porque el acceso estaba bloqueado por los cascotes, cráteres y coches quemados.
Fuera de Mosul la gente tiende a pensar que la mayor parte de esta destrucción estuvo causada por los ataques aéreas, y gran parte lo fue, pero Hoshyar Zebari señala correctamente que lo que provocó la mayor destrucción y perdida de vidas civiles fueron las bombas y cohetes de las fuerzas terrestres gubernamentales, en particular las de la Policía Federal.
Esto se puede explicar fácilmente si se tiene en cuenta el tipo de artillería utilizado por las fuerzas gubernamentales: obuses de 122 mm y 155 mm, pero también los tristemente célebres por su inexactitud cohetes Grand de 122 mm o municiones improvisadas de fabricación local (IRAMs) que pueden aterrizar en casi cualquier parte .
El Grad es un arma soviética que data de hace cincuenta años y consiste en 40 cohetes instalados en un vehículo que se pueden disparar en salvas de medio minuto de intervalo. Versiones anteriores de este arma tuvieron efectos devastadores entre la infantería alemana fortificada en las trincheras durante la Segunda Guerra Mundial. Los civiles que estaban apiñados en las frágiles casa del oeste de Mosul tuvieron pocas oportunidades de salvarse.
La coalición liderada por Estados Unidos afirmó que había tratado de evitar llevar a cabo ataques aéreos donde había civiles y que sus aviones habían arrojado panfletos diciéndoles que se alejaran de las posiciones del ISIS. Las personas que estaban en Mosul lo consideraron una broma cruel porque no tenían a dónde ir y en caso de que trataran de huir el ISIS les habría disparado.
Además, el sistema de defensa del ISIS se basaba en mover rápidamente a sus combatientes de un edificio a otro a través de agujeros hechos en las paredes de las casas de las partes más nuevas de Mosul, en cambio en la Ciudad Vieja, donde la mayoría de las casas tienen bodegas, el ISIS las unió mediante túnenes para que pudieran disparar y retirarse antes de que el edificio en el que estaban se desplomara, en general bajo las las bombas de 500 libras.
“Había pocos miembros del Daesh [ISIS] en nuestro barrio, pero arrojaron bombas sobre ellos”, me dijo Qais, 47, residente en el distrito al-Jadida de Mosul. Calculó que habían muerto entre 600 y 1.000 personas en el distrito y me enseñó varias fotos hechas con su teléfono de la casa que estaba junto a la suya y que había quedado reducida a un montón de ladrillos destrozados.
“No había Daesh en la casa”, afirmó. “Pero había siete miembros de la familia Abu Imad, cinco de los cuales fueron asesinados junto con dos personas que pasaban por la calle”.
Otra razón de la devastación que provocó la batalla por el oeste de Mosul fue el resultado de la lucha por el este de Mosul entre el 17 de octubre y el 24 de enero. El gobierno iraquí y los estadounidenses esperaban un combate duro pero una victoria r elativamente rápida, ya que calculaban que tardarían dos meses em apoderarse de toda la ciudad (de hecho, se tardaron nueve meses).
El ataque a la parte oriental del río Tigris lo llevó a cabo principalmente el muy capacitado y experimentado Servicio de Lucha contra el Terrorismo (CTS, por sus siglas en inglés), que luch ó casa por casa. En general l os ataques aéreos se hicieron contra blancos cuidadosamente seleccionados y no a petición de las tropas de tierra al primer signo de resistencia .
Estas tácticas de las fuerzas progubernamentales no funcionaron. Es cierto que finalmente capturaron el este de Mosul después de tres meses de fuertes combates y a costa de unas bajas en el CTS que se calculan entre el 40 % y el 50 %. Pero no se podían permitir que se repitiera esa cantidad de bajas en el oeste de Mosul, donde el ISIS estaba aún más fuertemente atrincherado.
Por lo tanto, cuando el 19 de febrero empezó el ataque al oeste de Mosul las fuerzas progubernamentales empezaron a utilizar más libremente la artillería, los cohetes y la fuerzas aérea. Y además de al CTS, recurrieron a la Policía Federal y a la División de Intervención de Urgencia, ambas mucho menos formadas y mucho más sectarias que el CTS. Cuando, a su vez, empezaron a sufrir grandes pérdidas, dejaron de lado tipo de restricción en el uso de poder de fuego.
¿Por qué no ha habido más protestas por la destrucción del oeste de Mosul? No debería haber ninguna duda de que se produjo una enorme pérdida de vidas humanas, aunque haya diferencias respecto a la cantidad exacta de personas muertas.
La razón principal de esta falta de protestas es que se consideraba que el ISIS es un movimiento excepcionalmente malvado al que había que derrotar fuera cual fura el coste de vidas de los habitantes de Mosul.
Es un argumento comprensible, pero uno que en el pasado ha significado que Iraq nunca encuentra la paz.
Patrick Cockburn
The Independent
Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos
(*) N. de la t.: En el original se utiliza la expresión “Catch-22”, que proviene del título de la novela Catch-22 [Trampa 22] de Joseph Heller publicada en 1961 en Estados Unidos. El éxito de la novela hizo que el título se adoptara como expresión en inglés para expresar una situación de doble obligación, kafkiana o, como en este caso, inextricable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario