domingo, marzo 25, 2018

Rodolfo Walsh, hasta el final “con la certeza de ser perseguido”



El escritor de Operación masacre y ¿Quién mató a Rosendo? vuelve a la memoria, desde los ecos de la historia, con cada nueva masacre contra los oprimidos de la Argentina.

El escritor comprometido…

Que Rodolfo Walsh es uno de los periodistas y escritores más importantes de la Argentina no es ninguna novedad. Basta con repasar sus escritos, o mejor aún, recomendarlos para quien aun no los haya leído, para dar cuenta de ello.
El jugador de ajedrez, vio como su vida daba un giro mientras tomaba una cerveza y alguien le dice “hay un fusilado que vive” en referencia a la matanza en los basurales de José León Suárez, zona norte del GBA. Y junto a su vida, la literatura argentina. El relato, la descripción y el detalle milimétrico que compone su trabajo “Operación Masacre” no pueden más que pintar de cuerpo entero a la dictadura que derrocó a Perón en 1955. A partir de aquella masacre, los trabajadores le cambiaron el nombre a la “Revolución Libertadora” con la que se había llevado a cabo el golpe de Estado por el de “Fusiladora”. Y con justa razón.
El periodista-militante apoyó a la Revolución cubana de 1959 y junto a grandes escritores como, nada más y nada menos que Julio Cortázar, fundaron la agencia de noticias “Prensa Latina”, para ser el portavoz que desmienta las mentiras del periodismo a sueldo de los yanquis y los gusanos que defenestraban la revolución.
Si por alguna razón su vida hubiera terminado allí, ya hubiera pasado a la historia como un gran escritor. Pero, varios años mas tarde, la pluma brillará intensamente cuando escribe, como parte de una serie de notas publicadas en el semanario de la “CGT de los Argentinos” el libro titulado ¿Quién mató a Rosendo?. Allí, Rodolfo “se mete” con la burocracia sindical de la otra CGT, la que estaba liderada por Augusto Timoteo Vandor, el burócrata sindical nacido de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).

…que da testimonio

Este libro ¿Quién mató a Rosendo?, me hace acordar (tal vez al lector le pase lo mismo) a las luchas obreras de Gestamp y Lear en el gremio del SMATA allá por el 2014. De hecho la cita que sigue es la que la propia kirchnerista Diana Conti, del FpV no le dejó leer a Nicolás del Caño (diputado del PTS/Frente de Izquierda) en el Congreso Nacional y… hasta le cortó el audio. Progre Diana.
Pero veamos como describe Rodolfo Walsh a la burocracia sindical vandorista:
“Si alguien quiere leer este libro como una simple novela policial, es cosa suya. Yo no creo que un episodio tan complejo como la masacre de Avellaneda ocurra por casualidad. ¿Pudo no suceder? Pero al suceder actuaron todos o casi todos los factores que configuran el vandorismo: la organización gasnteril; el macartismo (“Son trotskistas”); el oportunismo literal que permite eliminar del propio bando al caudillo en ascenso; la negociación de la impunidad en cada uno de los niveles del régimen; el silencio del grupo solo quebrado por conflictos de intereses; el aprovechamiento del episodio para aplastar a la fracción sindical adversa; y sobre todo la identidad del grupo atacado, compuesto por auténticos militantes de base.
El asesinato de Blajaquis y Zalazar adquiere entonces una singular coherencia con los despidos de activistas de las fábricas concertadas entre la Unión Obrera Metalúrgica y las cámaras empresarias; con la quiniela organizada y los negocios de venta de chatarra que las patronales facilitan a los dirigentes dóciles; con el cierre de empresas pactado mediante la compra de comisiones internas; con las elecciones fraguadas o suspendidas en complicidad con la Secretaría de Trabajo. El vandorismo aparece así en la luz verdadera de instrumento de la oligarquía en la clase obrera, a la que solo por candor o mala fe puede afirmarse que representa de algún modo”.
Durísimo. Cualquier parecido con la actualidad de la CGT, no es mera coincidencia.

… en momentos difíciles

Y Walsh siguió difundiendo ese tipo de denuncias a la burocracia sindical. Dispara con su máquina de escribir: “el sistema no castiga a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los mantiene. Y Augusto Vandor es un hombre del sistema”.
En 1974 Rodolfo Walsh se suma a las filas de los Montoneros (previamente había militado en las Fuerzas Armadas Peronistas, FAP).
Luego del golpe militar del 24 de marzo de 1976 se traslada a San Vicente.
Exactamente un año después del golpe, a modo de balance del desastre económico y la masacre del terrorismo de Estado escribe la famosa “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” que aun hoy se lee y no puede sino ser una lluvia disparadora de todo tipo de debates, incluso en las aulas de la escuela secundaria abre muchos cuestionamientos.
Si bien Rodolfo Walsh es una figura sobresaliente de la izquierda peronista, y en gran medida compartía un punto de vista similar con John William Cooke, vale señalar que sus críticas a Montoneros son más bien de carácter táctico, ya que se referían a la orientación que el movimiento debía seguir bajo la dictadura; no eran de carácter estratégico, es decir con respecto al programa de colaboración de clases de Montoneros. En ese sentido la práctica política de Montoneros no ayudó a superar al peronismo sino de alguna manera a mantener esa separación de lo que Daniel James señala como “doble conciencia”, entre una combativa conciencia sindical y una conciencia política que es peronista.
Cuando Rodolfo Walsh va a depositar dicha carta, el 25 de marzo de 1977, lo esperaba un grupo de tareas de la ESMA y lo acribillan a balazos en la esquina de San Juan y Entre Ríos (en ese momento Capital Federal). Su cuerpo nunca fue encontrado.

Daniel Lencina

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