lunes, marzo 26, 2018

Un libro reafirma la urgencia de debatir sobre racismo en Cuba



El volumen se presentó en el museo Casa de África, por el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial

La negación del conflicto de la racialidad ha mermado lucidez a los desafíos por la equidad y empobrecido la posibilidad de encontrar soluciones dentro del modelo revolucionario, afirmó la intelectual Gisela Arandia en su libro Población afrodescendiente cubana actual.

El volumen, el primero de la también activista, fue presentado el 21 de marzo en el museo Casa de África, en coincidencia con el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.
La obra, a la cual los asistentes accedieron en formato digital, contó con el respaldo del Fondo de Población de las Naciones Unidas y el estatal Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello (ICIC).
La presentación fue una de las actividades con las que integrantes de la sociedad civil retomaron la conmemoración de la fecha, además de otras acciones organizadas la Cofradía de la Negritud y la Red Barrial Afrodescendiente.
Sobre la fecha, Arandia lamentó que “la televisión no la menciona”, una celebración “que no es poca cosa y que desde otros espacios como la no gubernamental Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba también hemos conmemorado”.
El texto compila distintos momentos de los estudios académicos incluidas experiencias empíricas iniciadas a partir de 1989, desde su rol como periodista y realizadora de programas de radio en ese entonces.
Asimismo, ofrece conceptos desde diferentes perspectivas teórico-metodológicas que proponen un diálogo e interrogan al lector acerca de si piensa que existe o no racismo en Cuba.

¿Cómo analizar el racismo?

Sostiene la autora que la falta de aceptación del conflicto ha impedido el surgimiento de un discurso académico y cultural sólido apoyado en las investigaciones de las ciencias sociales y las humanidades.
A su juicio, Cuba es un país de vanguardia que con la revolución de 1959 realizó una ruptura plena en la búsqueda de la independencia política y económica, además de un viraje total hacia la descolonización.
Además de crear un programa contra la pobreza, se amplió el acceso al trabajo, al estudio, a la salud pública, al deporte, la cultura, logros que convirtieron el país en una potencia de capital humano, apunta.
Sin embargo, contrasta, persiste un vacío epistemológico sobre la discriminación que ha retrasado arribar a un consenso nacional imprescindible para lograr una comprensión de mayor exactitud y complejidad del racismo en sus diversas variantes.
El texto valora los impactos de la esclavitud en el país (del siglo XVI a 1886).
Además, ahonda en el silenciamiento del protagonismo de la población negra en las luchas por la emancipación nacional, reforzamiento de estereotipos raciales, construcción de modelos de éxitos asociados al color de la piel y ausencia de políticas afirmativas o sistemas de cuotas para impulsar la equidad.
“Desde la perspectiva de la racialidad se trata de poder abrir los ojos a una realidad donde sin lugar a dudas la mayoría de la población negra sigue a la saga de la sociedad”, subraya Arandia.

Educación y representación

En el debate suscitado, Alberto Granados, director de la Casa de África, abogó por “acabar con todos los tipos de discriminación, no solo la racial”, mientras lamentó la escasa asistencia de personas de las nuevas generaciones, “porque tenemos que seguir trabajando a través de la educación”.
Rodrigo Espina, investigador del ICIC, consideró importante “no construir los discursos sobre el papel de la victimización, porque empequeñece las posibilidades de solución, provoca odios y no permite avanzar”.
Por su parte, Isabel Castañeda, integrante de la Editorial de Ciencias Médicas, remarcó que el racismo pervive de una manera sutil en el lenguaje, y se refirió a estudios de especialistas cubanos donde se revela que hasta el color de la piel constituye un sesgo en las estadísticas sobre mortalidad infantil o la materna, a pesar de que no se visibilizan esos datos.
El cantautor Gerardo Alfonso exhortó a reconstruir y revalorizar términos y conceptos como aquellos relacionados con la idea de ganar o ser mejores, pues estos implican la existencia de personas perdedoras o peores, lo que abre paso a su discriminación.
“Hemos hablado y reunido muchas veces, pero no tenemos un proyecto de cómo actuar. ¿Qué es lo primero que vamos a cambiar, qué vamos a proponer al sistema educativo, al cultural, al económico? No solo debemos proponer, sino también controlar cómo se cumple, o seguiremos en una posición pasiva, contemplativa”, opinó la también investigadora del ICIC, Elvira Eduardo.
El primer actor Alden Knight echó en falta una organización oficial o asociación que al igual que con otras minorías como las mujeres, gays, campesinos, discapacitados, etc. atienda los problemas de la discriminación racial, si bien exhortó a consolidar la unidad entre todas las entidades que impulsan el tema.
Por último, el director de teatro Gerardo Fulleda defendió el derecho a exigir que las mujeres y hombres negros tengan una mayor representación en papeles protagónicos tanto en el teatro como en el cine y la televisión nacional.

IPS

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