Crece la tensión entre Reino Unido y China luego que Boris Johnson se sumara a las sanciones a Huawei, impuestas por Trump.
Reino Unido excluyó a la empresa china del desarrollo de la tecnología 5G. El ministro de Comunicaciones explicitó en la Cámara de los Comunes la política de prohibir a las operadoras británicas la compra de aparatos de Huawei a partir del 31 de diciembre y el desmantelamiento de toda la infraestructura aportada por el gigante asiático en territorio británico para el año 2027. La decisión anuló otra de enero pasado que autorizaba a Huawei a acceder a partes no estratégicas de la red 5G, al considerar que esto suponía un riesgo “controlable” para la seguridad nacional.
El ministro conservador justificó la medida de limitar el desarrollo de dicha empresa luego que desde el gobierno reconsiderara la advertencia de Trump de que el grupo chino sería un espía del gobierno de Xi Jinping. Aseguró que el Reino Unido no tiene la confianza de poder garantizar la seguridad del futuro equipamiento 5G de Huawei. Las operadoras británicas como Vodafone y BT han advertido que la decisión de excluir a Huawei les costará miles de millones de libras y que puede provocar cortes de señal.
La decisión del gobierno británico fue saludada por Estados Unidos. El secretario de estado Mike Pompeo dijo que “con esta decisión, el Reino Unido se une a la creciente lista de países de todo el mundo que defienden su seguridad nacional al prohibir el uso de proveedores de alto riesgo que no sean de confianza”.
La decisión de Boris Johnson es otro episodio de la guerra comercial que Trump impulsa contra China. El Reino Unido es el ariete del Imperialismo yanqui en Europa, cuando en varios de sus países se está discutiendo gravar con impuestos a las plataformas tecnológicas norteamericanas, lo que se conoce como la “Tasa Google”.
También es otro campo donde el imperialismo busca esgrimir las disputas con el gobierno chino con respecto a la aprobación de la Ley de Seguridad para Hong Kong, donde ambos mandatarios consideran que es una violación de las obligaciones de China, contenidas en la declaración conjunta acordada en 1984 que instituyó el principio de “un país, dos sistemas”.
Mauri Colón
20/07/2020
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