Es necesaria la intervención del movimiento estudiantil.
El rector Fernando Tauber oculta que casi 20.000 estudiantes quedaron afuera.
En el cierre del primer cuatrimestre, la UNLP publicó en su página oficial que de “las actividades académicas en las 17 facultades, la UNLP registra un total de 94.230 estudiantes de las 115 carreras de grado cursando sus estudios a través de plataformas informáticas”. Así las autoridades universitarias intentan instalar la idea de una supuesta “normalidad” del cuatrimestre. Omiten alevosamente que el año pasado la cantidad de estudiantes rondaba los 112.000, y que el Ingreso 2020 registró un récord de cerca de 30.000 inscripciones.
La deserción escaló como producto de la implementación de la modalidad a distancia sin garantizar las condiciones básicas de acceso al conjunto de estudiantes y docentes. Por lo demás, no hay mayores precisiones de cómo se llegó a esas cifras, por lo que es probable que la deserción sea aún mayor.
El Rectorado hace mención a un supuesto “proceso eficaz de capacitación de docentes”, implementado desde la Secretaría Académica y la Dirección General de Educación a Distancia y Tecnologías. “Es impactante: el 97% de las 2.150 cátedras está funcionando”. En realidad el cuatrimestre se sostuvo con el esfuerzo a pulmón de docentes (y estudiantes) que denunciaron la falta de capacitación, a los que tampoco se les reconoce el sobretrabajo, los gastos adicionales (como el acceso a computadoras e internet), el derecho efectivo a licencias cubiertas con suplencias, y a los que se les quitó la cláusula de ajuste salarial que se conquistó con la lucha, por lo que en los últimos 10 meses el poder adquisitivo del salario se redujo un 8%.
La situación crítica por la que atraviesan las universidades, y la falta de una respuesta a los problemas que provoca la virtualización, se debe a un ajuste presupuestario que se profundizó en los últimos años con el gobierno de Cambiemos y ahora es continuado por el de Alberto Fernández. El gobierno prorrogó el presupuesto 2019 de ajuste, que fue dictado a Macri por el FMI.
En este cuadro, las autoridades universitarias han decidido ir a fondo con su política de amoldar la matrícula al recorte, en medio de la situación extraordinaria que atraviesa la población con la pandemia del Covid-19 y que está dando como resultado estos niveles récord de deserción y desaprobación de exámenes. Finalmente, esas son las consecuencias del apoyo al rescate de la deuda externa, que fue saludada por el Consejo Interuniversitario Nacional y explícitamente defendida por el vicepresidente de la UNLP, Martín Aníbal López Armengol. Entre otras cosas, para pagar a los acreedores internacionales se reforzará la ofensiva privatista basada en el establecimiento de aranceles, convenios con grandes empresas y precarización laboral, a lo que se suma la nueva posibilidad de hacer todo tipo de negociados con la educación a distancia.
La política de la FULP (Federación Universitaria de La Plata) y de los centros de estudiantes -hoy dirigidos por las agrupaciones del gobierno y la Franja Morada-, es encubrir los recortes en la universidad y embellecer las medidas insuficientes (o inexistentes) como la beca Tu PC, la beca alimentaria, o la situación de les estudiantes del Albergue Universitario que se encuentra en un abandono total.
Es una política contraria a las necesidades de los estudiantes, como quedó en evidencia con la votación de las agrupaciones K en Humanidades (en una reunión de la Comisión Directiva Ampliada del centro de estudiantes) en contra de impulsar los reclamos por la reapertura y un aumento becas de la UNLP y el aumento de la beca Progresar a $10.000 como mínimo. La independencia política respecto de gobiernos y autoridades es fundamental para defender la educación pública, a sus docentes y estudiantes.
En facultades como Arquitectura, Artes y Trabajo Social, contrastando con la inacción de las conducciones de los centros y de la Federación, se están llevando adelante procesos de organización mediante asambleas y acciones de lucha aún en la virtualidad. La tarea ahora es impulsar estas iniciativas en cada facultad, y profundizar ese camino allí donde ya existen.
Necesitamos una asamblea general de la FULP precedida de asambleas en cada unidad académica, para votar un plan de lucha por todos los reclamos.
En esta etapa adquiere prioridad central la lucha contra el deterioro de las condiciones de cursada, por la permanencia de estudiantes y por el salario y las condiciones laborales de les docentes. Está planteado impulsar a fondo la unidad docente-estudiantil para defender la educación pública, con asambleas de estudiantes y de docentes en todas las facultades como la que se realizó el miércoles 15 en la Facultad de Arquitectura, para luchar por todos los reclamos.
Federico Albornoz
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