sábado, julio 25, 2020

“El silencio de otros”: la impunidad de la masacre franquista



El documental estrenado en Netflix recoge relatos estremecedores de las víctimas, en su lucha por justicia.

Tras su estreno en noviembre y de haber recibido numerosos premios (Cine por la Paz, Goya, Platino, Forqué, entre otros), recientemente se subió a Netflix El silencio de otros, documental español que acompaña a las víctimas de la dictadura franquista, con los más estremecedores relatos.
Bajo la dirección de Almudena Carracedo y Roberto Bahar y realizado en asociación con la productora El Deseo, de los hermanos Almodóvar, la película nos traslada desde un archivo audiovisual -que registra las represiones, golpizas y fusilamientos- hasta los tribunales de justicia argentinos durante el 2010, donde se presentaron denuncias contra los crímenes de lesa humanidad cometidos durante los años 1936-1977. Grabada durante seis años, recoge testimonios en primera persona de los querellantes que aportaron sus experiencias a los tribunales, exigiendo la extradición de cuatro torturadores y genocidas.
Recordemos que, en octubre del ‘77, el parlamento español sancionó la Ley de Amnistía. La Transición colocaba un manto de olvido e impunidad a los responsables de desaparecer 114.000 personas, ejecutar a unas 50.000 y arrojar sus cuerpos en más de 70 fosas comunes. Se estima que unos 30.000 bebés fueron robados al momento de su nacimiento con cambios de identidad. Paulatinamente, desde el 2016, se cambiaron los nombres de unas 400 calles que poseían los de militares activos durante esos años. Según un informe de Europa Press (19/5) aún restan otras 500.
Pero todavía la figura de Franco se impone en los monumentos históricos, como el Arco de la Victoria (Madrid), el Valle de los Caídos (Cuelgamuros), Monumento a Franco (Tenerife), etc. Inclusive, mientras a muchas familias les niegan pesquisar las fosas comunes para reconocer los cuerpos, el Estado Español invierte miles y miles de euros en preservar el panteón de Franco.
El horror de impunidad continúa con los militares que, durante el pos-franquismo, ocuparon cargos políticos. En el documental se denuncian dos de los casos más elocuentes. El primero sería Rodolfo Martín Villa, que alternó entre diputado, senador y ministro durante los años 1962-1975, hasta ser vicepresidente del gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo en 1982. Otro sería el finado por Covid-19 Antonio González Pacheco, conocido como “Billy el niño”, quien participó de la Brigada Político-Social (BPS), cuerpo policial secreto que tenía como tarea principal la persecución de opositores, con decenas de torturas y fusilamientos practicados en el medio; durante la Transición, “Billy el niño” pasó a ser inspector del Cuerpo Superior de Policía. Recorridos que recuerdan el carácter del régimen parido en los Pactos de la Moncloa, tras la muerte del dictador, por el franquismo, el stalinismo y el PSOE.
Si bien no es el enfoque de la película, los hechos que registra al final, con los criminales aún sin extraditar por los bloqueos del poder judicial español, revelan que no solo el de ese país sino el conjunto de los Estados capitalistas del mundo han sido incapaces de garantizar justicia para las víctimas del franquismo. La lucha de estas, tan conmovedoramente expuesta en el film, permanece como un grito que interroga al pasado y desnuda al presente.

Álvaro Chust

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