"Cuarentena intermitente". "Avances y retrocesos". "Acelerador y freno". Las expresiones ambiguas e inconsistentes fueron moneda corriente en la conferencia de prensa que encabezaron Fernández-Kicillof-Larreta, esta vez, con otros tres gobernadores. Las contradicciones del informe oficial eran insalvables: es que debían justificar lo injustificable, a saber, una mayor apertura de actividades en el punto más agudo de contagios y del colapso sanitario. Apenas unas horas antes, el director del Hospital Santojanni denunciaba una saturación en su centro sanitario. En su "desmentida", el gobierno Larreta aclaró que ese hospital "solamente" registraba una ocupación del 80% de las unidades de terapia.
La larga conferencia fue adornada, como siempre, con estadísticas y explicaciones que sonaron más falaces que nunca. Fernández se jactó de una ampliación en el ritmo de duplicación de casos – de 14 a 24 días. Pero lo que importa hoy es el número absoluto de contagios diarios -y su respectiva proporción de casos graves- con relación a la capacidad hospitalaria. La misma manipulación estadística tiene lugar cuando se celebra el "bajo porcentual de mortandad", sin reparar en su número total en comparación con las camas o respiradores disponibles.
La proliferación de casos puso de manifiesto que el "endurecimiento" de la cuarentena dispuesto a comienzos de julio fue, en realidad, una gran ficción. Más allá de cuestiones cosméticas, como la restricción a los paseos o ejercicios al aire libre, Larreta-Kicillof mantuvieron incólumes al funcionamiento de las actividades industriales y comerciales que ya venían trabajando. En un gobierno y unos medios tan afectos a las estadísticas, ninguno se ha animado a presentar el cómputo de los trabajadores contagiados en la gran industria – Fate, Firestone, Serenisima, Unilever, el subte, y muchísimos otros. En algunas industrias, asistimos ahora a una nueva paralización productiva -no ya por la cuarentena, sino por la apertura y el reguero de infectados. A ese "núcleo" duro de la acumulación de capital y de los contagios, sólo se ha añadido ahora un cronograma gradual de aperturas de actividades comerciales y profesionales. Fuera de las falaces "razones" exhibidas, Fernández sólo pudo exhibir una razón verdadera: "a mí me presiona la realidad", dijo, aludiendo al capital industrial y comercial que exige el retorno pleno al trabajo.
Después de haber esgrimido la bandera de la "salud como prioridad", el gobierno de los Fernández ha pasado al campo de los regímenes que "conviven con la pandemia" (sic), un eufemismo con el que se alude a la política de dejar librada a la población a la circulación del virus, que es también la "libre" circulación del capital a costa de la vida de los trabajadores. Larreta, en su intervención, dejó sentada esta victoria política e incluso ideológica del macrismo sobre los nacionales y populares: cuando le tocó hablar, salió de su habitual sobriedad para decir que su "plan integral de apertura de la Ciudad" implicaba un "fuerte compromiso con la libertad". En la mesa del "consenso", se hacía lugar a los argumentos de Trump y Bolsonaro respecto del Covid19. El derrumbe de los "nacionales y populares" no podía ser mayor.
Agotamiento
La improvisada y grave apertura es sólo la confesión del agotamiento de la política que sostuvo la cuarentena a fuerza de rescatar al capital, y a costa de un enorme parasitismo económico. El gobierno ha despilfarrado los escasos recursos de un Estado en bancarrota, en beneficio de grupos capitalistas igualmente quebrados y de un sistema bancario que cobrará rendimientos extraordinarios por financiar ese rescate. En el medio, el gobierno ni siquiera fue capaz de asegurar un rearme hospitalario y una reconversión industrial que asegurara los recursos necesarios para afrontar la pandemia.
Durante todo este tiempo, un régimen político en grado extremo de fragilidad, con un derrumbe industrial, un default y una crisis social que precedía al Covid, lograba sostener su autoridad a costa de sacarle ventajas a las catástrofes sanitarias que exhibían cercanamente Brasil, Chile o Perú. Ese crédito político se ha terminado, y la conferencia de prensa de hoy fue el reconocimiento de ello. La capitulación final de los Fernández a los lobbys capitalistas se suma al rumbo ruinoso que augura el posible arreglo de deuda, y al viraje de la diplomacia "nac & pop" a las posiciones del imperialismo, con el objeto, precisamente, de arrancar la bendición de Trump y los bonistas en la cuestión de la deuda.
Los opinólogos multiplican sus especulaciones sobre la "postpandemia". Pero la pandemia y la impotencia del régimen político ante ella se encuentran en su punto más alto, y se abren batallas decisivas en las grandes concentraciones obreras, en defensa de la vida y la salud de los trabajadores.
Marcelo Ramal
17/07/2020
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