Estos pronósticos catastróficos tienen lugar cuando el balance del comercio exterior de Argentina registra un superávit de diez a quince mil millones de dólares. Este excedente no alcanza, sin embargo, para hacer frente al capital de la deuda pública ni de la privada, ni tampoco para el pago de los intereses, incluso luego de su reestructuración. Las previsiones del Presupuesto 2022, en lo que concierne al comercio exterior, prevén un saldo positivo de u$s 10 mil millones. Una devaluación del peso o una inflación elevada tendrían un impacto demoledor en las cuentas fiscales, ya que la deuda pública local, incluidas las del Banco Central, del orden de los u$s 100 mil millones, se ajustan al dólar o a la evolución de los precios internos. Esta ecuación financiera convertiría a una devaluación oficial del peso en el detonante de un ´rodrigazo´.
Las estimaciones del Banco Mundial, acerca del PBI de Argentina, en los próximos años, no es auspiciosa, un crecimiento apenas por arriba del 2% anual. Es un pronóstico sombrío para los niveles de desocupación y de pobreza. El dato se convierte en negativo cuando se considera la depreciación de los activos de producción y el golpe que recibirá el consumo personal como consecuencia del aumento de tarifas de los servicios públicos. El Banco Mundial advierte, además, acerca del “elevado aumento del endeudamiento del sector privado”, no ya de Argentina sino mundial. Una devaluación del peso determinaría un default de ese ´sector privado´. Es lo que pronostica el organismo para los países desarrollados en el caso de que los bancos centrales “normalicen” (aumenten), como se prevé, las tasas básicas de interés, con el propósito de disminuir el ritmo del endeudamiento internacional. Un aumento de esas tasas, en EEUU, bloquearía el plan de gastos de infraestructura de Biden; en Argentina, un incremento de la tasas por encima de las de devaluación y de inflación, provocaría un colapso industrial. A la luz de esto no se entiende cuál sería la devaluación “virtuosa” que Clarín entrevé de un acuerdo con el FMI.
La pandemia ha golpeado a una economía mundial que ya se encontraba en un desequilibrio creciente. El default de la mayor desarrolladora inmobiliaria del mundo, la china Evergrande, ha puesto al desnudo el desequilibrio tremendo de la economía que ha estado impulsando la demanda mundial de materias primas de todo orden En Argentina, ese desequilibrio asume características incluso de colapso político.
Jorge Altamira
07/10/2021
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