Milei propone un ministro de Economía como Celestino Rodrigo.
Javier Milei volvió a mostrarse como quien pone en palabras las aspiraciones más profundas de la clase capitalista. Tras la salida de Guzmán, publicó en su cuenta de Twitter “Celestino Rodrigo se busca”, haciendo referencia al ministro de Economía del gobierno de Isabel Perón que con sus medidas desató un proceso hiperinflacionario para terminar de hundir los salarios.
Paso seguido, el diputado de La Libertad Avanza agregó: “Ante el desequilibrio macro y financiero se requiere de un ministro competente y con coraje para soportar que su nombre pase a la historia de modo horrible. Esto es así, porque cuando la casta tenga que ajustar no lo hará y todo volará por los aires”. De este modo, reivindicó la política de shock que caracterizó al Rodrigazo, donde la moneda se devaluó en un 160%, los combustibles subieron un 180% y las tarifas eléctricas y de transporte lo hicieron en un 75% y 80% respectivamente; mientras, los salarios permanecieron virtualmente congelados luego del Pacto Social impulsado por Perón en 1973, junto a su ministro de Trabajo José Gerlbard.
Así, el liberfacho de Milei no hace otra cosa que pronunciar a rajatabla el libreto del gran capital que, como en aquel momento, intenta recomponer su tasa de ganancia asestándole una derrota histórica a la clase trabajadora. Lejos de tratarse de un planteo “anticasta”, busca reeditar la misma receta de ofensiva contra las masas que aplicó el tercer mandato peronista, cuyo personal político se recicló al interior de la dictadura genocida de 1976 y de los posteriores gobiernos constitucionales.
Un ataque en regla que inevitablemente debe ir acompañado de mayor represión. Sin ir más lejos, el Rodrigazo tuvo lugar luego de la creación de la Triple A, una fuerza paraestatal destinada a perseguir y asesinar activistas fabriles en el marco de un ascenso obrero que desafiaba la contención de la burocracia sindical. Por lo tanto, el llamado a crear una “brigada antipiquetera” por parte de Milei responde al objetivo de hacer pasar los planes fondomonetaristas reprimiendo, mediante la creación de una fuerza de choque, al movimiento de lucha que más se planta contra el ajuste en la actualidad.
Ahora bien, Milei omite que el Rodrigazo fue derrotado con la huelga general de junio y julio de 1975, gestada desde abajo por las numerosas comisiones internas antiburocráticas que existían en los principales cordones industriales del país, las cuales se erigieron en coordinadoras interfabriles quebrando los techos salariales e imponiéndole un paro general a la CGT. El golpe militar de 1976, entonces, vino a sofocar esa rebelión, profundizando el terrorismo de Estado. Como vemos, el “ajuste sin gradualismo” que pregonan los derechistas como Milei y Patricia Bullrich no se impondrá sin antes desatar una conflagración con el movimiento popular. Las jornadas del 14 y el 18 de diciembre de 2017 contra la reforma jubilatoria de Macri o los recientes levantamientos latinoamericanos que enfrentaron la agenda del FMI en el continente dan cuenta de las reservas de lucha que anidan en los pueblos.
Dicho esto, vale resaltar que más allá de las preferencias de Milei ya estamos en las puertas de un Rodrigazo, como lo demuestran la continuidad de la corrida cambiaria, la aceleración del ritmo devaluatorio y la presión sobre las tarifas, lo cual se combina con un deterioro salarial creciente. Sin dudas, fruto de la orientación social que han defendido todos los gobiernos que se alternaron en el poder, intentando descargar las sucesivas crisis sobre las espaldas de la población trabajadora.
Por eso, la necesidad del paro nacional y el plan de lucha en defensa de nuestras condiciones de vida es ahora, para derrotar la embestida del gobierno, el FMI y la derecha.
Sofía Hart
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