El 3 de mayo de 2007, tuvo lugar un secuestro en el aeropuerto de La Habana con consecuencias dramáticas. El teniente coronel Víctor Ivo Acuña Velásquez, en un gesto heroico destinado a proteger a los pasajeros intentó oponerse y resultó asesinado por uno de los dos criminales, que también hirió gravemente a su cómplice en el tiroteo. La criminal Ley de Ajuste Cubano, en vigor desde el 1 de noviembre de 1966, es la principal responsable de este nuevo acto de terrorismo (1).
El 29 de abril de 2007, tres soldados que estaban de servicio desertaron de la base militar de Managua, al sur de la capital, después de asesinar a un joven guardia, herir a otro y robar varias armas. Después de secuestrar un autobús con sus pasajeros, dos de ellos entraron en la pista de despegue del aeropuerto internacional José Martí y obligaron a los ocho rehenes a que subieran a un avión sin tripulación. Luego los dos terroristas exigieron a las autoridades que los transportaran inmediatamente a Miami, so pena de ejecutar a los rehenes. Después de la intervención de las fuerzas de seguridad, los dos individuos fueron neutralizados sin daño para el resto de los civiles. En cuanto al tercer desertor, había sido arrestado algunos días antes y había confesado a la policía que su objetivo era secuestrar un avión para emigrar a Estados Unidos (2).
Víctor Ivo Acuña Velásquez era también ingeniero de comunicación. Perdió la vida a los 41 años y dejó viuda y dos huérfanas de 5 y 8 años. El Consejo de Estado, a propuesta del Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Raúl Castro, decidió entregarle a título póstumo la Medalla del Valor Antonio Maceo, una de las más altas condecoraciones del país. También fue enterrado con honores militares. Durante el servicio fúnebre, el coronel Eusebio Cordero Sierra, jefe de la gran unidad de las FAR de la región occidental rindió un homenaje vibrante a la víctima: “Acuña murió como vivió, con la estrella que dignifica a los revolucionarios e ilumina el camino que debemos seguir todos. Su coraje, su arrojo y valentía, lo inmortalizan para la eternidad y hacen de él un símbolo que resurge en cada uno de nosotros y nos obliga moralmente a seguir la senda de su imperecedero recuerdo”. En cuanto al asesino, se arriesga a la pena capital pues los códigos civil y militar prevén la pena de muerte por actos de terrorismo, aunque ésta se aplica muy raramente (3).
Washington es en gran parte responsable de esta tragedia. “La impunidad y los beneficios materiales con que se premia desde hace casi medio siglo toda acción violenta contra Cuba estimula tales hechos”, denunció el presidente Fidel Castro (4). El ministerio de Interior acusó directamente al gobierno de Estados Unidos: “Nuevamente ha quedado en evidencia el carácter criminal de la llamada Ley de Ajuste Cubano, alentadora de acciones vandálicas y criminales. Sobre las máximas autoridades de Estados Unidos recae la responsabilidad por estos nuevos crímenes, que se suman a la larga lista de actos de terror de los que Cuba ha sido víctima durante casi medio siglo” (5).
Una ley única
En efecto, la Ley de Ajuste Cubano, que el Congreso estadounidense votó el 1 de noviembre de 1966 con el objetivo de estimular la emigración ilegal y politizar la problemática migratoria en su guerra ideológica contra La Habana, es la causa de este nuevo secuestro sangriento. Esta ley, única en el mundo, permite a cualquier cubano que llega legal o ilegalmente a Estados Unidos a partir del 1 de enero de 1959, conseguir el estatuto de residente permanente y varias ayudas sustanciales en la búsqueda de alojamiento y trabajo. Al mismo tiempo Estados Unidos se niega a otorgar visas a los cubanos que desean emigrar normalmente, alentando así la emigración clandestina y los actos violentos (6).
Ricardo Alarcón, Presidente de la Asamblea Nacional Cubana, ha subrayado a menudo el carácter específico de la Ley de Ajuste Cubano:
“Hay dos elementos fundamentales en esta legislación. Primero, se hace referencia a una fecha muy precisa, y todo el mundo sabe lo que evoca. ¿Qué quiere decir el hecho de que se acepte gente a partir de esa fecha?
Quiere decir que están excluidos todos los que llegaron antes, y se trataba del segundo país emisor de emigrantes hacia Estados Unidos. Esta ley no concierne a los que llegaron antes del 1 de enero de 1959, éstos no pueden beneficiarse de ella.
¿Por qué se excluye a las personas de origen cubano que llegaron antes de esa fecha? Simplemente porque representaban una población muy importante; si no, no habría razón alguna para fijar una fecha.
[Luego], esa ley tiene una dimensión desestabilizadora pues es el instrumento de una política que busca promover la emigración de cubanos hacia Estados Unidos.
La única categoría de personas entre todos los habitantes del planeta que dispone del privilegio de poder adquirir la residencia legal en Estados Unidos si se presenta allí ante las autoridades, es la de origen cubano.
El único país del mundo que dispone de una ley que estimula, promueve, busca provocar con gran cantidad de publicidad y campañas mediáticas y por otras formas de incitación la emigración de cubanos, únicamente de cubanos, es Estados Unidos.
Hubo otros programas de incitación y de asistencia como el Programa para los Refugiados Cubanos, en el que se proporcionaban viviendas y trabajo a los emigrantes, contrariamente a lo que se reserva a cualquier otro emigrante que, en general, está abandonado cuando tiene un estatuto legal y encarcelado cuando se encuentra en situación irregular. Ellos no disfrutan de esos privilegios” (7).
El carácter criminal de la Ley de Ajuste Cubano
El carácter criminal de esa ley queda muy claro. Al limitar el número de visas que otorga, Washington promueve la emigración clandestina y peligrosa que cuesta la vida a varios cubanos todos los años. Éstos, atraídos por la comodidad material que ofrece la primera potencia mundial, emigran hacia Florida a bordo de embarcaciones de fortuna. La Ley de Ajuste Cubano también hace la felicidad de las mafias y de los traficantes de personas que se enriquecen de manera exorbitante transportando candidatos a la emigración.
Esta legislación singular empuja también a los delincuentes y criminales a que cometan lo irreparable para abandonar el país. La impunidad de la que gozan los secuestradores a su llegada a Florida es un factor de incitación a la realización de actos terroristas. En efecto, en 2003, varios malhechores e incluso un asesino que habían secuestrado un avión, fueron liberados bajo fianza a su llegada a Miami.
Entre 1959 y 2001, 51 aviones cubanos fueron secuestrados por terroristas que deseaban irse a Estados Unidos, causando la muerte de varios pilotos y miembros de las tripulaciones e hiriendo a muchos otros. El gobierno de Estados Unidos jamás ha sancionado a ninguno de los secuestradores, que siguen gozando de una inaceptable impunidad. Además, las autoridades confiscaron la mayor parte de los aviones, que no se devolvieron a Cuba, y los vendieron a subasta (8).
Por otra parte, entre 1968 y 1984, 71 aviones estadounidenses fueron desviados hacia Cuba. 69 de los secuestradores fueron condenados a severas penas de prisión. El 18 de septiembre de 1980, el gobierno cubano entregó a dos secuestradores estadounidenses a Washington y declaró que en adelante actuaría de esa forma. Con esa posición clara, Cuba puso fin a los secuestros de aviones estadounidenses hacia su territorio (9).
La última ola de secuestros ocurrió entre agosto de 2002 y abril de 2003 y fue organizada y promovida por Estados Unidos con el objetivo de desencadenar una crisis migratoria y justificar una intervención militar en Cuba. Durante ese período, no menos de cinco actos terroristas tuvieron lugar (hay que recordar que según el Derecho Internacional el secuestro es un grave acto de terrorismo). El primer secuestro de un barco tuvo lugar el 6 de agosto de 2002 cuando 5 individuos tomaron por la fuerza la embarcación “Plástico 16” en La Colonia Pinar del Río para irse a Florida. Después de algunos meses de detención fueron liberados. El 29 de enero de 2003 4 personas robaron un barco en la Isla de la Juventud después de asesinar a un marino. A su llegada a Estados Unidos los 4 criminales, incluido el asesino, fueron liberados inmediatamente. El 19 de marzo de 2003, seis terroristas secuestraron un avión y obligaron al piloto a que aterrizara en Estados Unidos, en Cayo Hueso. El 10 de abril de 2003, un juez de Florida decidió liberar a los criminales en cuestión. El 31 de marzo de 2003, un individuo armado con una granada amenazó con estallar el avión en el que se encontraban 46 pasajeros, entre ellos 6 niños, si no lo llevaban a Florida. Frente al peligro, el piloto accedió a su petición. Por fin, el secuestro violento del 2 de abril de 2003 de una pequeña embarcación que hacía la ruta entre Regla y La Habana condujo al juicio, la condena y la ejecución de tres de los once terroristas (10).
Estados Unidos, al negarse a derogar la Ley de Ajuste Cubano, promueve los actos de terrorismo y pone en peligro la vida de numerosos inocentes. Es el primer responsable de la muerte del joven Víctor Ivo Acuña Velásquez y de todos los que perdieron la vida en circunstancias similares. Al negarse a extraditar a los secuestradores a Cuba, al negarse a infligirles las sentencias que se merecen, al protegerlos, Washington no hace sino alentar la violencia ciega e indiscriminada que golpea de manera cruel y despiadada. Pero, ¿acaso puede ser diferente por parte de un país que acaba de liberar a Luis Posada Carriles, el más sanguinario de los terroristas del continente americano, responsable de cerca de un centenar de asesinatos?
Notas
(1) Will Weissert, «Cuban Group Wants Deserters Spared Death», Associated Press, 7 de mayo de 2007.
(2) Andrea Rodríguez, «Cuba Honors Offcier Slain by Hijackers», Associated Press, 4 de mayo de 2007.
(3) Ronal Suárez Ramos, «Sentida manifestación de duelo, sepelio del teniente coronel Víctor Ivo Acuña», Granma, 5 de mayo de 2007.
(4) Andrea Rodríguez, «Castro: EEUU fomenta secuestros y protege a terrorista», Associated Press, 8 de mayo de 2007.
(5) Ministerio de Interior de la República de Cuba, «Cuba responsabiliza a EEUU por nuevos crímenes en intento de secuestro», Granma, 4 de mayo de 2007.
(6) Cuban Adjustment Act, 1 de noviembre de 1966
(7) Salim Lamrani, Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2007), pp. 48-49.
(8) Cuba, la historia no contada (La Habana: Editorial Capitán San Luis, 2003).
(9) Ibid.
(10) Ibid.
Salim Lamrani, escritor, profesor e investigador francés y está especializado en las relaciones de Cuba y Estados Unidos. Colabora habitualmente en Rebelión y Tlaxcala. La traducción al español es suya y ha sido revisada por Caty R., de los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario