Basem Tajeldine
Fidel, el hombre de la verdad siempre por delante; el adalid de las tempestades; el revolucionario más insigne y consecuente de todos los tiempos; el padre de todos los revolucionarios; la figura mas respetada y amada por millones en el mundo, ha desistido, como sabemos: por razones de salud, de ser nuevamente designado al simple cargo burocrático de la revolución cubana de Presidente del Consejo de Estado y de Gobierno de ese país. Pero nunca podría - aun si él lo quisiera- desistir o renunciar a la mayor de las responsabilidades: como guía de la revolución Cubana y más allá, de la revolución mundial.
Los medios privados desinformativos y propagandísticos internacionales del imperialismo han intentado explotar la imagen de “convaleciente y enfermo” líder. Pero no han podido, por que Fidel se desprendió de su carne para convertirse en ideas que encierran el secreto de la eterna juventud: el cáliz del amor y la justicia; del Moncada; de la Sierra Maestra; y del triunfo revolucionario y la proclamación del socialismo en Cuba. Pero también ese mismo cáliz sagrado fue vertido en Venezuela el día 4 de febrero de 1992; el 13 de abril del 2002; y en la proclamación del rumbo socialista de la Revolución Bolivariana.
Cuba ha dado a la humanidad los mejores deportistas, cineastas, escritores, científicos, médicos y soldados. Cuba ha demostrado que bajo las peores condiciones (por el Bloqueo criminal de los EUA) y aun sin grandes riquezas como las que contamos en Venezuela (mejores tierras, grandes fuentes hídricas, grandes fuentes minerales, y las mayores reservas de petróleo del planeta) aun sin ellasm, es posible construir una sociedad mas justa, una sociedad socialista. Cuba también nos dio a Fidel.
Al país de la dignidad, a ese Fidel hecho pueblo, que también mas dio por la liberación de muchos otros pueblos en el mundo, le debemos infinitamente todo. El imperialismo y sus agentes: la gusanera de Miami, y los canallas como Heinz Dieterich y semejantes, nunca entenderán la grandeza de sus ideas y del significado de la transición en Cuba.
Si es verdad, se avecinan cambios para la Isla. Solo que para desgracias de estos agentes del imperialismo, y sus intereses, la transición y apertura de la que siempre hablan ha estado presente en Cuba desde el triunfo de la revolución en 1959: es transición hacia más socialismo, y hoy, es también apertura hacia los países del ALBA.
¿Hubiera podido resistir Fidel a los más de 600 intentos de magnicidios, y Cuba revolucionaria a los embates del bloqueo y del terrorismo, perpetrados por el imperialismo y sus lacayos, de no haber contado ese pueblo con la conciencia irradiada de las ideas de Fidel, y por su chaleco moral, ético con el que siempre ha estado? De seguro, hubiese sido imposible.
Ayer, el siempre Comandante Fidel y Cuba revolucionaria lo dieron todo por la humanidad, hoy nos corresponde a nosotros devolverles a ese pueblo hermano, con mayor fuerza, todo lo que podamos hacer. No es una paga, es una responsabilidad moral, y un deber. No es una exageración, tampoco, cuando se dice que: “de la revolución cubana, de sus experiencias, depende nuestra suerte.
Profundizando el ALBA, y defendiendo a Cuba en todos los rincones del planeta y en cualquier terreno o escenario que nos plantee el enemigo imperial y sus agentes, es nuestro deber. Las ideas del Comandante Fidel serán nuestras mejores armas.
Ciertamente, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba ha seleccionado a Raúl Castro, digno revolucionario y consecuente desde los tiempos del Moncada, como nuevo Presidente de Cuba. De seguro, existirán muchos otros cuadros revolucionarios que sustituirán a Raúl cuando éste o el parlamento así lo deseen, pero Fidel estará siempre representado en todos ellos.
Una revolución socialista en Cuba sin la presencia de Fidel hubiera sido inimaginable. Una revolución continental sin la experiencia de Cuba es también inimaginable.
Quizás la mayor proeza del Comandante Fidel haya sido el haber hecho una revolución bajo las condiciones extremadamente difíciles como la cubana; el haber podido resistir (junto a su pueblo) a los embates del periodo especial frente a un enemigo que asecha a 90 millas de su costa; al imperio más poderoso, criminal y despiadado que haya conocido la historia. Pero su mayor proeza no simplemente por haber hecho de Cuba una patria soberana, sino por haber transformado a toda la sociedad cubana.
basemtch@yahoo.com
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