La triste realidad de más de 850 millones de hambrientos y más de 800 millones de analfabetos en el mundo demuestran la urgente necesidad de instaurar un nuevo orden económico y social que garantice los más elementales derechos humanos.
Cuba, aún en su condición de país bloqueado, no solo ha denunciado esta situación en todas las instancias, sino que en su accionar cotidiano ha contribuido a la lucha por un mundo mejor.
Los más de tres millones de personas de 28 países que gracias al método cubano "Yo sí puedo" han sido alfabetizados confirman el serio y fuerte compromiso de la Isla en la lucha por un mundo de justicia, libertad e igualdad, al tiempo que también en términos de educación ha contribuido a la graduación de cerca de 50 mil estudiantes de 129 naciones.
La solidaridad con todos los pueblos ha sido siempre uno de los principios de la revolución cubana y así lo evidencian los miles de médicos que en decenas de naciones del mundo, sin importar distancia geográfico o diferencias políticas, laboran arduamente, lejos de familiares y amigos.
Los profesionales cubanos de la salud han estado presentes no solo en casos de desastres naturales, sino que han contribuido a que los más pobres y que residen en lugares inhóspitos tengan acceso a la atención médica, lo que ha sido reconocido y agradecido por numerosos gobiernos.
Cuba también ha ayudado a que latinoamericanos y caribeños de escasos recursos hayan recobrado la vista gracias a la Operación Milagro, que comenzó siendo una iniciativa venezolana-cubana y que hoy se ha extendido a otros pueblos de la región.
Tampoco se puede olvidar el aporte de la Mayor de las Antillas en la lucha contra el oprobioso régimen del apartéid. Más de dos mil combatientes cubanos derramaron su sangre generosa en el continente africano en su contribución para eliminar este sistema de segregación racial, apoyado y armado por Estados Unidos.
Pero su lucha porque se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde hace casi medio siglo por Estados Unidos, es también el combate justo por el derecho de cada pueblo a ser dueño de su destino y a vivir en paz y libertad.
Como miembro del Movimiento de Países No Alineados y ahora como su presidente, la Isla ha hecho escuchar su voz para reclamar en los diversos foros internacionales por los derechos de los más pobres. Relaciones basadas en el respeto a la soberanía e independencia y en la solidaridad ha demandado Cuba para poder instaurar un nuevo orden económico y social, pues el vigente es ya intolerable y solo ha acentuado más la diferencia entre ricos y pobres.
Ahora ante el Consejo Ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, ha reiterado Cuba su compromiso en la lucha por un mundo de justicia, libertad e igualdad y de brindar su modesta y desinteresada ayuda para que por fin se pueda hablar de una sociedad sin pobres, sin hambre y en la que todos los ciudadanos tengan garantizados la salud y la educación, entre otros derechos.
María Josefina Arce
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