Feliz cumpleaños largo
En las horas aciagas, inmensas y tortuosas, que el capitalismo nos propina con frecuencia, hay ratos de aturdimiento y extravío en los que nada es mejor que un viento fresco de ideas revolucionarias y científicas. Eso es Granma [1] . Es verdad que no todo lo que dice Granma gusta o convence pero “gustar” o “convencer” no son sus fines y eso importa. Granma debiera ser una lectura “obligatoria”, un referente constante para ayudarnos a esclarecer y ordenar ideas, acciones. No se trata de que sea lectura “exclusiva” ni rito dogmático, se trata de abrazar este trabajo como herramienta nuestra de aprendizaje y debate línea por línea. De cabo a rabo.
Es obra del facilismo más abyecto descalificar la lectura de Granma por su carácter de prensa de partido. Y eso lo hemos oído en ocasiones incontables. Es obra de ignorancia necia olvidar los aportes de Granma en el escenario histórico de America Latina y en la historia misma de la comunicación socialista. Y sin embargo las canalladas abundan. Eso lo sabe, porque también lo ha sufrido, Prensa Latina. La hora actual de la crisis mundial, que el capitalismo incuba desde sus entrañas, nos exige devolver a nuestros ojos el derecho inalienable a luchar por informarnos correctamente. Dirigir a los estudiantes, animar a los trabajadores, movilizarnos con las masas, en los dichos y en los hechos, ayudados con herramientas de producción informativa capaces de levantar, con honor y confianza plena, sus ideas, sus convicciones y sus autocríticas. Tenemos a Granma, y su experiencia de años, como caso dilecto.
No puede haber estudiantes de comunicación o periodismo, (y de ninguna otra ciencia u oficio) (titulados como se titulan en nuestros países), que no hayan pasado y paseado sus ojos, alguna vez y muchas veces, con detalle y con esmero, entre las letras de Granma. No puede ser que existan generaciones enteras huérfanas de horizonte y raquíticas de contrastes, ignorantes de la existencia de un trabajo periodístico y militante de la envergadura de esta prensa organizadora y combativa. No puede ser, no debe ser. Y como es así, es responsabilidad nuestra tomar iniciativas de combate académico para romper los bloqueos en nuestras cabezas, en nuestros corazones, en nuestras inteligencias y en nuestras luchas. Si no hemos hecho algo al respecto, no nos lo perdonemos con quietismo.
En México (y no sólo) no son pocas las veces en que nuestra solidaridad con Cuba ha sido lábil y pálida. Solidaridad con la batalla de las ideas, de la dignidad y del ejemplo revolucionario. No son pocas las veces en que hicimos poco o nada. Nos ha ganado la ausencia en horas de urgencias, de periodos especiales, de bloqueos infames, de huracanes y atentados. No son pocas las veces en que hablamos de Revolución y olvidamos a la Revolución del pueblo cubano. No son pocas las veces en que, desde los gabinetes académicos hasta los consejos de fábrica, se hurgan los libros, las teorías o las aporías de autores europeos, yanquis o de cualquier parte sin recordar a Cuba, a su Revolución cultural y científica, a sus aportes vanguardistas para la revolución del periodismo y la revolución de la comunicación. Y no por “perfectos” y si por pioneros... y si por ejemplares en sentidos diversos.
Por una corriente internacional de la comunicación hacia el socialismo.
Si un buen día de estos pudiésemos reunirnos en una Cumbre Latinoamericana de la Comunicación, en un foro de acción directa continental y revolucionario, Granma debiera presidir más de una iniciativa de programa socialista para la emancipación basada en su experiencia, en su autocrítica y en sus planes inmediatos al servicio de la Revolución mundial. Mientras muchos buscan y rebuscan estatutos académicos para fundamentar iniciativas de comunicación revolucionaria, Granma ya cuenta con décadas de experiencia y lucha, de pendientes y de aportes, suficientes como para orientarnos y para contribuir a una prensa mejor, a una militancia perfeccionada. Y no porque ellos tengan las “fórmulas mágicas” sino porque les asiste una vanguardia que ningún luchador disciplinado y conciente puede ignorar y mucho menos desaprovechar. Cada frente, cada movimiento social, cada organización política en combate tiene en Granma un referente y un paradigma, no para imitar, no para halagar obsecuentemente, si para impulsar tareas unificadas, agendas comunes, banderas mutuas. Esta hora demanda unidad, esta hora demanda claridad... esta hora demanda solidaridad. Cuba también es nuestra, Granma también es nuestra y no sin críticas fraternales. Léase bien.
La Fundación Federico Engels se solidariza incondicionalmente con la causa de los cinco héroes cubanos
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[1] Granma periódico cubano, fundado en 1965, que es el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Su primera edición es del 4 de octubre de 1965. Es resultado de la fusión de dos matutinos nacionales: Revolución (1959), órgano oficial del Movimiento 26 de Julio, y Noticias de Hoy (1938) órgano oficial del Partido Socialista Popular. Desde 1966 publica una versión internacional Granma weekly review. Desde 1991 se llama Granma Internacional. http://www.granma.cu/
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