El modelo económico neoliberal convirtió el derecho fundamental a la salud en una vulgar mercancía, cuya relación paciente – empresa se basa en el principio capitalista de la máxima utilidad. Este aspecto implicó que el sistema de salud sufriera grandes transformaciones, para dar ingreso a la especulación financiera de los monopolios.
El nuevo paradigma transformó al paciente en un simple cliente o usuario; y al médico Director del Hospital en Gerente que responde por indicadores de desempeño y conduzca al hospital a ser autosuficiente con generación de utilidades. Esos excedentes, sólo es posible obtenerlos mediante: una oferta de servicios lo más cara posible, o sea con libertad de tarifas; y una racionalización del gasto, es decir, restringir citas, procedimientos y medicina, y abaratar la mano de obra, que significa, bajos salarios, atrasos en su pago, negación de prestaciones sociales, etc.
Para implementar este maquiavélico sistema de salud, el gobierno entregó a los mercaderes la “seguridad jurídica”, basada en la ley 100/93 y sus reglamentaciones, y para la flexibilización laboral dictó la ley 50/90 que permitió el surgimiento de tercerías o intermediaciones laborales como bolsas y agencias de empleo y las Cooperativas de Trabajo Asociado. Es una verdadera conspiración para “tumbarse” los recursos de la salud, unas veces en forma legal y, cuando no es suficiente, lo hacen mediante diversas formas de corrupción.
Las consecuencias, después de 18 años, están saliendo a la luz pública. Los clientes no aguantan más los abusos con su derecho a la salud, al cual todos concurrimos con aportes y el Estado lo hace por quienes no pueden. A su vez, los trabajadores tendrán que organizarse para detener el abuso contra médicos, especialistas, enfermeras, camilleros, administrativos, laboratorios, en general, con los que intervienen en el proceso de garantizar la salud a los colombianos.
Se han estado revelando datos del retroceso de la salud que indican que estamos ante una auténtica hecatombe impulsada desde el Congreso de la República y ejecutada por todos los Presidentes con sus Ministros. Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación de Sociedades Científicas aseguró a El Tiempo.com que "los 7,9 puntos del PIB que el país gasta en salud cada año, más de $35 billones, no llegan a la población”. El informe “Carga de enfermedad en Colombia 2008”, de la Universidad Javeriana encontró que “por enfermedades y fallecimientos prematuros el país pierde alrededor de 280 años de vida saludable por cada 1.000 habitantes, 106 años más en promedio que en 1995”. Este indicador refleja la eficiencia del sistema de salud.
Rubén Darío Gómez, de la Facultad Nacional de Salud Pública, afirma que "desde 1990 ha venido aumentando el número de muertes previsibles por causas como las fallas en saneamiento, diarreas, tétanos, malaria, dengue, desnutrición y tos ferina, sólo para señalar algunas. Y todas se pueden prevenir", insiste. Y el Instituto Nacional de Salud reveló que en 2010 hubo 11.200 casos positivos de tuberculosis, es decir, 50 casos por cada 100 mil personas, cuando la tasa de incidencia para el 2006 era de 23 por 100 mil habitantes; la Organización Panamericana de la Salud ubica al país en el grupo de mayor riesgo por tuberculosis en América. El Dane informó que las muertes por enfermedad cardiaca pasaron de 55,6 casos por cada 100 mil habitantes en el 2005 a 64,6 en el 2008; es la principal causa de muerte y demuestra la deficiencia en el manejo de sus factores de riesgo. La Sífilis congénita registra 2.108 casos en 2010, con un crecimiento significativo desde el 2000, que reportó 945 casos. La incidencia pasó de 1,26 casos por cada 1.000 nacidos vivos en el 2000 a 2,45 en el 2010. En Malaria, en el 2000 la tasa de casos era de 5,9 por 1.000 habitantes, cifra que subió a 6,7 en el 2007; pero la OPS aseguró que Colombia tenía en realidad una tasa de 19,3 casos por 1.000 habitantes, por encima del promedio de América Latina, que es de 11. El Dane informó que en 2008 murieron 12.633 niños, la mayoría por males prevenibles tales como infecciones respiratorias, gastrointestinales y otras alteraciones perinatales.
Con toda esta hecatombe, el gobierno de Santos, en vez de derogar las leyes que la sustentan, les consolida el negocio y planea concentrar el monopolio del sistema de salud en unas pocas EPS.
José Arlex Arias Arias (MOIR)
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