sábado, marzo 09, 2013

Beppe Grillo contra la “troika”. Estupendo, pero lo demás es una incógnita



La “troika” está desesperada por el resultado de las elecciones italianas, y esa es la mejor de las noticias. Otra cosa son los que le oponen. Berlusconi es la peste, eso está claro, pero ¿quién es ese Beppe Grillo?
Esta no es un pregunta fácil de responder, habría decir de entrada que contradecir al admirado Nanni Moretti, del que acabo de ver con muchos interés Aprile y Habemus papam, que recomiendo vivamente. Moretti declaró en vísperas de las elecciones que estaba muy bien criticar a la izquierda, que él ya lo hacia. Pero pensaba que a la hora del voto había que ser serios, pero, ¿es serio votar a una izquierda sumisa a la “troika”? Una izquierda que tiene la mano tendida hacia Monti, un personaje mucho peor que Berlusconi con la diferencia que en vez de montar orgías se va a misa, algo que por lo demás, no debe de estar tan reñido.
La primera cuestión a plantear es que la izquierda que ha heredado el legado del PCI, es cualquier cosa menos de izquierdas. Hasta el propio Berlusconi, el representante más cotizado de la corrupción generalizada, se atreve a decir cosas que el bla, bla, bla Berzani no osa decir. ¿Tenemos que recordar que fue la izquierda de El Olivo, la que acabó poniendo la alfombra bajo los pies para que ganaran Berlusconi, la Liga del Norte más los neofascistas?
Representativo de esta izquierda es ese Giorgio Napolitano, un veterano estalinista cuya trayectoria parece más propia de un cardenal de la Curia que la de un comunista. Napolitano se ha negado a saludar al jefe socialdemócrata alemán, Peer Steinbrück, porque este ha tratado de “payaso” a Berlusconi. En nuestra modesta opinión, lo que ha hecho el “socialista” germano ha sido insultar a los payasos, un oficio un millón de veces más limpio y honesto que el de político profesional.
Como comentó el Gran Wyomig cuando le dijeron que Ada Colau había llamado “asesinos” a los banqueros: “peor hubiera sido que los hubiera llamado banqueros”.
También se suele decir que Beppe Grillo es un “payaso”, y eso es cierto aunque en el buen sentido de la palabra. Beppe es un actor de casi 65 años, con una historial que aquí no se conoce, ya que nuestra mayor conexión con Italia, el cine, ya no existe. El cine nacional-popular, radical e inconformista de la “dopoguerra” hasta los setenta, ha muerto en manos de la canalización televisiva. Autores como Fellini, Pasolini y otros murieron despreciando el ascendente imperio de Berlusconi, ascendido de la mano de su compadre Bettino Craxi, tan socialista como Felipe González. En mi caso, fue gracias a mi trabajo sobre el cine y la Biblia, que pude enterarme al menos de una película con Beppe Grillo, y no era una cualquiera.
Se trata de la inencontrable Cercasi Gesu (1982), de Luigi Comencini, que se inspiró en El idiota, de Fedor Dostoievski. Tratándose de un asunto religioso, significa que no hizo la menor gracia en los medios católicos que son los que mayor atención dedican al cine que les afecta. Solamente he encontrado una cierta información en un volumen dedicado a la filmografía de Fernando Rey. El protagonista era el mismo Beppe Grillo, ya por entonces singularmente apreciado en su país pero desconocido aquí.
Según contaba Fernando Rey, la trama iba de lo siguiente: “Una importante editorial católica pretende publicar en capítu­los semanales la Vida de Jesús. Con el fin de promocionar esta iniciativa es indispensable realizar un cartel que muestra a un Jesús moderno, similar a un hombre de nuestro tiempo. Don Filippo encuentra una autopista que corresponde perfec­tamente a los requisitos que se piden, ya Giovanni, un joven recién salido de un sanatorio donde había estado recluido con amnesia. Muy pronto la fotografía cubre los muros de la ciudad, pero Giovanni no se parece sólo física, moral e idealmente a Jesús: es Jesús...El comportamiento, verdaderamente cristiano, del joven es considerado una consecuencia de sus actos extraños, creando problemas y contratiempos. Los propios curas deciden enviar­lo de nuevo al sanatorio, pero sucede el milagro…” La moraleja es la misma que la del Cristo de nuevo crucificado, de Nikos Kazantzakis, la del Gran Inquisidor de Los hermanos Karamazov, de Dostoievski: la jerarquía católica crucificaría al Jesús que anduvo por la mar.
¿A dónde nos lleva esto?, pues a la constatación de que Beppe era ya un personaje muy celebrado de la vida italiana al menos desde principios de los años ochenta.
Giuseppe Piero Grillo más conocido como Beppe Grillo, un seudónimo que subrayaba todavía más su afinidad con el extraordinario personaje del Pinocho, la obra inmortal de Carlo Collodi. Beppe no solamente hacía reír, también ofrecía una crítica feroz y muy documentada sobre la corrupción de la clase política italiana detrás de la que ocultaba por supuesto, la clase empresarial sin olvidar las diversas mafias incluida la Vaticana, un submundo sobre el que no me cansaré de repetir que Coppola describió de manera operística en la tercera entrega de El padrino.
Esta denuncia hizo que Beppe gozara de una popularidad inusitada, que fuera querido por abajo, y que los de arriba, tanto de la derecha oficial como la que se viste de izquierdas, movieran Roma con Santiago para acallar su voz, a que fuese censurado y silenciado en el latifundio mediático italiana. Beppe se adelantó a lo que están tratando de hacer el Gran Wyoming y programas como el Polonia de TV3, por cierto, cada vez más audaces e irrespetuosos con las miserias del sistema.
Este es el punto de partida de un movimiento que tiene la singular virtud de pregonar ideas tan simples como eficaces. Se trata de abogar por un Día D, señalando con ello el “desembarco” de los ciudadanos italianos en la vida política para acabar la corrupción; igualmente aprovechó el mensaje de la película V for Vendetta (cuyo símbolo está presente en el logo del movimiento), basada en la obra del anarquista Alan Moore…Otro eslogan de Grillo fue sintetizado por la interjección italiana vaffanculo, literalmente, “vete a tomar por el culo”.
Según todas las indicaciones, el “Movimiento Cinco Estrella”, en ausencia de otras alternativas ha sabido capitalizar la “indignación” ciudadana, ha llenado las plazas mientras que los profesionales se han encerrado en los teatros. Concebido como una "asociación libre de ciudadanos", sus "cinco estrellas" representan los ejes de su programa: agua pública, movilidad sostenible, desarrollo, conectividad y medio ambiente. Con ese programa ha conseguido bloquear la vida institucional convirtiéndose en el primer partido del Congreso con un 25,5 % (108 diputados). También consiguió un 23,8 % en el Senado (54 senadores)
Esa son las mejores facetas del Movimiento, pero hay otras.
No se trata de un movimiento horizontal, participativo, ni mucho menos, Beppe Grillo tiene todo el poder. Su línea parece diferenciar entre un “enemigo principal” (la corrupta clase política), y los “enemigos secundarios” con los que ha rehusado la confrontación: la no menos corrupta clase empresarial, la Banca, la Iglesia…Es evidente que gracias a lo primero ha logrado el apoyo de gente como Darío Fo, e incluso de representantes de los movimientos que están dando la cara en los problemas concretos, también lo es que, aunque sea sin pretenderlo, está causando problemas a los otros. No menos evidente resulta que su potencial deja patente el deterioro de la izquierda tradicional, la deriva absoluta de lo que fue la socialdemocracia italiana (que tuvo sectores críticos y combativos importantes al menos hasta los años sesenta), y la corrupción no menos absoluta del PCI que fue del estalinismo al “eurocomunismo”, y de este, al anticomunismo.
Igualmente demuestra que existe un espacio como el que ya existe en Grecia o se esta diseñando en Portugal, un espacio que se está planteando en una situación sin precedente, sobre ruinas. De una lado demuestra que el “No” avanza, que hay un “hasta aquí hemos llegado”, que buena parte del pueblo trabajador tiene claro contra lo que está. Lo que ya no tiene tan claro es favor de lo que se está, de las propuestas alternativas, por ejemplo de no pagar la deuda. Desde luego, en este segundo terreno, Beppe Grillo no es alguien en el que se pueda creer confiar. Más bien, todo lo contrario.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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