Ignoro sí el Wall Street Journal ha dado portada a la dimisión de Juan Carlos Monedero, opero dado el papel que esta noticia ha ocupado en la prensa nacional no me habría extrañado en absoluto. Quizás sus editores hayan considerado que se trata de un asunto local, pero aquí, en provincias, la cosa ha sido tan clamorosa que la dimisión ha tenido una repercusión mediática inicial equivalente a la del terremoto de Katmandú.
La verdad es que después de leer las “informaciones, así como algunos de los ejercicios de Podemología por parte de diferentes expertos, es dudoso que sea para tanto. No es so pena que Podemos sea una empresa registrada por unos pocos colegas y que por detrás no haya más que algunos miles de empleados como en esas películas en las que la tropa sigue a los jefes hasta los mayores peligros sin decir tan siquiera esta boca es mía.
Pero no creo que sea eso. Sin querer minimizar el protagonismo de los primeros actores, Podemos es ante todo y sobre todo una respuesta de masas a una situación insostenible para los de abajo. Su proyección electoral revela el alcance del rechazo a esta situación, un rechazo que des estar encarnado por un partido establecido lograría una mayoría electoral absoluta. Su base social es diversa, pero primordialmente está ocupada por las nuevas generaciones que protagonizaron el movimiento del 15-M, cuyos objetivos lograron el respaldo de la mayoría de población. La solución está clara, Podemos podría poner el cascabel al gato, algo que el gato (la minoría más poderosa y sus adláteres) no puede permitir, sobre todo desde Siryza venció al miedo en Grecia.
Podemos ha ocupado el escenario consiguiente a Siryza en muy poco tiempo, lo que significa, primero que el potencial está ahí; segundo, que todavía no ha hecho el trabajado desde abajo, no ha acumulado el historial de luchas y conquistas (de legitimidad) parciales, de organización articulada a todos los niveles. O sea no ha tenido el tiempo ni la experiencia que ha precedido el triunfo electoral de esta coalición de la izquierda radical, antes al contrario, Podemos es una necesidad que expresa todo lo que no se ha hecho y qué tendrá que hacer sí quiere dar el paso siguiente. Podemos tiene por lo tanto una asignatura pendiente, la asignatura probada por Sirias. Ese es su desafió, también e insistimos: justo lo que el gato quiere evitar.
No es otra cosa lo que expresan la utilización catastrofista de un conflicto del “petit comité”, de los “fundadores” que no eran cuatro reunidos en un bar sino unos cuantos cientos sino más. Tampoco es cuestión que Monedero haya padecido toda esa campaña para convertirlo en “el Bárcenas de Podemos”, una maniobra despreciable por supuesto que ha quedado en nada y que forma parte de un peaje a veces mucho más terrible. Mal estaríamos sí en un proyecto como el de ponerle el cascabel al gato sufra especialmente porque uno de sus portavoces estaría más a gusto hablando por sí mismo. Sí Monedero es un poeta, un filósofo, un estupendo francotirador, pues que diga lo que tiene que decir sin miedo a la verdad.
Pepe Gutiérrez-Álvarez
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