lunes, junio 18, 2018

El derechista Iván Duque gana la presidencia de Colombia



El candidato afín al expresidente Uribe ganó este domingo en segunda vuelta la presidencia de Colombia al obtener 54% de los votos, superando por 12 puntos al centroizquierdista Petro.

El derechista Iván Duque ganó este domingo la Presidencia de Colombia al vencer en la segunda vuelta al centroizquierdista Gustavo Petro. El triunfo del candidato del partido uribista Centro Democrático fue recibido con júbilo por los mercados pero abre incógnitas por sus promesas de reformular los acuerdos con las FARC, por la situación de la economía y por la reconfiguración del mapa político en la que aparece por primera vez en décadas una variante reformista fortalecida con la que tendrá que lidiar durante su gobierno.
Duque obtuvo un 53,97 por ciento de los votos (10,3 millones de sufragios), superando por más de 12 puntos porcentuales a Petro.
La campaña y la elección transcurrió en medio de una profunda polarización política y social en torno a los llamados acuerdos de paz con las FARC pero también por la situación económica declinante que acumula cuatro años de retracción del PBI, una pobreza que alcanza a 13 millones de habitantes y una precarización laboral que afecta al 50 % de la fuerza de trabajo, en el segundo país más desigual de América latina.
Esta polarización es la que llevó a cifras récord de participación electoral. "Para una segunda vuelta la votación ha sido histórica", dijo el registrador nacional, Juan Carlos Galindo.
Duque recibió en esta segunda vuelta 2,8 millones de votos más que en la primera, mientras que Petro amplió su caudal en casi 3,2 millones con respecto a la votación de hace tres semanas.
En total Petro obtuvo más de 8 millones de sufragios, la votación más alta en la historia de Colombia para un candidato autodenominado de "izquierda".
Con este resultado Petro dijo ante sus seguidores "¿Cuál derrota? Ocho millones de colombianos y colombianas libres en pie. Aquí no hay derrota. Por ahora no seremos gobierno", y agregó "Yo no me siento, la verdad, derrotado".
El resultado convierte a Petro en el jefe natural de la oposición y deja a esta variante neoreformista posicionada para las elecciones regionales del próximo año y las presidenciales del 2022.
"Qué esperamos de Duque, aceptamos su triunfo, es el Presidente de la República de Colombia. No le vamos a pedir ministerios, ni embajadas, ni nada. Hoy somos la oposición a ese gobierno (...) porque no coincidimos con él", aseguró Petro en un discurso ante sus seguidores que lo aclamaban.

Acuerdo con las FARC

El presidente electo, apoyado por el expresidente Álvaro Uribe, propone modificar el acuerdo alcanzado por el presidente Santos con la exguerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin embargo dentro de la coalición que llevó al triunfo a Duque hay distintas visiones sobre el alcance de estas modificaciones. Contra los que directamente proponían dinamitarlo, Duque se vino mostrando más moderado sobre el alcance de la reformulación que estaría restringida a los puestos garantizado en el Congreso para las FARC y al juzgamiento de crímenes relacionados con el narcotráfico. De todas maneras, aunque las modificaciones estén circunscritas a esas áreas dejaría a los acuerdos deslegitimados y generaría incertidumbre sobre todo el proceso. Además una modificación así polarizará nuevamente en extremo al cuerpo social colombiano, como ocurrió con el plebiscito que perdió Santos, lo que podría redundar en un empantanamiento de esta política.
El dato de "distensión" llegó de parte de Rodrigo Londoño, jefe del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) en que se transformó la antigua guerrilla, que felicitó a Duque y reconoció su triunfo como una decisión de las mayorías. "Es momento de la grandeza y la reconciliación, respetamos la decisión de las mayorías y felicitamos al nuevo presidente", escribió Londoño en su cuenta de Twitter.

La economía

La desaceleración económica que enfrenta la cuarta economía de la región también estuvo en debate y será otro de los problemas que enfrentará Duque.
Duque trae bajo el brazo un programa económico de corte neoliberal. En su campaña propuso reducir los impuestos a las empresas para atraer más inversión extranjera, al tiempo que se comprometió a dar estabilidad jurídica a los sectores petrolero y del carbón, los principales generadores de ingresos por exportaciones. Este programa, en un momento en el que el horizonte de la economía internacional no parece ser alentador, implicaría un golpe directo sobre los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo colombiano. Y nada garantiza que un plan de este calibre pueda pasar sin resistencia.
Por otra parte el futuro presidente está presto a entregar al capital transnacional más de un tercio del territorio nacional que quedó "liberado" tras los acuerdos con las FARC, y que hasta ahora estaban vedados para la explotación, ya sea para cultivos, minería o hidrocarburos. Los empresarios locales y extranjeros tienen un gran interés para desembarcar allí, mientras que en muchos lugares sigue existiendo una guerra de baja intensidad entre grupos paramilitares, narcos y miembros del ejército, que quieren hacerse de esas tierras, expulsando a los pobladores, para después venderlas al mejor postor. Por lo tanto, allí tampoco está garantizada una entrega pacífica de los recursos y las tierras.

El Congreso

Duque tendrá un amplio apoyo en ambas cámaras del Congreso lo que le podría permitir avanzar en modificaciones si logra mantener la coalición que lo apoyó para esta segunda vuelta.
A la bancada de su partido, el Centro Democrático, se suma el apoyo de partido Cambio Radical, el Partido Conservador, el Partido de la U, una parte del Partido Liberal, y las formaciones Mira y Opción Ciudadana.
Con esta coalición Duque tendría asegurado unos 146 diputados de un total de 172, y 81 senadores de un total de 108.
Sin embargo, es muy posible que en el próximo período la política colombiana no quede restringida a los pasillos del palacio, sino que tenga una expresión más amplia en las calles.
Duque puede esperar turbulencias similares a las que vienen acumulando los gobiernos de la "nueva derecha" latinoamericana y que tienen al gobierno de Macri (además del golpista Temer) entre los más comprometidos. El flamante presidente colombiano deberá lidiar con cuatro años de reducción del PBI, un aumento sostenido de la deuda externa, 26% de pobreza, 50% de informalidad y millones de desplazados de la guerra, como parte de la herencia que le deja Juan Manuel Santos.

Juan Andrés Gallardo
@juanagallardo1

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