sábado, junio 23, 2018

Iglesias pone una alfombra roja a Sánchez



Primera sesión de control para el ejecutivo de Sánchez. Iglesias escenifica su apoyo al PSOE sin condiciones mientras el PP, que inicia esta semana la batalla interna, muestra los dientes en la oposición en su disputa con Ciudadanos.

Este miércoles Sánchez y sus ministros han tenido la primera sesión de control al gobierno que encabezan a dos semanas de su formación. Lo ha hecho en relativa soledad, con todas las fuerzas políticas interpelándolo desde distintos puntos de vista.
Desde el PP continúan con la canción de “los pactos secretos” con los que los socialistas habrían logrado sacar adelante la moción de censura, en especial con los nacionalistas. Lo que augura que su papel como oposición será hiperactivo. Sánchez ha pedido al PP, desde el martes y lo ha reiterado en la sesión de control, que tengan la misma lealtad que desarrolló el propio Sánchez, cuando apoyó al gobierno de Rajoy en la represión y la aplicación del 155 en Catalunya.
El portavoz del PP, Hernando, le advirtió de que la lealtad de su partido no será con su gobierno, sino "con España, con los españoles, con la Constitución y con el Rey".
El Partido Popular muestra así su línea de actuación en la oposición en el marco de la disputa interna que está a punto de abrirse. Tras la espantada de Feijóo y el rechazo de Ana Pastor a presentarse, el liderazgo del PP se decidirá entre María de Cospedal y Sáenz de Santamaría.
Una disputa que no debe dividir el partido, como espera la propia Ana Pastor, y es que el Partido Popular a parte de la disputa interna, debe esconder su descomposición y mostrarse unido públicamente frente a Ciudadanos y su electorado, con el miedo del “sorpasso” electoral por parte de la formación naranja.

Unidos con el PSOE

Sirva la título anterior como resumen del papel de Iglesias y su formación en la sesión de control. Unidos Podemos ha tenido un tono conciliador, incluso el propio Sánchez lo valoró positivamente por “el tono y la disposición para entenderse para cambiar la dinámica producida en los últimos años”.
El propio Iglesias por su parte agradeció que se hayan levantado los vetos a 16 proposiciones de ley presentadas por la formación morada y valoró positivamente que se inicie entre ambas formaciones “un camino de colaboración”.
Concluyó su discurso con una frase para Sánchez muy sugerente de lo que será la política de Podemos para con este gobierno: “Podemos hacer cosas históricas juntos por este país”.
De hecho, ya se está estudiando a través de una serie de contactos un posible acuerdo entre el PSOE y la formación de Iglesias en una de las cuestiones de calado que el gobierno de Sánchez deberá comenzar a afrontar en septiembre, los próximos Presupuestos Generales del Estado. Su aprobación o no será uno de los indicadores de si Sánchez llegará al 2020 o se queda en el intento.
Podemos ha sido hasta ahora la formación que más claramente le ha ofrecido al PSOE un pacto para que pueda logar cierta estabilidad de su ejecutivo. El pacto de legislatura propuesto por la formación morada a Sánchez, aunque consta de una veintena de medidas que califica de “urgentes” y “posibles”, se ha apresurado en matizar que “no son medidas ’sine qua non" para mantener su apoyo al Ejecutivo”, es decir, un cheque en blanco para el ejecutivo.
Iglesias sabe que la mayoría del PP en el Senado le permitiría tumbar los presupuestos y por otra parte, estas medidas quedarán condicionadas en los próximos presupuestos bajo la discusión que se realizará sobre los “techos de gastos” exigidos desde Bruselas.
Escenarios que podrían tensar la relación con Sánchez y el PSOE, algo que no está en la cabeza de Iglesias. Así pues, con este panorama político el giro de Podemos al PSOE no parece que vaya a dar muchos frutos más que para la formación de Sánchez.
Esta posición de Iglesias como “asesor” del gobierno del PSOE, (ya veremos si como su principal socio) se expresó también en la reivindicación del propio papel de iglesias de “como intermediario” entre el gobierno y las fuerzas independentistas, en especial en Catalunya.

Una campaña electoral desde Moncloa

Sánchez, en su carrera por recomponer el PSOE desde el ejecutivo, se comprometió a devolver los derechos y libertades cercenados por el Gobierno del PP, e incluso a ampliarlos. En este sentido se pronunció a favor de los permisos de maternidad y paternidad, y de resolver la brecha salarial.
Pero su verdadero interés es mejorar su performance desde Moncloa de cara a las elecciones municipales, autonómicas y europeas que se avecinan.
Sánchez ya declaró, el martes en el Senado, que este gobierno no abordaría el sistema de financiación autonómica aunque contempló algunos parches “especialmente las [comunidades] que están infrafinanciadas”.
Algo que le reprochó el valenciano Joan Baldoví, de Compromís. “No haga un Montoro a los valencianos” le espetó haciendo referencia a promesas no cumplidas por el ministro de Rajoy. “No sería justo. No le votamos para que hiciera lo mismo que el PP. Le pedimos compromiso".
La agenda internacional del nuevo gobierno está cargada de fechas de cara al próximo Consejo Europeo de la siguiente semana. Su primera cita será con su homólogo francés, Emmanuel Macron, siendo Lisboa su segundo destino.
También se espera su presencia este domingo en Bruselas en una “minicumbre” de trabajo sobre asuntos de asilo y migración. Una reunión con Angla Merkel es parte de su primera ronda de contactos.
Por lo que hace a la tradicional visita a Marruecos ha quedado pospuesta por las “vacaciones” del rey alauí Mohamed VI.
El 15M, con todos sus límites y matices, vino a poner en evidencia el hartazgo del bipartidismo bajo su lema “PSOE y PP la misma mierda es”, señalando no sin razón que ambas formaciones obraban de la misma manera en lo fundamental.
La “nueva política”, que se reclama heredera de este movimiento democrático, ha terminado paradójicamente, como un sostén de uno de los pilares de este régimen. Pilar que, en el mejor de los casos, liderará “un cambio para que nada cambie”.
Aquel lema expresaba el hartazgo contra las formaciones políticas del bipartidismo y contra su agenda neoliberal y austericida. Los que salimos a las calles aquellas fechas no buscábamos un mero recambio de actores.
Somos una generación de mujeres, hombres, jóvenes e inmigrantes azotados por el paro, la precariedad, la pobreza energética, la falta de vivienda y que somos testigos del expolio de los servicios públicos para beneficio privado de los empresarios y de los políticos.
Unas demandas que Unidos Podemos abandona por completo con su actitud de “Servicio de Estado” al ejecutivo de Sánchez.
Volver a situar esas demandas aún vigentes en el centro político, hoy olvidadas con la creciente integración de las formaciones neorreformistas en las estructuras de Estado, que sin duda con este apoyo incondicional de Iglesias al PSOE en la Moncloa da un nuevo salto cualitativo.
Levantar una alternativa política que ponga el eje en la organización de la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares de forma independiente del estado de los patrones y sus partidos y la movilización en las calles como forma de recuperar lo perdido se torna necesaria.

Ivan Vela
Federico Grom
Barcelona

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