martes, octubre 23, 2018

Nueva ola de protestas en Haití



A poco menos de cuatro meses de las gigantescas movilizaciones contra el tarifazo en la nafta y el querosén, el pasado 17 de octubre se produjeron grandes protestas en varias ciudades de Haití contra el desvío de fondos de Petrocaribe, un escándalo de corrupción que involucra a varias gestiones de gobierno por miles de millones de dólares. Petrocaribe es la alianza petrolera creada por Chávez en 2005 por la que Venezuela vende petróleo a precios preferenciales a algunos países del Caribe. En estas horas, el presidente Jovenel Moise se vio obligado a apartar a dos funcionarios de alto rango de su gobierno ante la crisis. En julio pasado, también había tenido que liquidar su gabinete tras la insurrección. Moise gobierna condicionado por un estado de beligerancia de las masas.
El de Moise es un gobierno sometido al imperialismo, que impulsó el tarifazo de julio como parte de un paquete de ajuste negociado con el FMI. La represión contra las nuevas protestas, que coincidieron con un nuevo aniversario de la muerte de Jean-Jacques Dessalines (uno de los próceres de la independencia), dejó dos muertos y decenas de heridos. Las fuerzas represivas usaron armas de fuego. En las marchas hubo inclusive reclamos para que renuncie Moise y un grupo de manifestantes lo apedreó y lo obligó a huir de un acto en homenaje al héroe de la independencia en un barrio de Puerto Príncipe. Durante la jornada del 17 hubo piquetes en varias ciudades y en sus vísperas hubo protestas estudiantiles.
El trasfondo de esta situación es un cuadro de enorme miseria popular. Más del 80% de la población sobrevive con menos de dos dólares diarios y un 63% tiene problemas para cubrir sus necesidades alimentarias básicas (PO, 10/7). En los últimos meses, la devaluación del gourde (la moneda nacional) llevó a un fuerte aumento de los productos de primera necesidad. El gobierno dispuso recientemente un magro aumento del salario mínimo que lo llevó a 5,6 dólares diarios (EFE, 28/7), rechazado por los sindicatos, que reclaman una cifra de poco más del doble.

Crisis política

El desvío de fondos de Petrocaribe, que detonó la última ola de protestas del pueblo haitiano, ha llevado a una investigación en el Senado que acusó a ex funcionarios por corrupción. Se estima un desvío por 3 mil millones de dólares entre 2008 y 2016, que involucra a las gestiones de René Preval y Michelle Martelly. El acuerdo con Venezuela establecía la venta de petróleo a precios preferenciales y bajas tasas de interés a cambio de inversiones en infraestructura y otros proyectos que jamás se concretaron.
No es el único dinero que está bajo un manto de sombras. La ‘reconstrucción’ del país tras el terremoto de 2010 se transformó en un gigantesco negociado capitalista que derivó en el desarrollo de hoteles de lujo para el turismo y de zonas francas donde rigen condiciones semi-esclavas de trabajo (PO, ídem). Los manejos corruptos de los fondos salpican a ONG’s y a la Fundación Clinton. En contraste, la población afectada por el sismo debió vivir durante años en campamentos precarios.
Para hacer posible el sometimiento del pueblo haitiano, el imperialismo patrocinó –tras el derrocamiento de Bertrand Aristide en 2004- una fuerza de ocupación extranjera, la Minustah, que hoy ha sido sustituida por la Minijusth, una fuerza un poco más pequeña que su predecesora. En el prontuario de la Minustah (que contó con el apoyo de casi todos los gobiernos latinoamericanos) figuran todo tipo de atropellos contra la población e incluso la sospecha de que introdujeron el cólera en el país en medio del terremoto de 2010, tras verter aguas infectadas por la bacteria en un río (El País, 30/4), una epidemia que dejó más de 10 mil muertos y 800 mil afectados.
Las movilizaciones del pueblo haitiano se producen en una región sacudida por grandes procesos de movilización como en Costa Rica, Nicaragua y ahora la multitudinaria caravana migratoria hacia los Estados Unidos.
Frente a la quiebra de los regímenes políticos en la región y la movilización popular, se reafirma el planteo de gobiernos de trabajadores y por la unidad socialista de América Latina. Y por el retiro de las tropas de la Minijusth.

Gustavo Montenegro

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