En Europa, la vuelta a clases comenzó a finales del verano boreal. Al revisar la incidencia de casos en estos países corroboramos un disparo generalizado de los contagios (medidos cada 100 mil habitantes) en comparación a las semanas anteriores, de vacaciones y por lo tanto de menor circulación de personas.
En España, tomando como referencia la semana de año nuevo (01/01-07/01) el índice de incidencia arroja 363 casos cada 100 mil personas. Una quincena más tarde (14/01-21/01) el índice de incidencia es de 923 cada 100 mil. Es decir, se ha triplicado el número de casos en los primeros días de vuelta a clases presenciales.
En Francia sucede algo similar. El 7 de enero de 2021 el índice de incidencia se ubica en los 299 y el 21 de enero trepa a 390, un avance más lento aunque continuo. En Bélgica, que presentaba una tasa de incidencia en retroceso, la vuelta a clases volvió a inclinar la balanza en el avance de contagios, aunque a niveles más bajos que los de España y Francia.
Los países que sostuvieron la presencialidad durante todo el invierno fueron mostrando una tendencia ascendente sostenida semana a semana (para revisar los datos ingresar a https://n9.cl/092f Diario El País).
Protocolos
Existió en toda Europa un debate sobre la necesidad de adaptar los protocolos a las bajas temperaturas. Mientras los Estados tendieron a “flexibilizarlos”, los sindicatos docentes y familias se volcaron al reclamo de incorporar mejoras que permitieran ventilar o calefaccionar las aulas sin aumentar los riesgos de contagio. En España, “los papás de 17 colegios de La Latina y de Carabanchel enviaron una carta conjunta a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y al alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, porque consideraban que las medidas referentes a la ventilación de las aulas de las escuelas madrileñas eran “improvisada y deficientes” (Clarín, 18/03). Esto derivó en colectas de esos mismos padres para colocar filtros de aire, con precio cercano a los 4.200 euros (450 mil pesos argentinos), en las aulas para mantener los niveles de CO2 bajos así como evitar un aire denso y cargado de posibles virus.
En Bélgica, las temperaturas de 10 grados bajo cero volvieron imposible sostener cualquier tipo de ventilación, al mismo tiempo que las medidas de burbujas han fracasado. Clarín (18/03) señala: “los niños están separados en grupos o burbujas que en principio no tienen contacto con otros grupos. Y si eso es cierto durante las clases, en ciertas horas se llegan a juntar hasta cuatro y cinco grupos, por lo que dependiendo de los colegios se forman grupos de entre 60 y 80 niños con unas cuatro maestras ayudadas por becarias”.
Francia, que se encuentra en una situación límite en estos días, ha decidido sostener las escuelas abiertas a pesar de todo, lo que ha generado un amplio rechazo de parte de los gremios docente y de la comunidad científica. “Creo que el deseo de nuestro Gobierno siempre ha sido mantener los colegios abiertos sencillamente por razones económicas. Con los niños en el colegio, los padres pueden trabajar”, declaró Guislaine David, vocera del sindicato SNUipp-FSU, que representa el personal de los jardines infantiles y las escuelas primarias (France24, 18/03).
La comunidad científica ha apuntado los cañones directamente contra la reapertura escolar, al punto de definirlo como “una oportunidad perdida”. El doctor Jérôme Marty, médico general en el sureste de Francia, presidente del sindicato de médicos UFML, ha declarado: “Si hubiéramos aprovechado las (dos) semanas de vacaciones en febrero para cerrar, añadiendo una semana antes de las vacaciones, una semana después, eso habría dado un total de cuatro semanas de cuarentena y habría sido la solución” (Idem).
La docencia reclama que los protocolos jamás fueron cumplidos, y que incluso se ha tendido a recortarse el alcance de los mismos ante situaciones de contagios en las escuelas, denuncian que estos cambios han llevado a un aumento del 133% entre estudiantes y del 125% entre personal docente y no docente, resultando el cierre de 833 cursos.
Nuevamente, David explica: “cuando hay un niño positivo para Covid-19 en una clase, si se trata de la variante brasileña, el profesor es considerado un caso de contacto porque se trata de una variante problemática. En otros casos, el profesor nunca es considerado un caso de contacto, aunque haya estado siempre cerca de sus alumnos” (Ibidem).
Punto aparte merece el tratamiento de loscasositaliano(https://politicaobrera.com/internacionales/4044-italia-el-coronavius-causa-estragos-entre-estudiantes-y-docentes) y alemán (https://politicaobrera.com/internacionales/4252-la-vuelta-a-la-escuela-en-alemania-y-sus-consecuencias), que han sido volcados en las páginas de Política Obrera. Pero sumadas a los tres casos que analizamos, logra corroborarse como la llegada del invierno ha llevado a un aumento generalizado de casos al sostener la movilidad e intentar flexibilizar los protocolos sin mantener los menores cuidados.
En la Argentina, los protocolos no consideran ni de manera lejana la incorporación de filtros de aire. Hasta los termómetros están descalibrados a pocos días de iniciadas las clases. El azote que sufre Europa, con nuevas olas de contagios, es el resultado del manejo que han dado los gobiernos a la presencialidad pandémica, motivada por el lucro y no por defender ningún acceso a la educación.
Joaquín Antúnez
23/03/2021
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