El informe lapidario de los funcionarios contrastó brutalmente, sin embargo, con la mezquindad de sus respuestas: el gobierno anunció un asueto presencial de tres días en la administración nacional y una “recomendación” a las provincias para que hagan lo mismo. Vizzotti informó de 45 distritos del país severamente afectados por los contagios. Los gobernadores, sin embargo, han sido los más firmes vehículos de la presión a favor de reabrir la economía e impulsar “la normalidad”. El gobierno “centraliza” los datos, pero se desentiende de las medidas de aislamiento.
Presencialidad y turismo
En la conferencia, Cafiero se encargó de aclarar que el asueto estatal no alcanza al sistema educativo. Volvió a reivindicar la ‘presencialidad’ cuando la Ciudad de Buenos Aires registra el primer docente muerto por Covid, en una escuela de Villa Lugano. Los contagios –y “burbujas” clausuradas- se cuentan por centenares en las escuelas de toda el área metropolitana. Sin grietas, Kicillof y Larreta sostienen esa presencialidad, para eximir a las patronales del pago de licencias para el cuidado de los hijos. Cafiero también pidió “vacaciones responsables de Semana Santa”, un eufemismo para anunciar que la circulación nacional de personas –que debe sostener a la industria del turismo- no será interrumpida en el feriado.
El escenario se completa con la crisis del proceso vacunatorio. Los retrasos en la provisión de vacunas han tenido como respuesta la decisión de demorar por tiempo indefinido la aplicación de la segunda dosis, precisamente cuando algunos laboratorios aseguran que será necesaria una tercera aplicación de la vacuna. La principal apuesta del gobierno –la vacuna de Astra Zeneca- se encuentra en un impasse, pues la producción de su principio activo está siendo exportada a Estados Unidos, con el pretexto de que México ha incumplido con la tarea de fraccionamiento y envase para ser re-exportada a Argentina y América Latina, a costo cero. (Ver Nota: El triángulo vacunatorio de las Bermudas)
Pero los efectos de la pandemia se han adelantado a la producción de vacunas, como se manifiesta en las segundas o terceras olas en número creciente de países. La escalada de contagios exige una severa política de reforzamiento sanitario, protección de la población y asistencia a quienes no puedan trabajar; el gobierno, en cambio, defiende a rajatablas la continuidad de las reaperturas, como se lo exigen los poderes dominantes. La austeridad fiscal ya pactada con el FMI es letal para la asistencia y el rescate de la población precarizada o desempleada.
Los Fernández marchan ciegamente a la pandemia agravada que envuelve a Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile. Advirtamos que, reaperturas mediantes, entre la primera y segunda olas, Manaos perdió al 10% de su población.
La clase obrera no enfrenta este descalabro capitalista en silencio, como lo demuestran las luchas del personal de salud y docentes, y en cada lugar de trabajo. Es necesaria, sin embargo, una acción de conjunto.
Rotación diaria y semanal de los trabajadores esenciales.
Reforzamiento del personal de salud, jornadas de seis horas.
Protección de los trabajadores no esenciales, con el pago del 100% del salario.
Suspensión inmediata de la presencialidad educativa en todos los niveles.
Asegurar los elementos necesarios para la conectividad y virtualidad.
Incautación de laboratorios productores de principios activos y desconocimiento de patentes, para asegurar la vacunación de toda la población.
Aumento del 50% de los salario; salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, jubilación al 82%; seguro al desocupado iguales a la canasta familiar; asistencia social igual al costo de la canasta familiar.
Discutamos un programa y una lucha en nuestros lugares de trabajo y organizaciones sindicales.
Marcelo Ramal
29/03/2021
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