La necesidad de cambiar el símbolo de estas “unidades especiales” se ha vuelto una necesidad tras la derrota del Batallón original en la ciudad de Mariupol y la “refundación” de nuevas unidades en las ciudades de Kharkov y Kiev.
El primer gran medio en dar publicidad a este cambio fue el diario The Times, que no ocultó su alivio por esta decisión puesto que quitaba un argumento a favor de los rusos sobre la presencia nazi en el ejército ucraniano. Al mismo tiempo, permitía asegurarle a este medio que el gobierno ucraniano no fomentaba una expansión del Batallón Azov en otras divisiones de sus fuerzas armadas. En declaraciones periodísticas, los soldados Azov señalan que las unidades especiales de Kharkov fueron fundadas por veteranos del Batallón. Para que no queden dudas de la continuidad ´ideológica´de este grupo, en la rueda de prensa en la que fue presentada la nueva división con su simbología, el comandante de la nueva unidad, Maksym Zhorin, declaró: “Sobre los mismos principios y bases ideológicas que el legendario Batallón Azov, formamos nuevas divisiones. Cada día se vuelven más numerosas y profesionales”.
Como unidades especiales, los Batallones Azov han recibido las mejores armas y entrenamientos, es decir, combaten con las armas de la OTAN enviadas, principalmente, por Estados Unidos. El 90% de la izquierda mundial que reclama “armas para Ucrania”, debe saber que las mismas terminan en manos de estos batallones identificados con el nazismo. El fundador del Batallón Azov de Mariupol -cuartel central de la organización- Andriy Biletsky, fue líder de la organización paramilitar Patriota de Ucrania. En 2010, éste aseguraba públicamente que “la misión de Ucrania es 'liderar a las razas blancas del mundo en una cruzada final ... contra los Untermenschen [subhumanos] dirigidos por los semitas'”.
Cientos de combatientes Azov participaron del golpe de Estado de 2014 contra el ex presidente Viktor Yanukovich. Luego, fueron un salvavidas del nuevo régimen pro OTAN en Kiev, pues formalmente se incorporan al ejército ucraniano hacia fines de 2014, luego de múltiples deserciones masivas que habían dejado prácticamente sin existencia a las fuerzas armadas ucranianas. Para 2015-2016, ya se habían registrado múltiples denuncias a la ONU contra Azov por crímenes de lesa humanidad en diversas provincias del este ucraniano, incluyendo secuestros, torturas y asesinatos.
En la actual guerra su rol no ha sido menos reaccionario. Los propios civiles de Mariupol y otras ciudades, así como videos compartidos por internet muestran nuevos crímenes realizados por estas fuerzas contra civiles ucranianos y soldados rusos rendidos, en la zona del este ucraniano.
Esta es la realidad del ejército ucraniano, la clase obrera internacional debe luchar contra la guerra, por la derrota de los gobiernos guerreristas. Por la unidad internacional de los trabajadores para derrotar la guerra imperialista y la barbarie capitalista.
Joaquín Antúnez
10/06/2022
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