La banda, formado en 1984, había tomado al ska como su punto de partida, tanto el de la tradición de los Rude Boys -chicos rudos- jamaiquinos, como el del revival que había surgido a fines de los 70s en Inglaterra con Madness y The Specials. A eso había sumado la influencia de The Clash -musicalmente con su amor por el punk y con la mezcla de estilos e ideológicamente tomando ciertos preceptos izquierdistas- y la incorporación de sonidos de Jamaica, hermanos del ska -el rocksteady, el reggae, el dub y el raggamuffin.
LFC eran ya para la época de "El León" un combo musical y artístico imbatible: la característica voz porteño-casina de Vicentico, la base original y poderosa que nacía de la conjunción de Flavio Cianciarulo en bajo y Fernando Ricciardi en batería y una sección de vientos todoterreno -comandada por el saxofonista Sergio Rotman- eran algunas de sus principales armas.
Se encontraban en una etapa de inflexión, alejándose definitivamente de cualquier purismo musical para ahondar en la mixtura de géneros, incorporando principalmente ritmos latinos. En el disco también profundizaron en su mensaje político, abriéndose en gran medida del mote de banda simplemente "fiestera". La proliferación de canciones inolvidables que se escucha en la obra de principio a fin, algunas de las cuales se convirtieron luego en hits continentales, son la prueba viva del prolífico momento artístico que vivían.
Géneros jamaiquinos, punk y también salsa, bolero y merengue: "El León" es un viaje expansivo. El disco fue grabado en Estados Unidos bajo la tutela del productor KC Porter -con quien más adelante ganarían dos premios Grammy por otros álbumes. Se puede apreciar un costado hitero de canciones latinizantes que celebran la existencia y el amor -lindantes con un desamor desasosegado, muy a lo de Cadillacs- como en "Carnaval toda la vida", "Gitana" y "El crucero del amor". Del otro lado de la moneda se encuentra el clásico "Siguiendo la luna", compuesta por Rotman, uno de los pocos reggae en castellano que aún hoy se puede escuchar en cualquier barrio de América Latina. Con una cadencia casi de lamento, el protagonista hace promesas en vano a su enamorada ("Vamos, mi cariño, que todo está bien / Esta noche cambiaré / Te juro que cambiaré").
El mensaje político recorre el disco. "Manuel Santillán, El León", un reggae-salsa compuesto por Cianciarulo, es una historia de ficción que relata, a modo de denuncia, el asesinato del protagonista por parte de la policía. Si bien se nombra a San Telmo, la canción puede remitir a cualquiera de las dictaduras militares que habían asolado a América Latina (el famoso estribillo: "Llanto y dolor, sufrimiento de un pueblo / Se ahoga y se hunde en el mar"). La represión estatal es también denunciada en "Arde Buenos Aires", en un momento en el que Argentina vivía enormes resabios de la última dictadura cívico-militar ("Aires de sirenas y de canas / Buenos Aires / Arde de violencia ya se quema / Buenos Aires"). Completa el cuadro el cover de la canción "Desapariciones" del músico panameño Rubén Blades, una importante influencia para LFC.
En "El León" se encuentra "Gallo Rojo", una de las canciones más bellas del repertorio de LFC. Para componerla, Vicentico se basó en los temas de la banda sonora de la película documental de 1963 "Morir en Madrid", del francés Frédéric Rossif, sobre la Guerra Civil Española. Se escucha la melancolía por un pasado en el que la lucha era algo tangible y cotidiano ("Hubo un tiempo que eras fuerte / Y peleabas como un gallo / Gallo rojo, tan valiente / Comandante de este barrio // Hoy la gente va dormida / Nadie puede despertarla") como así también el anhelo por un futuro superador ("Algún día esta cuadra / Va a ser como vos querías / Y mañana será todo el barrio / El que te siga").
Si bien la banda venía de un momento de popularidad, el álbum no gozó de mucha repercusión en el momento de su lanzamiento. Sin embargo, marcó a fuego el camino que terminaría de incendiarse no mucho tiempo después, con el álbum compilado "Vasos Vacíos" que contenía "Matador", hit que llevó a LFC al éxito en todo América Latina, principalmente gracias al canal MTV. El disco fue fundacional del llamado género Alterlatino, que en su afán de realizar música alternativa con fuertes elementos de música nacida en Latinoamérica se volvería mainstream, copando los rankings de radio y TV en todo el continente en los 90s, con exquisitas expresiones como Café Tacuba en México y Aterciopelados en Colombia.
30 años después, el pulso de "El León" sigue latiendo inconfundiblemente, como así también su mensaje de denuncia y de ansias de un mañana rojo, como el gallo incorruptible.
Matias Melta
14/06/2022
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