La represión ya ha dejado más de 100 muertos.
Khartoum, la capital de la República de Sudán, sigue siendo testigo de multitudinarias manifestaciones en contra del régimen militar impuesto desde octubre de 2021. El ciclo abierto por la revolución de 2018-19, que terminó con el régimen dictatorial de Omar Al-Bashir, no ha logrado ser cerrado por el ejército sudanés.
El jueves 30, miles de personas ganaron las calles en todo el país. Al 5 de junio, como fruto de la represión de las movilizaciones, distintas organizaciones sociales contabilizan cerca de 114 muertos en lo que va del año.
Desde la deposición de Al-Bashir, los militares y figuras de la alta esfera política se han visto enzarzados en una brutal lucha por el poder. De esta pugna, la figura que se ha alzado con la victoria de momento ha sido el militar Abdelfatah al Burhan. Desde entonces, el viejo general ha reconfigurado en tres ocasiones la estructura del gobierno provisional, en todas ellas reteniendo en su poder el cargo supremo.
Si bien Burhan sostiene que el suyo es un gobierno de “transición”, practica maniobras para mantenerse en el poder. Militarizó las grandes ciudades y se ha acercado al gobierno ruso en busca de apoyo. Por encima de esto, es necesario comprender que el ejército extiende sus tentáculos por importantes sectores de la economía sudanesa, como la agricultura o infraestructuras.
El objetivo de las movilizaciones es claro: poner un fin al gobierno militar de Burhan y rechazar el aumento de los precios en combustibles y productos de primera necesidad, que ha agravado todavía más las condiciones de vida de la población.
La oposición se nuclea en las Fuerzas de la Libertad y el Cambio (FLC). Esta fuerza política se encuentra conformada por centrales sindicales, un amplio espectro de partidos políticos y asociaciones vecinales. Tras el levantamiento que venció a Al-Bashir, se plegó a un gobierno de transición cívico-militar, del que fue eyectada por el golpe de al Burhan.
El escenario político en Sudán se configura en una gran ventana de oportunidades para los trabajadores. En un contexto de crisis económica, guerras y represión, el heroísmo de los obreros sudaneses demuestra que la única salida es la organización y la lucha.
Felipe Cibotti
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