El caso Astesiano tuvo esta semana nuevas revelaciones cuando audios revelaron que el exjefe de la custodia presidencial Alejandro Astesiano utilizó el sistema de videovigilancia del Ministerio del Interior para rastrear los movimientos del presidente del Pit-Cnt, Marcelo Abdala.
Astesiano además tuvo acceso “inmediato” al resultado de la espirometría realizada a Abdala, dando cuenta del acceso y manejo de información del Estado.
Por si fuera poco los audios con imágenes del suceso fueron enviados al secretario del presidente Lacalle, Nicolás Martinez, mostrando que el entorno del presidente era parte de este espionaje.
Estas revelaciones se dan a los pocos días de que otros audios difundidos dejaban al descubierto que el presidente y sus colaboradores estaban al tanto de los antecedentes de Astesiano, lo que desmiente el discurso armado por Lacalle de que fue una ingenua “víctima” de alguien que defraudó su confianza.
Espionaje, hostigamiento y persecución desde el régimen
Se trata de un hecho grave que vuelve a poner sobre la mesa los métodos ilegales que emplean los gobiernos, en este caso el espionaje o el seguimiento contra opositores.
El fichaje, fotografías, listas negras y persecución de militantes o luchadores populares es parte del accionar cotidiano de los organismos de seguridad; toda una estructura en las sombras que funciona al margen de la legalidad para acceder a información sensible y al servicio del régimen político.
No se trata de un hecho nuevo o aislado, de toda la historia del país surgen ejemplos de este tipo de accionar al margen de la ley por parte de los gobiernos y el poder.
Una realidad que choca de plano contra la proclamada libertad y democracia que los políticos al servicio del sistema nos tratan de vender.
La respuesta del Partido Comunista y el Frente Amplio
Este tipo de hechos merecen el más absoluto repudio, denunciando que forma parte del “arsenal” de instrumentos del que dispone el Estado para garantizar la estabilidad y continuidad de este régimen de explotación.
Los militantes populares, los luchadores, la izquierda conocen bien los mecanismos de control al que apela el régimen; por eso llama la atención que desde el PCU y el Frente Amplio declaren que estas acciones “ponen en jaque las mejores tradiciones del país” y “pone en entredicho la calidad democrática del Uruguay” (El Popular, 1 de febrero) o que Carolina Cosse señale que estos hechos dañan las instituciones.
Este tipo de declaraciones “embelleciendo” al régimen democrático uruguayo va en contra de la realidad y de la propia historia de persecución y hostigamiento de parte de la propia democracia uruguaya a lo largo de la historia. Militantes del PCU al igual que de otras fuerzas de izquierda fueron víctimas de espionaje, censura, persecución y hostigamiento; ¿Cuáles son las mejores tradiciones del país que menciona el PCU? Sus dirigentes parecen olvidarse de cómo funcionan realmente los engranajes del sistema.
El Frente Amplio se cuida muy bien de plantear la renuncia de Lacalle Pou o de hacer un crítica profunda al sistema, a pesar de que rompe lo ojos que lo que sucede es un escándalo que sucede en el corazón del gobierno.
Las y los trabajadores no pueden confiar en estas instituciones podridas, solo confiando en sus propias fuerzas y apelando a la movilización podrá enfrentar a la coalición derechista.
Hernán Yanes
Jueves 2 de febrero | 23:25
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