La novela póstuma de Almudena Grandes
Con asombrosa rapidez, casi con impaciencia, fue editada Todo va a mejorar, la novela póstuma de la española Almudena Grandes (1960-2021). Estos escritos comenzaron apenas un mes antes de la declaración de la pandemia y del encierro que resultó de ella, interrumpiendo así la saga iniciada con Episodios de una guerra interminable, un proyecto enorme de reconstrucción de la guerra civil española y sus consecuencias políticas.
Sería imposible iniciar esta nota sin antes tener en cuenta ciertos datos: la escritora comienza a escribirla en abril del 2020 y la noticia del cáncer llegaría en septiembre. Un año después, entre muros y hospitales, terminará de escribir y corregir los primeros 6 capítulos.
Es así como se arma la trama de esta novela que es más bien un trenzado entre tres terrores: la pandemia, el avance de la derecha en España y la propia enfermedad. Con estos constructos crea una distopía que no es futurista sino que transcurre en el aquí y ahora, lo cual genera un acercamiento con los lectores que vivimos tanto la pandemia sin fin como el encierro y la soledad que trajo aparejada.
La historia se inicia, precisamente, al finalizar la pandemia que ha dejado una sociedad en situación de derrumbe material y espiritual. Juan Francisco Martínez Sarmiento, “El gran Capitán”, es un mega empresario al estilo Bill Gates, quien se ha dado cuenta de que más allá de los parches el capitalismo como sistema está acabado y es el momento de sacar más que una tajada y llevarse la torta entera. Reconoce la falacia de aprender a vivir en la incertidumbre y sabe que si algo abruma a la clase trabajadora es justamente la incertidumbre. Secundado por Megan García, una carrerista política sin ninguna moral, fundarán el Movimiento Ciudadano Soluciones YA! que promete organizar a España por fuera de la política tradicional resolviendo los problemas cotidianos como la falta de trabajo y viviendas, la desesperanza y la soledad que se cierne sobre la sociedad en general bajo el lema TODO VA A MEJORAR, frase que da lugar al título. Para ello, se tomará el tiempo (y el dinero) de contratar hackers para provocar la caída de Internet, lo cual le permitirá controlar todo el acceso a la información y fraguar sucesivos brotes virales.
Una nueva derecha se adueña así de España, organizando una sociedad feliz y sin conflicto donde todo puede mejorar según el grado de adscripción del individuo al sistema y el grado de libertad que se reclame. En este punto, la novela se emparenta con toda la literatura sobre utopías totalitarias desde 1984 a Un mundo Feliz, pasando por la cinematográfica Blade Runner 2049; sin embargo, lo que marca la diferencia es el empeño en describir y utilizar los métodos, formas e ideología del liberalismo del siglo 21.
Por supuesto que la resistencia no se hará esperar y en un juego que de a poco se va convirtiendo en coral aparecerán los típicos personajes reales, entrañables y contradictorios, a los cuales Almudena nos tiene acostumbrados. No será una resistencia de grandes heroísmos sino más bien de pequeñas tomas de conciencia en medio de una absoluta desorientación y voluntarismo, lo cual no es más que un retrato de la orfandad política en que se encuentran los trabajadores españoles. Es difícil saber si se trata de un pesimismo propio de alguien que vio derrumbarse todas las experiencias izquierdistas de su país o la propia tristeza de sentir que su vida se apaga, nos quedaremos con esa duda ya que la novela queda inconclusa. El final se lo relatará a Luis García Montero desde su cama del hospital.
Es por esta razón que, más allá del acto amoroso de su compañero, la novela carece de final. Como él mismo lo explica, siendo poeta carece del mínimo oficio para el relato y solo intentó cumplir con su legado de compartir con sus lectores hasta el último aliento. Es así como todo se precipita de manera desordenada en un último capítulo que deja más preguntas que respuestas y nos priva de un cierre a la altura del desafío que significa escribir en estos tiempos sobre rebelarse contra la opresión.
Almudena Grandes se ha ido y en honor a su legado tanto la novela como esa rebelión que correrá como pólvora reclaman que les demos el final que merecen.
Lidia Sonenblum
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