Las cifras se desprenden de un informe de Unicef, basado en estadísticas del Indec. Dicho de otra forma, el 66% de los niños y las niñas del territorio nacional -casi nueve millones de infancias- vive en hogares con ingresos inferiores a la Canasta Básica Total o no tiene acceso a derechos elementales como la educación, la protección social, una vivienda o un baño adecuado, el agua o un hábitat seguro. Como vemos, el análisis aborda el concepto de pobreza desde una mirada multidimensional.
A su vez, el informe arroja que nueve de cada diez chicas y chicos en situación de pobreza monetaria tienen alguna persona a cargo en la familia que cuenta con un trabajo remunerado. El 76% de esos menores vive en hogares donde los adultos trabajan de manera informal o precarizada. Es decir, no alcanza con tener un empleo para dejar de ser pobre, debido la extensión del trabajo no registrado y a la miseria salarial reinante.
Esta es la realidad social desgarradora que motiva a la lucha piquetera, en la que participan miles de madres y padres reclamando trabajo genuino para darles un futuro distinto a sus hijos e hijas. Son quienes movilizan de manera infatigable frente a un gobierno que los empobrece y le quita hasta el miserable ingreso del Potenciar Trabajo a 160 mil beneficiarios; y quienes están al frente de los comedores populares que mitigan el hambre en los barrios.
Como si no bastara con los agravios del gobierno, deben todavía soportar la arenga derechista de Espert y cía., pidiendo, con el privilegio que confiere contar con un sueldo de diputado en el bolsillo, “cárcel o bala” contra estos luchadores que apenas juntan el mango para sobrevivir. Una mensaje miserable, que pretende achacarle la responsabilidad de la crisis a los que menos tienen, absolviendo a los poderosos. Habría que aclarar que el parásito del Estado es Espert, que cobra una dieta de $500.000 por predicar contra el pueblo.
Por cierto, los “nacionales y populares”, que se embanderan con el emblema de la justicia social y contra los “discursos de odio”, no salieron a repudiar estos dichos aberrantes. Sucede que su gobierno es el responsable de que dos tercios de las infancias estén sumidos en la pobreza o tengan sus derechos vulnerados. Por lo tanto, convalidan cualquier ataque que vaya dirigido a quienes levantan cabeza contra sus políticas de ajuste.
Además de destruir los ingresos populares, fomentando paritarias a la baja y la proliferación del empleo informal, el Frente de Todos, en función de cumplir con la meta fiscal del FMI, viene descargando un enorme ajuste sobre las niñeces. Tomando las mediciones que releva el Banco Central, que proyectan una inflación del 97% hasta fin de año, podemos decir que Presupuesto 2023 destinado a infancia contempla una caída real del 22%. La contracción es del 20% en las Asignaciones Familiares, del 48% en el Programa Alimentar, del 32% en el Plan Nacional de Primera Infancia, del 90% en la línea de construcción de Centros de Desarrollo Infantil y del 26% en la partida asignada a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Sennaf).
Es la profundización del ajuste aplicado en 2022, donde el presupuesto destinado a AUH se redujo, en términos reales, 10,4%; 7,5% en el caso de la prestación Alimentar, 27% lo devengado en el Plan Nacional de Primera Infancia, 10% la partida de la Sennaf, 45% en Jardines de Infantes y 18% en políticas dirigidas a prevenir el embarazo adolescente. Esto, sin mencionar los recortes realizados y previstos en materia de vivienda, extensión de servicios básicos, educación, entre otros rubros, que agravan las carencias de niños y niñas.
Ahora bien, no habrá solución alguna a esta catástrofe si el descontento social frente al evidente fracaso del peronismo lo canaliza la derecha; la cual defiende más abiertamente el libreto del gran capital y el FMI contra las familias trabajadoras. Las claves profundas para dejarle un mundo mejor a las nuevas generaciones las encontramos en el acampe piquetero, ejemplo de organización colectiva sin ataduras a los políticos capitalistas que destruyen el porvenir de nuestros pibes.
Sofía Hart
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