El sábado 18 de febrero de 2023, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (Amlo) firmó en el Estado de Sonora la “nacionalización” del litio, en su visita al municipio de Bacadéhuachi. Se trata de un decreto complementario de la reforma a la ley minera sancionada en abril de 2022 que ya había declarado entonces de utilidad pública la exploración, explotación y el aprovechamiento de este mineral, otorgando al Estado mexicano el uso exclusivo de este recurso. Incluso en aquella oportunidad parecía superfluo porque ya la Constitución de México señala la propiedad nacional de los recursos mineros y petroleros. Pero, por lo menos, en aquella oportunidad se constituyó la empresa estatal LitioMX para llevar adelante esta explotación.
Ahora, en un alarde de actuado nacionalismo, Amlo declaró: “lo que estamos haciendo ahora, guardadas las proporciones y en otro tiempo, es nacionalizar el litio para que no lo puedan explotar extranjeros, ni de Rusia, ni de China, ni de Estados Unidos. El petróleo y el litio son de la nación, son del pueblo de México”. Autocomparándose con las expropiaciones realizadas por el presidente Lázaro Cárdenas en la década de 1930 de los monopolios petroleros imperialistas.
No obstante, detrás de la escena montada, la realidad es otra. En efecto, la agencia noticiosa Nueva Rioja dio cuenta de una reciente declaración del canciller mexicano Marcelo Ebrard, quien señaló sin ambages: “en las próximas semanas habrá una llamada telefónica entre el primer mandatario (mexicano) y Elon Musk (el magnate sudafricano y norteamericano, propietario de Tesla, empresa líder en la fabricación de autos eléctricos) para que instale una planta en México”. Según Infobae, la inversión ascenderá a “10.000 millones de dólares”. De acuerdo a la publicación Energía estratégica, “López Obrador respaldó el avance de la fábrica BMW” y añadió que constituirá una inversión de 1.000 millones de dólares. El mismo órgano periodístico dejó trascender que había un acuerdo entre Amlo y Joe Biden para compartir información sobre los mencionados yacimientos de litio de Sonora. “(Amlo) Destacó los importantes avances tecnológicos de potencias como Estados Unidos y la importancia de trabajar con capitales extranjeros”, lo cual ratifica los trascendidos. Y añadió (López Obrador): “Estados Unidos va a tener cerca de Sonora chips en Arizona. Además ahí está la Ford, la industria automotriz, y se complementa con los chips. Esto es lo que está haciendo BMW en San Luis Potosí (otra región rica en litio)”. Para darle más fuerza a sus dichos, y no quedarse en ellos, Amlo declaró (Infobae, 19/2): “Ayer nos reunimos en Nogales por la tarde con la gobernadora de Arizona (Katie Hobbs) porque ellos van a tener un complemento que son los semiconductores, los famosos chips. Estados Unidos dependía, y toda América del Norte, de estos semiconductores que se producen básicamente en Asia”.
El gobierno “nacional y popular” de Morena se está convirtiendo en una pieza clave del imperialismo norteamericano en su guerra comercial con China, fortaleciendo su “alianza”-dependencia (como socio menor en el TMEC) con el imperialismo yanqui. Por otra parte, la agencia noticiosa Bloomberg entrevistó al CEO de Litio MX (empresa creada con la citada reforma de 2022 por el gobierno mexicano para explotar el litio), Pablo Taddei, quien reveló que “negocia con empresas de toda la cadena de valor para concretar asociaciones público-privadas”. Podemos añadir a estos datos irrefutables y lapidarios, que ya existen varias empresas extranjeras que han obtenido concesiones, entre las que se destaca, ya que ha comenzado con tareas de exploración y explotación de litio en Sonora, la china Ganseng Lithium (que compró la empresa a la inglesa BocanoraMinerall) y estará a salvo ya que el artículo 3 del decreto expresa de un modo taxativo: “Quedan a salvo los derechos y obligaciones de los titulares de concesiones vigentes que se encuentran dentro de la zona de reserva de Litio LIMX” ( la empresa estatal creada por Amlo para la explotación de litio”). Es decir, se nacionalizan las “reservas” de litio existentes para futuros emprendimientos. Las que ya están entregadas-concesionadas serán respetadas. ¡Extraña nacionalización la de Amlo!
Para el imperialismo yanqui la asociación de los capitales americanos con el gobierno de Amlo para explotar la extracción de litio mexicano es sumamente ventajosa por los grandes ahorros que implican los bajos costos laborales, así como la electricidad y otros insumos. La agencia de noticias Bloomberg señala que respecto a Estados Unidos la explotación, exploración e industrialización del litio es en México de solo un 37%. No es poco, teniendo en cuenta la magnitud del negocio que aspira a explotar, esto es: 234.850 hectáreas que abarcan potenciales yacimientos del mineral en Sonora, San Luis Potosí, Zacatecas y Baja California, según datos de la Secretaría de Economía mexicana. México tiene solo un 2% de las reservas mundiales de litio (está en 10° lugar del orden internacional) y su costo es mayor que en el cono latinoamericano de Argentina, Bolivia y Chile.
Conclusión
Las declaraciones de López Obrador, haciendo profesión de fe de nacionalismo y defensa de la soberanía, son un maquillaje de los negocios reservados fundamentalmente al imperialismo norteamericano, y en forma secundaria al europeo (acuerdos con Biden y la gobernadora de Arizona y conversaciones con Elon Musk). En segundo lugar, estos acuerdos colocan a México como un aliado menor del imperialismo norteamericano en su feroz guerra comercial con China.
No obstante, para resguardar la seguridad jurídica del capital invertido, preserva los derechos de la explotación del litio a la empresa china Ganfeng y otras de diverso origen, una señal a todo capital privado que quiera invertirse en México.
Cuestión esencial es que el gran capital extranjero resulta favorecido, ya que se le proporciona una materia prima esencial para la industria automotriz y de semiconductores y una fuerza de trabajo considerablemente barata, en el marco de una legislación laboral y jubilatoria cuya característica es el libre despido y la inestabilidad laboral, altamente favorable al capital extranjero, lo cual permite aumentar su tasa de beneficio.
Por último, la “administración estatal” de la explotación del mineral estará en manos del Estado mexicano, sin existir ningún control por parte de los trabajadores; un Estado claramente alineado con el imperialismo norteamericano. Se trata de una pseudo nacionalización, como la que hizo el kirchnerismo al “renacionalizar YPF” transformándola en una “empresa mixta”, quedándose con el 51% de las acciones y asociándose a los monopolios petroleros en el 2013. Esos hicieron así “reserva” de “reservas de concesión” (Vaca Muerta, etc.). Algo típico de los monopolios imperialistas que quieren tener bajo su control los yacimientos de materias primas para que no puedan ser usados por monopolios competidores.
Rápidamente, las autollamadas “corrientes de izquierda” dentro del oficialista Frente de Todos en el gobierno (el PCR de Alderete y la CCC, el Frente Patria Grande de Juan Grabois e Itai Hagman y el llamado Partido Piquetero) salieron a pedir al gobierno de Alberto Fernández de Argentina que siga el “ejemplo” de Amlo. Pero no se han escuchado sus denuncias de cómo en la Argentina la política entreguista del gobierno “popular” permite a los monopolios saquear esta riqueza natural a más no poder. Como señaláramos en el análisis realizado en la edición digital de En defensa del Marxismo (octubre 2022) se plantea la lucha por la “estatización bajo control de los trabajadores de los yacimientos, una producción integrada a un plan nacional de industrialización y el derecho a veto de las comunidades en materia ambiental”. Esto no lo podrá hacer un gobierno entreguista-fondomonetarista.
Las organizaciones de lucha de lucha de los trabajadores y los partidos de izquierda en México deben denunciar las limitaciones de esta supuesta nacionalización del litio, desenmascararla y señalar que esta riqueza debe estar administrada por la clase obrera y no por una burguesía entreguista.
Roberto Gellert
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