Este miércoles, sin embargo, la policía israelí asaltó la mezquita Al Aqsa, en Jerusalem, provocando decenas de heridos. Y cientos de detenidos. Como respuesta, el domingo último (en Israel es día laborable) las comunidades árabes-israelíes protagonizaron un “paro general” de actividades. Un hecho pocas veces visto. Un día antes, en Haifa, tres mil árabes palestinos intentaron sumarse a las manifestaciones israelíes contra la ´reforma judicial’. “La policía impidió que los manifestantes contra la ocupación, algunos con la bandera palestina, marcharan para unirse a la protesta central en la ciudad" (Haaretz, 2/4).
Un editorial del diario centroizquierdista denuncia que “Netanyahu se está preparando para una guerra civil”. Los jefes de policía y del Shin Bet (el servicio de inteligencia) se oponen al establecimiento de una nueva “guardia nacional” bajo la dirección del ministro ultraderechista de Seguridad, Ben Gvir. El diario la denuncia como una “milicia kahanista”; es decir, una banda paramilitar, que “en lenguaje sencillo, sería la fuerza policial privada de Ben-Gvir, discípulo de Meir Kahane, un criminal convicto agresivo, extremista” (sic). Bajo “la bandera del movimiento Kach de Kahane … Netanyahu no se dirige a la paz, sino a la guerra”.
Ese mismo editorial denunció el intento de montar una movilización prorreforma mediante barrabravas de un club de futbol racista, conocido como La Familia, esto es con “tropas de choque de Netanyahu/Ben-Gvir presentes en la manifestación del lunes en apoyo de la revisión legal no fueron más que una promoción de lo que les espera a los manifestantes después del receso de primavera de la Knesset, una vez que se establezca la fuerza policial privada y se completen todos sus preparativos” (ídem). Diversas voces señalan que esa fuerza podría ser reclutada entre miembros de La Familia y otras bandas similares y que el principal objetivo de la nueva fuerza es atender al ´control´ de las poblaciones palestinas dentro de Israel. Éstas cada día más permeables a simpatizar con sus hermanos de los territorios de Cisjordania y Gaza.
A la inversa de lo señalado antes, “jóvenes miembros de Mesarvot, un grupo de objetores de conciencia que se niegan a ser reclutados para el servicio militar regular, quemaron sus órdenes de reclutamiento en la manifestación de Tel Aviv en lo que el grupo dijo que era una protesta contra la ocupación y las políticas de apartheid” (ídem, 3/4).
Norberto Malaj
06/04/2023
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