La renuncia de Alberto Fernández a competir por la reelección es un reconocimiento del fracaso del gobierno del Frente de Todos, bajo el cual la inflación, el endeudamiento y la pobreza continuaron la senda ascendente de la administración de Cambiemos.
La verdad es que Alberto, como señaló Gabriel Solano, precandidato presidencial del Partido Obrero para el Frente de Izquierda Unidad, sostenía su aspiración a un segundo período no tanto porque imaginara alguna chance de ganar, sino para no quedar aún más desautorizado en los meses que le quedan de mandato. “Fernández venía manteniendo una ficción de candidatura para no terminar de liquidar una autoridad política totalmente golpeada. Por eso, esta renuncia termina de licuar su figura presidencial”, apuntó.
Las vísperas del renunciamiento fueron agitadas. El asesor presidencial Antonio Aracre, un hombre del grupo empresario Syngenta, dejó su cargo en medio de rumores sobre disputas palaciegas con el ministro de Economía, Sergio Massa. En el círculo del exintendente de Tigre le atribuyen a Aracre la elaboración de un plan alternativo frente a la inflación con el que se inmiscuía en sus funciones. Incluso circuló la versión de un posible reemplazo del titular del Palacio de Hacienda. Las pujas internas en el Frente de Todos, que envuelven también al kirchnerismo, son otro síntoma del fracaso del gobierno.
El “affaire Aracre” hizo su aporte a un nuevo salto en la cotización del dólar blue y las presiones por una devaluación de la moneda. Para calmar a “los mercados”, el gobierno volvió a incrementar las tasas de interés para asegurar retornos positivos reales a los especuladores. Antes lanzó el “dólar agro” para conseguir la liquidación de divisas del capital agrario. Con estas medidas, el gobierno busca calmar la situación en el corto plazo, al costo de agravar el quebranto económico. Aún así, tras el discurso de Fernández, el blue volvió a crecer.
“La orientación social del gobierno es clara: mientras le garantiza al capital financiero ingresos por encima de la inflación, promueve aumentos salariales y jubilatorios a la baja y utiliza el alza inflacionaria para licuar las partidas sociales”, señala Sofía Hart en un análisis de las últimas medidas oficiales.
Conforme se acentúa la debacle del gobierno, cobra mayor relevancia el mapa político de la oposición, aunque en estas tiendas políticas las internas no son menos virulentas, como lo mostraron los cruces entre Macri y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta por el diseño de la votación en la Ciudad de Buenos Aires.
En el foro empresario de Llao Llao, los discursos de los precandidatos de Juntos por el Cambio (Larreta y Patricia Bullrich) y de Javier Milei son los que despertaron mayor interés entre los hombres de negocios. Los tres fueron a rendir examen frente a los dueños del país, prometiéndoles el oro y el moro. Milei volvió a agitar un planteo de dolarización que podría conducir a salarios miserables de 30 dólares mensuales.
Por debajo, la insoportable carestía empuja la lucha. La Unidad Piquetera protagonizó una impactante marcha de antorchas desde Puente Pueyrredón hasta Plaza de Mayo, seguida de un acampe nocturno en ese centro del poder político. Al día siguiente, se movilizó al Ministerio de Desarrollo Social. Trabajo genuino, asistencia integral a los comedores populares y rechazo a las bajas en los planes fueron los principales reclamos. Organizaciones obreras como el Sutna (sindicato del neumático) acompañaron la jornada. “La alianza entre ocupados y desocupados es fundamental para el triunfo de la clase trabajadora”, sostuvo Alejandro Crespo, secretario general de ese sindicato. En el mismo sentido, la Unidad Piquetera expresó su apoyo a los trabajadores de prensa, gremio en el que se abrió una lucha contra los 48 despidos en Clarín.
Estas batallas acontecen en vísperas de un nuevo día internacional de los trabajadores. Para el 1° de Mayo, el FIT Unidad prepara un acto en Plaza de Mayo bajo el lema “por la derrota del ajuste y el pacto del gobierno con el FMI, apoyado por todos los partidos patronales”.
Necesitamos un gobierno de los trabajadores y la izquierda.
Buen domingo.
Gustavo Montenegro
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