La crisis económica no da tregua y al gobierno se le acaban los cartuchos. El dólar blue roza los $500. Cuando Sergio Massa asumió, el precio era de $314. La idea de esta asunción era que Economía pudiera llevar adelante un plan de contingencia que le de aire al gobierno para llegar a las elecciones. Sin embargo, el ministro y su esquema tambalean mientras Argentina se hunde por el peso del endeudamiento, la inflación y las presiones devaluatorias.
Desde agosto del año pasado, fecha en la que asumió el nuevo ministro de Economía, el endeudamiento del país ha pegado un salto exponencial. Esto sucede porque el Tesoro financia el déficit fiscal mediante la emisión de deuda como impone el FMI, y toma créditos con organismo internacionales para tratar de zafar de la devaluación y seguir pagando los vencimientos de deuda. Así, para julio 2022 el stock de deuda bruta ascendió a un monto total equivalente a USD 380.760 millones, mientras que para diciembre llegó al récord de US$ 396.539 millones, según datos oficiales de la Secretaría de Finanzas.
Este incremento de la deuda pública se ha dado al ritmo de los canjes esgrimidos por el gobierno para patear los vencimientos para más adelante mediante intereses más jugosos, garantías frente al dólar y la inflación, y plazos más cortos, tornando a esta hipoteca cada vez más explosiva. Tal es así que, esta semana, el Tesoro buscará renovar vencimientos por $959.952 millones mediante el incremento de esta usura, especialmente con bonos linkeados al dólar para cubrirse de una devaluación, pero existe una enorme desconfianza por parte de los acreedores frente a la posibilidad de default. Esto hace que siga firme la corrida hacia el dólar.
Para frenar la estampida, Massa salió a vender a precios de remate los títulos públicos nominados en dólares pero que se negocian en pesos, que es con los que opera el contado con liqui (CCL). Es un intento por intentar frenar el dólar CCL, lo cual en un punto beneficia la dolarización de las carteras privadas. Esto lo hace mediante los organismos públicos, que tienen en su poder gran parte de estos títulos, como el FGS -o sea, metiendo la mano en la lata de los jubilados. Esta venta de bonos cuya cotización está por el piso equivale a endeudarse con acreedores privados a pagando una tasa superior al 50%, según el cálculo de las consultoras.
Por otra parte, para cuando asumió Massa, las reservas netas del Central oscilaban alrededor de U$S 2.000. Para nutrirlas impulsó el dólar soja I y II, y el dólar agro, todas devaluaciones encubiertas para seducir a las patronales agrarias a que liquiden las divisas retenidas mediante un dólar más caro, y que supuestamente iban a ser destinadas a nutrir las reservas del Central. Al contrario, no solo que no sucedió (en las arcas del BCRA hay entre entre U$S 500 y U$S 1000 millones netos), sino que la medida atizó la corrida de esos pesos hacia el dólar paralelo y necesitó de un enorme nivel de emisión que promueve la inflación. Con el mismo presunto objetivo, también acrecentó el endeudamiento, el cual aumentó U$S 8.000 millones en el cuarto trimestre de 2022.
Nada de esto generó un acopio de reservas. Las divisas fueron destinadas a financiar la corrida cambiaria, la fuga de capitales y el propio pago de la deuda externa, disminuyendo estrepitosamente la capacidad del gobierno para contener la corrida. Esta a su vez estanca cualquier posibilidad de liquidación de divisas por parte del sector agrario, quienes ahora van a pugnar por un dólar más caro o una devaluación en regla.
En lo que concierne a la fuga de capitales mucho tienen que ver las maniobras de las patronales importadoras y exportadoras para beneficiarse con la brecha cambiaria. Mientras tanto, frente a la crisis de reservas y el cepo a las importaciones, se multiplicó por ocho el monto el pago en yuanes para pagar las importaciones desde China, lo que activa el uso del swap; esto equivale a tomar deuda externa con el gigante asiático a intereses usurarios.
Queda claro que el plan Massa fracasó pero son los políticos capitalistas en su conjunto los que nos trajeron a esta debacle. Hay que echarlos para terminar con esta sangría. Solo la clase que genera las riquezas del país puede dirigir la economía para que los recursos nacionales sean destinados a cubrir las necesidades populares.
Camila García
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