Tras un pacto con la alianza Sumar, formaciones políticas catalanas (Junts y Esquerra Republicana) y las fuerzas vascas (PNV, EH Bildu), gallegas y canarias, Pedro Sánchez consiguió su investidura presidencial este jueves 16, después de un largo y tortuoso período de negociaciones y disputas políticas. La votación en el parlamento arrojó 179 votos a favor del dirigente del PSOE, y 171 en contra, fundamentalmente del Partido Popular y Vox. Al realizarse las elecciones del 23 de julio, en Prensa Obrera afirmábamos que “gana el PP pero se abre una crisis política”. Los cuatro meses transcurridos desde las elecciones a la formación de un nuevo gobierno mostraron en toda su dimensión la magnitud de esa crisis política.
En el medio se produjo el intento de formación de un gobierno PP-Vox condenado de antemano al fracaso. Pero, entonces, ¿cuál fue el sentido de tal intento? Los 16 días de movilización de las derechas y fascistas rodeando las sedes del PSOE, las sentadas de los jueces “conservadores” frente a las sedes de los tribunales; los juicios por terrorismo iniciados (seis años después) contra quienes participaron en las jornadas del 1-O de 2017 y las movilizaciones masivas de 2019 por la independencia de Catalunya; son todos hechos que muestran que ese frente político “fracasado” entre el PP y Vox para formar gobierno eran un llamado de toque a la movilización general de los franquistas para forzar al PSOE de Sánchez a un giro a la derecha.
El giro a la derecha del Frente Popular
Este giro a la derecha es una necesidad del conjunto de la burguesía del Estado. Los objetivos son enterrar el movimiento del 15-M de 2011 y el Proces Catalá de Independencia, ambos hijos de la profunda crisis de 2008 que dejó estas movilizaciones contra el régimen del 78 como resultado.
Este es el mandato de la burguesía para con el segundo gobierno del Frente Popular y la explicación del por qué se realizan movilizaciones a las sedes del PSOE que el PP intenta transformar en “eventos” en plazas y sacándolas de un enfrentamiento con el gobierno recién parido por las cortes. También explica con claridad la expulsión de Podemos del gobierno a pesar de ser la formación más importante de Sumar (la coalición política estatal a la izquierda del PSOE) como quedó claro en el referéndum interno convocado a los efectos de determinar su integración al gobierno.
Este mandato también surge de las burguesías catalana (a través de Junts, el partido de Puidgemont) y vasca (por medio del PNV, el partido tradicional de gobierno de esa burguesía) que han dado soporte explícito al gobierno del Frente Popular a cambio de la amnistía a los represaliados del Proces (única forma a la fecha de intentar enterrarlo) y a cambio de ciertas ventajas económicas (tal como hacen los gobernadores en este país cuando venden sus votos en Diputados o Senadores para votarles leyes al Poder Ejecutivo). Lo mismo vale para las empresas que cotizan en el Ibex 35 y para la principal central empresaria (la CEOE) que no cuestionan la amnistía o la transferencia de competencias ya que Sánchez-Yolanda Díaz han demostrado con la contra reforma laboral que son un gobierno confiable contra los derechos de los trabajadores.
Por su parte, el PSOE y Sumar se han alineado en un 100% con las políticas de la Otan incrementando los fondos dedicados a la defensa, y el apoyo político y militar a Ucrania que han explicitado en el discurso de esta segunda investidura. Lo mismo sucede con el genocidio sionista en Gaza: más allá del palabrerío sobre los dos Estados y la solución política, no han pedido el cese de la masacre sino que por el contario han enviado una fragata para integrarse a la flota que dirigen los yankys en el Mediterráneo Oriental.
Como vemos, más allá de la aritmética electoral, estas son las razones profundas del por qué la burguesía del Estado, la Unión Europea y la Otan han apoyado la asunción de este segundo gobierno del Frente Popular. Pero esto no cierra la crisis política. Es un gobierno débil integrado por más de una docena de formaciones políticas, debe enfrentar y controlar las movilizaciones y hostigamiento de las fuerzas franquistas que se han puesto como objetivo una legislatura corta, o sea la caída del gobierno antes de su término y, lo más importante, mostrar que tiene los recursos políticos y materiales para aplicar el ajuste que a partir de 2024 impondrá Bruselas a todos sus miembros ante la continuidad de la crisis económica, así como deberá mostrar si tiene los recursos políticos para terminar o encarrilar el movimiento independentista en Catalunya. En suma, la crisis política no está resuelta.
La salida de los trabajadores y los pueblos es superar las direcciones del Frente Popular
En los cinco años del gobierno del Frente Popular, se mantuvo la legislación laboral del PP; la ley mordaza que impide la libertad de expresión por la que se mantienen presos; las devoluciones “en caliente” de los migrantes; se niegan los derechos de los pueblos de desarrollar su derecho a la autodeterminación; pero sobre todo se mantiene la sumisión a las políticas de la Unión Europea imperialista y de la Otan incrementando de los gastos militares, la intervención en la guerra imperialista en Ucrania y mandando fuerzas militares para apoyar la masacre sionista en Gaza.
Para terminar con estas políticas que profundizará este segundo gobierno del frente popular es necesario ganar las calles contra los franquistas y nuestras reivindicaciones inmediatas, recuperar los sindicatos y construir un partido independiente del régimen del 78 y su monarquía. Un partido que tenga como norte un gobierno de trabajadoras y trabajadores que plantee la unión de repúblicas socialistas de la península ibérica.
Antonio Rosselló
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