Fue evidente, de entrada, que Rossi venía guionado por su equipo de campaña para evitar un choque frontal con Villarruel y replegarse a una actuación ‘propositiva’ que pudiera seducir a los votantes errantes de Juntos por el Cambio. Para eso, Rossi empezó a balbucear futuras partidas presupuestarias para educación u obra pública, que poco podían impresionar a los asistentes y a los televidentes que no viven de cifras, y cuando Argentina se encuentra en una ola de remarcaciones de precios hiperinflacionaria. Villaruel se aplicó a la línea contraria –pegarle duro sin molestarse por ninguna clase de ‘propuesta’. La ultraderechista se puso a la ofensiva desde el gong de partida, y el nacionalista popular a la retranca. En lugar de hacerse valer, cayó en el error de quejarse porque no lo dejaban hablar. Típico.
Rossi, por ejemplo, no pudo defender la creación de empleo después del levantamiento de la cuarentena, porque él mismo la desvalorizó con el reconocimiento de que los salarios reales bajaron, al mismo, tiempo, en forma estrepitosa. Cuando Vilarruel lo martilló con un crecimiento de la pobreza, asegurando que llegaba al 50%, Rossi le peleó el porcentaje al 38%. Rossi, el jefe de gabinete en funciones, en ningún momento atacó a su rival, que plantea un ajuste del 15% del gasto fiscal, ni podía tampoco, por lo tanto, mantener la presión en este punto hasta que la derechista respondiera por un sí o no a ese despropósito.
Con el tema de la dolarización, el tema más vulnerable de Milei y el más atacado por los empresarios, Rossi, paradójicamente, casi tocó la lona, al denunciar que era inviable por la falta de dólares, sin advertir que esa falta era responsabilidad de su propio gobierno, que ha dilapidado los grandes superávits comerciales de 2021 y 2022, y sigue dilapidando las reservas internacionales, mediante el subsidio a las importaciones y al giro de pagos de intereses al exterior, y mediante la venta de divisas para contener la cotización paralela. Permitió, con esta ‘gaffe’, que Villarruel se anotara el mayor número de puntos a favor en la noche, al retrucar que Argentina es el tercer país con la tenencia de los mayores activos en dólares, luego de Estados Unidos, por supuesto, y Rusia. Esto le permitió asegurar que la exteriorización de esos activos, e incluso un blanqueo, servirían para financiar una dolarización, sin que Rossi atinara a una respuesta a esa brutalidad económica y política. Es que Massa mismo ya ha anunciado la intención de impulsar un blanqueo de capitales, con la intención, dice, de elevar la cotización de la deuda externa y empezar a pagar la deuda con el FMI. La hipoteca política que llevan el kirchnerismo y Massa sobre sus espaldas, es un obstáculo insuperable para poder demoler políticamente a los ‘libertarios’.
Un punto llamativo del debate, aunque breve y posiblemente desapercibido, fue la denuncia de Rossi de que LLA repudia el compromiso de metas climáticas conocidas como Programa2030. Villarruel no se incomodó con este apriete: denunció, sin pestañar, que ese Programa socava la soberanía nacional. Es el discurso de Trump y Bolsonaro. Pero el gobierno del FdT y de UxP impulsan todos los proyectos extractivistas que conspiran contra el combate al envenenamiento del clima, en una actitud de hipocresía fenomenal. En materia climática, la divergencia entre los negacionistas y la burguesía ‘ecologista’ es imperceptible. Argentina tiene una agricultura sojera y una ganadería altamente contaminante, cebada con insumos químicos y venenosos. Villarruel no tuvo dificultad en sacarse de encima a Rossi en este punto, porque la ayuda el arco de coincidencias.
El fracaso más sensible de Rossi fue cuando tuvo que atacar, avanzado ya el debate, el negacionismo libertario de la dictadura militar. Es que el prontuario de los demócratas en este punto es harto cuestionable. El general Domingo Bussi, un jefe público del genocidio y hasta de la limpieza étnica en Tucumán, pudo gobernar la provincia sin que se mosqueara ningún constitucionalista, ni intelectual de centro izquierda defensor de “las instituciones democráticas”. Ni hablar del punto final o la obediencia debida del alfonsinismo y el peronismo, y de los indultos de Menem. La denuncia del negacionismo no puede tener como propósito que el negacionista se desdiga, ni implica instalar una dictadura militar. Esto está fuera de agenda en la actualidad. Rossi, sin embargo, no advirtió ni denunció en ningún momento que la negacionista tiene un programa represivo sideral, del tipo que el ejército sionista aplica contra los palestinos. Villarruel pudo, así, salir por la tangente de esta cuestión crucial, con la denuncia de que Montoneros o el ERP no fueron sometidos a proceso judicial. Esta ‘denuncia’ no es sola de los libertarios; es acompañada por toda la dirigencia de JxC, por la mayor parte del Poder Judicial y también del peronismo –en especial la burocracia sindical.
La dictadura militar no está en la agenda del país, ni del imperialismo, ni de la burguesía –lo que está en la agenda es el reforzamiento de la represión en el marco de la democracia. Un luchador como César Arakaki ha sido condenado a dos años de prisión por luchar contra el gobierno macrista.
En el debate acerca de la mujer, la performance de Rossi volvió a rozar la lona. Alertado por sus asesores de que Milei niega la situación desfavorable de la mujer en cuanto a remuneración laboral, propuso poner fin a esta discriminación, luego de dejar pasar cuatro años de gobierno sin hacerlo. La promesa tiene lugar en medio de una desvalorización generalizada de salarios. Villarruel, sin pruritos morales, desvió el tema y atacó el incremento de la violencia contra la mujer, a la que Rossi no había aludido. ¡La cuestión del aborto quedó fuera de agenda, a sabiendas que el rechazo a ese derecho es una cuestión de principios para los libertarios! Es que con tanto cortejo al papa Francisco, los nacionales y populares evitan el tema tanto como pueden. El debate dejó ver las conexiones entre las posiciones de unos y otros. Villarruel se limitó a hacer jugar a su favor las inconsistencias de los nacionales y populares. Esto debería servir de alarma para el próximo domingo.
El relato se repite en cuanto a la salud, vivienda y educación, donde el privatismo de LLA compite con varias décadas de avance de la privatización en todos esos campos. La arancelización de los hospitales es una política de los nacionales y populares, que busca empalmar la atención estatal de la salud con la salud privada. La libertaria se dio el lujo de denunciar por la pantalla chica el impasse de “inquilinos y propietarios”, sin que fuera retrucada.
Agustín Rossi, en el debate, fracasó en el propósito estratégico del massismo y el kirchnerismo de mostrar que “no son lo mismo”. Lo ocurrido en A Dos Voces debiera encender las alarmas en los cuarteles de Massa con vistas al debate del próximo domingo. En cuanto a los trabajadores, la confrontación UxP versus LLA no pasa de lo que vieron. La situación social de la clase obrera -sus aspiraciones y luchas- ni fue mencionada.
Jorge Altamira
09/11/2023
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