miércoles, noviembre 08, 2023

Gaza, una masacre con la complicidad yanqui


La visita de Blinken a Medio Oriente

 El ministro de Patrimonio israelí, Amichai Eliyahu, sorprendió al mundo este fin de semana con sus declaraciones periodísticas en las que planteó que un ataque nuclear contra la Franja de Gaza “es una de las posibilidades” para resolver el conflicto en el enclave costero. La respuesta del primer ministro Benjamin Netanyahu fue suspenderlo en forma indefinida. Entiéndase bien: ni siquiera lo echó del cargo.
 ¿Fue solo un exabrupto, propio de un debate acalorado? Eliyahu pertenece a la formación ultraderechista Poder Judío, la misma del ministro de Seguridad Itamar Ben Gvir, quien anunció, después del 7 de octubre -fecha de la incursión de Hamas en Israel- que se dejaba a Gaza sin agua, electricidad ni combustible porque “estamos tratando con animales”. En la entrevista en que defendió el ataque atómico, Eliyahu justificó ese bloqueo infame en nombre de que “no existen civiles no involucrados” en Gaza. En resumen, no fue un exceso verbal: es una concepción política cada vez más extendida en el poder político israelí, que alienta y justifica una “limpieza étnica” del pueblo palestino.
 Casi en simultáneo con las declaraciones de Eliyahu, el ministro de Finanzas, Benjamin Smotrich, propuso crear “zonas libres de palestinos” en los alrededores de los asentamientos coloniales y de las carreteras de Cisjordania. En este territorio, en que viven medio millón de israelíes, ya son 144 los palestinos asesinados desde el 7 de octubre. El ya mencionado ministro Ben Gvir entrega armas a las bandas fascistas que atacan las aldeas palestinas, incendiando sus casas y cultivos. 
 La ofensiva sionista en Gaza ya dejó más de 10 mil palestinos muertos (más de 4 mil niños) y 1,5 millones de desplazados, el 70% de la población. No entra una sola gota de combustible al enclave y escasean el agua, la comida y los medicamentos. Las tropas israelíes aseguran haber cortado en dos el territorio y cercado la capital del enclave. A la par de las tareas de la infantería, la aviación israelí atacó los hospitales pediátrico, psiquiátrico y oftalmológico de la Ciudad de Gaza, dejando varios muertos, y también volvió a bombardear los centros de refugiados. 

 La gira de Blinken

 Estados Unidos respalda esta acción genocida en nombre del “derecho de Israel a defenderse”, el mismo argumento empleado por el juez de la Corte Suprema argentina, Carlos Rosenkrantz, en el acto de la Daia. A los efectos de facilitar esa “defensa”, Washington otorgó más de mil bombas inteligentes en las últimas semanas, y evalúa un paquete multimillonario de auxilio militar. El titular del Departamento de Estado, Antony Blinken, se opuso expresamente a un cese del fuego, argumentando que “simplemente le permitirá a Hamas reagruparse y permitir lo que hizo el 7 de octubre”. Para satisfacción de Eliyahu, la Casa Blanca acaba de fletar al Medio Oriente un submarino con capacidad para transportar ojivas nucleares y advirtió a Irán y Hezbollah que no se involucren en el conflicto. Teherán y la milicia chiíta estarían vedados de hacerlo, pero no así, según parece, Washington. 
 Mientras algunos medios hacen un esfuerzo por mostrar una supuesta preocupación humanitaria de Estados Unidos, debido a su defensa de “pausas” entre los bombardeos, el pueblo palestino tiene claras las cosas. “Tienes sangre en las manos, Blinken”: así fue recibido el funcionario en Cisjordania por los manifestantes. Blinken se reunió allí con el titular de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas. Según reconstruyen las agencias de noticias, el norteamericano habría agradecido a Abbas su colaboración para que no estalle Cisjordania y habría insinuado la posibilidad de que la AP juegue en el futuro un papel en la administración del enclave, si Hamas es derrotado. “El futuro de Gaza no fue el tema central de la reunión, pero la Autoridad Palestina parecía dispuesta a desempeñar un papel”, cita a un funcionario estadounidense, en off the record, el sitio Palestine Chronicle (5/11). Es solo una variante: el “nuclearista” Eliyahu defendió en la entrevista radial ya aludida una anexión directa del enclave por parte de Israel. De todas maneras, antes de vender la piel hay que cazar el oso: Israel enfrenta una fuerte resistencia de los milicianos de Hamas y la Jihad Islámica y la ofensiva israelí se hace más lenta y costosa en vidas cuanto más se adentra en el combate urbano, calle por calle. 
 Si bien Estados Unidos brinda un apoyo firme a Tel Aviv, preferiría evitar una regionalización del conflicto que lo obligue a distraer fuerzas de la guerra en Ucrania, en la que ya dilapidó decenas de miles de millones de dólares, sin que la contraofensiva de las fuerzas de Zelensky avance demasiado. A los efectos de mantener los puentes tendidos, Blinken se reunió con la AP y visitó Jordania e Irak. 

 El discurso de Nasrallah 

Hasta aquí, si bien la ofensiva israelí puso en el congelador la normalización de relaciones entre Tel Aviv y Arabia Saudita, y Bahrein y Jordania entraron en cortocircuitos diplomáticos con Israel, los países árabes han sido, cuanto menos, tibios en su respuesta. Las burguesías árabes tienen lazos de todo tipo con la Casa Blanca, al punto de albergar muchas de sus bases militares en la región. 
 En cuanto al llamado eje de Irán y Hezbollah, se discute mucho hasta qué punto está, más allá de sus declaraciones a favor de la resistencia palestina, dispuesto a abrirle un segundo frente a Israel. Hasta ahora, la milicia libanesa viene lanzando cohetes regularmente y mantiene un conflicto de baja intensidad con Tel Aviv que ya dejó decenas de muertos a ambos lados. No obstante, el reciente discurso de Hasan Nasrallah fue recibido -según el corresponsal en Gaza de Palestine Chronicle– con insatisfacción en los campos de refugiados palestinos, que esperaban, en medio de la masacre que están sufriendo, un involucramiento mayor. La larga crisis política y económica que atraviesa el Líbano, donde el poder político se reparte entre los distintos grupos confesionales y los equilibrios penden de un hilo, puede ser uno de los factores que pesa en la actitud cautelosa de Hezbollah. El primer ministro libanés Najib Mikati, un magnate de las telecomunicaciones que pertenece a otra fuerza política, dijo dos días después de los ataques de Hamas que su prioridad era garantizar la estabilidad en la frontera con Israel. Pero más allá de todo, la profundización de la ofensiva sionista abre un escenario explosivo que no permite descartar una extensión del conflicto. 

 Las movilizaciones

 Uno de los principales apoyos a las masas palestinas ha venido de las movilizaciones populares y las acciones obreras a nivel internacional. Este fin de semana, cientos de miles desfilaron por las calles de Estados Unidos, Indonesia y otros países. Los sindicatos aeroportuarios belgas anunciaron un boicot al envío de armas a Israel y, en el mismo sentido, hubo un piquete frente a una fábrica armamentística en Inglaterra. En Israel hubo algunas pequeñas protestas en reclamo de un cese al fuego, pero por ahora prima un soporte, si no a Netanyahu, quien se encuentra bastante desacreditado, sí al menos a los ataques contra Gaza. 
 Abajo la acción genocida del Estado de Israel. 

 Gustavo Montenegro

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