En la Argentina, el viernes, la DAIA -Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas- llamó a las autoridades educativas a cancelar la libertad de cátedra y los derechos políticos de docentes y estudiantes.
En un comunicado titulado “Incremento del antisemitismo en universidades argentinas”, convocó a los decanos de distintas carreras e institutos terciarios del país a “garantizar que los estudiantes de la comunidad judía puedan transcurrir su formación académica en un marco de no discriminación y sin agresiones que tiene como excusa la guerra contra el terrorismo de Hamas”. La masacre contra el pueblo palestino no es una ‘excusa’, lo es el supuesto antisemitismo que la Daia iguala con el sionismo.
Y explica: “Se denunció la exhibición de pancartas, comentarios por parte de docentes en el dictado de clases, destrucción de carteles con las imágenes de los secuestrados, y múltiples expresiones de odio en redes sociales”.
Estas “manifestaciones judeofóbicas” se habrían verificado en Psicología, Filosofía y Letras, Medicina y Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Instituto Superior del profesorado Dr. Joaquín V. González. Esta persecución contra la libertad de expresión, que tiene el propósit de acallar la denuncia del genocidio palestino, encuentra respaldo político y legal en la declaración promovida por la IHRA (siglas en inglés de la Alianza Internacional para la Rememoración del Holocausto), bajo el impulso de Trump y Nethanyahu. Esta Declaración fue apoyada con un voto casi unánime en la Legislatura porteña con el voto de Bregman y Solano. Varios días más tarde, una y otro pidieron disculpas por ese voto, que habían atribuída a una mala información de los asesores de sus bancadas.
La DAIA, que “se mantiene en contacto con todas las universidades para que, tal como indica la Special Envoys and Coordinators Combating Antisemitism (SECCA) de la que la Argentina es parte, reclama que se “inste a la sociedad civil -incluidas las federaciones deportivas, las comunidades religiosas, el sector cultural y académico- a no quedarse quietos o en silencio, sino más bien a utilizar su influencia para contrarrestar eficazmente el antisemitismo y promover actos públicos de solidaridad”. Por ejemplo, el jueves, las universidades de Harvard, Columbia y Penn “se comprometieron a luchar contra el antisemitismo en el campus y prohibieron los grupos de estudiantes pro palestinos, condenando consignas y creando grupos de trabajo para abordar el antisemitismo” (NYT, 10/11).
El sionismo ha lanzado, asimismo, una campaña contra Roger Waters, defensor de los derechos del pueblo palestino. Ayer, tanto el Hotel Faena como en Hotel Alvear cancelaron súbitamente las reservas para el equipo de Roger Waters, que se presentará en el estadio de River Plate los próximos 21 y 22 de noviembre. Watersviene realizando declaraciones y posteos en redes en los que exige que "se detenga el genocidio en Gaza", además de abogar por la causa palestina en sus shows.
Desde San Pablo, Brasil, donde actuará este sábado, Roger Waters informó a Página/12 que fueron canceladas sus reservaciones en hoteles porteños con extrañas excusas. “En el Alvear nos confirmaron una reserva de diez habitaciones desde el 13 al 22 de noviembre esta mañana (por el viernes), y luego, por la tarde, también la cancelaron".
Es un esfuerzo inútil. El esfuerzo por hacer un sinónimo de judío y sionista es desmentido por innumerables voces judías, principalmente por sobrevivientes o descendientes de sobrevivientes del Holocausto. Ni todos los judíos son sionistas ni todos los sionistas son judíos como bien demuestran Joe Biden, Donald Trump y las autoridades de la Unión Europea.
Olga Cristóbal
11/11/2023
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