Es decir que el 50 % de los niños que nacen son pobres. Entre ellos, 30.000 lo hacen en condiciones de “emergencia habitacional”.El informe del INE demuestra que las políticas públicas están inclinadas a los adultos mayores, con un sistema de seguridad social que casi no deja que las personas de este rango etario caigan en la pobreza.
De acuerdo al informe del instituto oficial, la pobreza medida por ingreso se ubicó en 10,4% del total de la población en los primeros seis meses de 2023. La pobreza entre menores de 6 años es 11,6 veces mayor que la de los adultos mayores de 65, convirtiendo a Uruguay en el país con mayor infantilización de la pobreza en América Latina.
Las categorías con las que trabaja el ministerio de Desarrollo Social son tres: hogares con una Necesidad Básica Insatisfecha (NBI), dos NBI y con tres o más NBI. Si se pone el foco en 2019, había 14,5% de personas que vivían con una NBI, mientras que en el 2022 la cifra disminuye a 12,7.
Lo mismo sucede con el grupo de dos NBI, dado que en 2019 se ubicó en 2,8% y en 2022 la cifra cayó a 1,9, según datos de la cartera a los que accedió Montevideo Portal. En el caso de personas con tres o más NBI en 2019 había 1,5% de uruguayos viviendo en ese tipo de hogares, mientras que el año pasado el número se ubicó en 0,9.
Por otro lado, los hogares que no tienen necesidades básicas insatisfechas han crecido en los últimos dos años. En 2019 se ubicaba en 81,3%, pero en 2022 el número trepó a 84,5%.
“Lo que hace Uruguay con estos niños es criminal”, dijo la diputada Cristina Lustemberg (Frente Amplio-centroizquierda) en el Parlamento, cuando presentó estas cifras. Lustemberg hizo hincapié en que la pobreza infantil está “sobrediagnosticada” en el país. Están los datos, el conocimiento técnico y el consenso político para superarla. “Necesitamos tener el coraje de hacer algo diferente”, dijo.
“La pobreza en Uruguay tiene rostro de niño y también de mujer”, señaló en esa jornada Gustavo de Armas, asesor en planeamiento estratégico de Naciones Unidas en Uruguay. De Armas presentó un adelanto del informe Abatir la pobreza en Uruguay al 2030, según el cual los niños y adolescentes uruguayos representan el 44% de la población que vive por debajo de la línea de pobreza en este país sudamericano.
Otro 44% está conformado por los adultos que viven con esos niños, en su mayoría mujeres jefas de hogar que son quienes más tiempo dedican al trabajo no remunerado.
De Armas estimó que reducir estas cifras a la mitad implicaría, entre otras medidas, aumentar el nivel de las prestaciones no contributivas a 453 millones de dólares anuales. En otros términos, eso supondría dedicar a esas ayudas el 1,14% del Producto Bruto Interno.
El asesor de ONU subrayó que pese a tener el “estado de bienestar más desarrollado de la región”, en pobreza infantil el caso de Uruguay es “absolutamente extremo.” Señaló que 44% de la población pobre es menor de 18 años, y que la situación afecta con mayor notoriedad a las mujeres, que suelen ser las jefas de los hogares más vulnerables.
De hecho, 68% de los 88.000 hogares pobres que hay en Uruguay tienen jefatura femenina. De ellas, sólo la mitad está empleada y eso “se combina con una muy alta dedicación al trabajo no remunerado”.
Si comparamos este gasto con otros del Estado, podemos observar que en 2022, Uruguay dedicó el 6,74% de su gasto público total a defensa, mientras que el año anterior había dedicado el 6,79%, cinco años antes el 6,04% y si nos remontamos diez años atrás el porcentaje fue del 5,97% del gasto público.
En 2022, el gasto público per cápita en defensa en Uruguay fue de 375 euros por habitante. Se trata del gasto total dividido entre todos sus habitantes, independientemente de que sean estudiantes o no y de la edad que tengan.
Esto demuestra que el dinero está, ni que hablar si se genera un fondo financiado con un impuesto a las grandes fortunas, por ejemplo. Y si se frena, al menos en parte, la creación de Zonas Francas, donde el Estado renuncia a su capacidad de recaudación.
El combate a la pobreza infantil es un debe histórico de todas las fuerzas políticas. Las infancias no rinde tanto electoralmente, pero después llegan los lamentos sobre el nivel de la educación, de la formación laboral, de las violencias, de las injusticias, de las inequidades.
Generación tras generación, vulneradas una y otra vez, a merced del mejor postor mientras se sigue ponderando a los “malla oro” (los grandes empresarios, según el presidente Luis Lacalle); esperando un derrame en la eterna sequía de la redistribución.
Vivir en situación de pobreza durante un período en la infancia y adolescencia tiene impactos negativos muy importantes, persistentes y de muy difícil reversión. La pobreza infantil impone costos enormes sobre la vida actual y futura de los niños, niñas y adolescentes afectados, y sobre la sociedad en su conjunto.
Los niños, niñas y adolescentes que viven en situación de pobreza tienen peores desempeños en múltiples dimensiones, incluyendo aspectos tan fundamentales como el rendimiento escolar, el comportamiento emocional y social, y la salud física y mental. En el largo plazo la exposición a situación de pobreza en la infancia y la adolescencia se asocian con un menor nivel educativo, menores ingresos laborales, peor salud y mayor probabilidad de involucramiento en actividades criminales.
Nicolás Centurión | 11/10/2023
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