"En un fuerte gesto diplomático y militar de Joe Biden a Javier Milei, el portaviones de propulsión nuclear de los Estados Unidos, USS George Washington, arribará a la Argentina en mayo próximo", afirmaba el diario Clarín del pasado viernes. Este portaaviones es el buque principal de la Séptima Flota de EEUU con base en Japón y llegará a la Argentina como parte de una recorrida continental. El buque norteamericano podrá llevar al avión no tripulado que reabastece en vuelo aviones de combate embarcados hasta 800 kilómetros de distancia del portaaviones.
Con ese motivo, la "ley ómnibus" incluyó en su articulado la autorización para la "entrada de tropas extranjeras al territorio nacional y la salida fuera de él de fuerzas nacionales", esto último para participar en ejercicios militares en el extranjero. Según fuentes oficiales confirmaron a Infobae, “habrá actividades (militares) en conjunto con la Armada Nacional”, aunque estos ejercicios deben contar con autorización expresa del Congreso Nacional. En este caso, será con el USCGC Stone, un patrullero de la Guardia Costera de los Estados Unidos que hará ejercicios con la Prefectura en abril. “Ello pertenece a la órbita de la ministra Bullrich, a quien igual su antecesor, Aníbal Fernández, ya le dejó acuerdos de Cooperación en Seguridad con Estados que allanaron estos ejercicios y otros”, afirma Clarín.
Este diario informa que “si el operativo no se incluye en el actual tratamiento en el Congreso de la tradicional ley de entrada y salida de tropas al territorio nacional, contará con una ceremonia de bienvenida en alta mar por parte del gobierno argentino”. Argentina, de todas maneras, carece de infraestructura para que el portaaviones, que forma parte de los buques de guerra más grandes del mundo, amarre en algún puerto argentino. “Se trata de los buques de guerra más grandes del mundo, que apoyan y operan aviones que participan en ataques contra objetivos en el aire, a flote y en tierra que amenazan el libre uso del mar, y participan en operaciones sostenidas de proyección de poder en apoyo de las fuerzas del país norteamericano y de la coalición, tal cual lo destacan en la US Navy” (Infobae, 02/02).
La llegada del portaaviones de la Marina norteamericana será uno de los primeros contactos militares en territorio nacional, pero que se llevará a cabo en el contexto de una serie de arribos por parte de altos mandos norteamericanos, según informa el mismo diario. El lunes próximo llegará a Buenos Aires el Secretario Adjunto del Departamento de Estado, Brian Nichols. Para la semana del 26 de febrero se espera en el país al subsecretario de Defensa, Daniel Erikson, que se reunirá con su par argentino Luis Petri. Para el mes de abril se espera la visita de la comandante de la Cuarta Flota de los Estados Unidos, generala Laura Richardson. Clarín afirma que, según confirmó en fuentes castrenses, “no se descarta entonces que ello derive en una visita del mismo Antony Blinken”, el jefe de la diplomacia del gobierno de los Estados Unidos.
Estados Unidos se encuentra en una avanzada de posiciones militares en todo el continente. Además de los ejercicios militares en Guyana a partir del reciente conflicto con su vecino Venezuela, el país norteamericano ha llegado a acuerdos de “cooperación” militar en Ecuador, cuyo presidente se reunión con Laura Richardson la semana pasada y anunció acuerdos de un “plan de seguridad” por cinco años entre ambos países. La comandante del Comando Sur de Estados Unidos se encuentra llevando a cabo una actividad frenética en el continente. Richardson estuvo en Paraguay en diciembre pasado, en la primera visita que la comandante hizo a ese país. La semana entrante llegará a Uruguay, también su primera visita al país, donde se anunció que discutirá “la asociación bilateral en defensa”. En cada visita, la agenda de Richardson es amplia: asegura que intervendrá en el combate contra la “corrupción” en los países de América Latina y en “establecer las condiciones para un sostenimiento económico inclusivo y sostenible”.
El gobierno de Milei lleva adelante una política a fondo de alineamiento con Washington y con el sionismo. En estos días el presidente argentino viaja a Israel, cuyo presidente está acusado en las cortes internacionales por genocidio contra el pueblo palestino. El viaje debía contar con la autorización del Congreso, según establece la Constitución Nacional. Esta autorización no existió debido a que el Congreso se encontraba en sesión maratónica por la “ley ómnibus”.
Según Clarín (29/01), “Javier Milei quiere que antes de su partida a Israel el próximo lunes 5, sus ministros tengan listo el decreto que declare a Hamás como 'grupo terrorista' para la normativa argentina. Concretamente, quiere anunciarlo antes de ese viaje, como un gesto a uno de sus principales aliados”. Los ministros, además “mantuvieron conversaciones con la embajada de Israel, y mantiene informado y consulta a los presidentes de la Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina (DAIA), Jorge Knoblovits y de la AMIA, Amos Linetzky, que se reunió con Petri para pedirle por Hamas”. El tema, según informan los medios, es materia de debate entre las distintas fracciones del gobierno.
Antes de su partida, un grupo de abogados de la Fundación Víctimas International, apoyados por el Centro Simón Wiesenthal, “denunció penalmente ante los Tribunales Federales de Comodoro Py a los líderes de la agrupación terrorista Hamas por los crímenes realizados el 7 de octubre de 2023”. El Cronista (02/02) afirma que “es posible que desde el Gobierno se hagan eco, por la importancia que el propio presidente Javier Milei le da a la situación que está viviendo Israel, así como por la cercanía de su viaje a ese país".
Esta política estratégica internacional explica el apoyo del FMI que se anunció esta semana.
El Be
04/02/2024
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