Pero en su editorial plantea algo más temerario: “La expresidenta cree que el gobierno va a domar la inflación, que la segunda devaluación será más chica y que no impactará en precios por la recesión”.
Pero, ¿a costa de qué? Veamos. Según datos de OPC en un cuadro de gastos de la Administración Nacional, en enero y en términos reales, las jubilaciones durante el mes de enero bajaron 32,5%; Gasto de capital (o sea obra pública) bajó un 75,6%; Transferencia a las provincias 53,3%; Asignaciones familiares 17,7%; Bienes y Servicios 50,1%, Transferencias a Universidades 16,5%; Prestaciones del INSSJP 39,1%, Pensiones No contributivas 6%. En cuanto a los niveles de incidencia sobre los gastos totales, los jubilados aportaron con su caída el 15,2%, mientras que el pago de los intereses de deuda significó en el mismo mes, un 15,5% del gasto total. Una transferencia directa desde los jubilados a los banqueros.
La recesión de la que habla Cristina es una espiral viciosa, que reduce los ingresos de la población trabajadora no sólo por salarios y jubilaciones sino también porque se le incrementa el gasto en transporte público, en alquileres, en alimentos, en combustible; y genera caída de la actividad económica, o sea, caída de los impuestos y desocupación por despidos.
Lo primero que surge de estas expresiones de CFK es que el discurso del PJ en campaña, de pago de la deuda con crecimiento, era para la tribuna. Si se puede hacer sin crecimiento, con una adaptación (derrota de los trabajadores argentinos), el peronismo también se anota.
¿Sobre qué ingresos apunta Milei?
¿Sobre qué sector de trabajadores en particular apunta a montar Milei (y el PJ) esta transferencia de ingresos a los banqueros? Claramente sobre los sectores que son rehenes de Milei y los gobernadores: jubilados, estatales y los desocupados; quienes, con la pronunciada caída de sus ingresos y el congelamiento de la asistencia en el monto de los planes Potenciar y la ayuda alimentaria, son los más golpeados por el ajuste.
El ajuste golpea a todos los trabajadores pero especialmente a los estatales y en negro. Algunos pocos gremios han cerrado paritarias orillando o alcanzando la inflación en enero, el contraste con estatales y jubilados es brutal.
ATE acordó un miserable 16%. Y la Ctera, dirigida por el kirchnerismo, no abrió la boca a pesar que Milei le acaba de sacar el adicional en negro Fonid a los docentes. Y no hay ninguna convocatoria por parte de los sindicatos universitarios dirigidos por este sector. En Salta, el gobernador Gustavo Sáenz anunció que los próximos aumentos serán determinados por los ingresos fiscales (¿con ingresos a la baja por recesión?) y no por la inflación.
En tanto, la jubilación de 5 millones de trabajadores pasivos tendría un aumento, recién en marzo, del orden del 30% contra una inflación esperada, del trimestre, del 76%.
Cristina parece maravillada con la capacidad de Milei de imponer, por ahora, una adaptación a millones de trabajadores, un retroceso en sus ingresos. Pero sus seguidores, que son direcciones de sindicatos, son quienes lo hacen posible. La militancia K y los trabajadores que esperan una convocatoria a enfrentar a Milei por parte del kirchnerismo deben sacar las conclusiones de esta conducta política.
Se impone una conclusión para la docencia, los trabajadores de la salud, de la centralizada de cada provincia, los jubilados, los desocupados que resistimos el congelamiento de la asistencia social y la quita de los alimentos: hay que superar la tutela del PJ, a sus mandaderos en los gremios y marchar hacia un plan de lucha nacional.
Cristina Foffani
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