Un Tribunal en Nueva York llevó el caso en el que Lewis inicialmente se declaró inocente: se le imputaba proporcionar información confidencial a sus allegados, pareja circunstancial, choferes, con las que se hicieron literalmente ricos. Lewis les informaba sobre qué acciones incrementarían su valor en los próximos días, por tener conocimiento sobre resultados experimentales en la industria farmacéutica. Así, sus conocidos compraban acciones a bajo precio inmediatamente antes de que fueran a aumentar. Esas personas se hicieron millonarias con este proceder.
El fiscal y la jueza del tribunal de Nueva York calificaron los hechos como innegablemente graves y calculados. El fiscal comentó que "En Estados Unidos ni siquiera los multimillonarios están por encima de la ley". Pero la ley se acomoda a los multimillonarios. De una pena de entre tres y doce años lo condenaron a tres, pero con libertad condicional por su avanzada edad, 86 años.
El mismo Lewis admitió haber participado en una trama que se extendió desde 2013 hasta 2021 y que le reportó millones de dólares. Finalmente se declaró culpable de conspiración para cometer fraude de valores, junto con dos cargos adicionales de fraude de valores. Estos delitos conllevan penas máximas de cinco y veinte años de prisión, respectivamente.
En una de las instancias más llamativas, en 2019, Lewis prestó 500.000 dólares a cada uno de sus dos chóferes para invertir en acciones de Mirati Therapeutics, antes de la publicación de unos resultados clínicos que levantaron sideralmente su precio. Estos choferes luego utilizaron sus consejos para obtener beneficios sustanciales.
Lewis, cuya fortuna se estima en 6.200 millones de dólares, según Forbes, se hizo un nombre como especulador de divisas en las décadas de 1980 y 1990. A todo este fraude le aplican tres años en libertad condicional.
Mientras tanto, sus negociados en Argentina quedan impunes, como la compra al menos sospechosa de la tierra de Lago Escondido y la usurpación del acceso al Lago. En su exclusiva estancia se reúnen jueces, fiscales, empresarios y operadores políticos para complotar, como han revelado los chats filtrados de participantes de aquellos encuentros.
Cohecho, coima o como se le quiera llamar. No hay justicia para los estafadores millonarios.
Elena Florín
08/04/2024
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