Una creciente movilización de la juventud universitaria ha invadido los campus y calles de las distintas casas de estudios a lo largo y ancho de los Estados Unidos. El centro de las movilizaciones y acciones ha sido tomado por los estudiantes de la Universidad de Columbia, quienes el pasado jueves 18 sufrieron una feroz represión - que llevó a la detención de 100 estudiantes, docentes y otros manifestantes - habilitada por el gobierno de Nueva York y su propia rectora, Minouche Shafik.
Lo que pretendía ser una acción aleccionadora fue el comienzo de una rebelión que se va generalizando en diversas universidades del país, con epicentro en Nueva York. En los últimos días, cientos de estudiantes fueron detenidos en Columbia, Yale, la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés) así como se han instalado campamentos y líneas de piquetes en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Emerson, Tufts, Brown o Stanford en la costa oeste. Así como en Michigan, Boston y otras ciudades. (El País, 22/04)
Los demócratas y republicanos, nucleados en el Comité de Educación, han convertido las citas a diversos rectores en una casa de brujas y el llamado a realizar una purga de estudiantes y docentes que no se alineen con la política genocida del sionismo. Allí quienes más han utilizado el recurso del “antisemitismo” son los diputados alineados a Trump, un supremacista declarado. Estas convocatorias han generado las renuncias de las rectoras de Harvard y Boston. Ahora, se ha iniciado una campaña contra la rectora de Columbia por su “permisividad” ante los grupos propalestinos.
La intromisión policial, habilitada por la propia rectora de Columbia, es la primera acción policial en los campus universitarios desde 1968 cuando la juventud universitaria se levantó en masa contra la guerra de Vietnam. Los estudiantes y docentes denuncian que sufren una persecución de parte de las autoridades, quienes han decidido desde suspender clases presenciales, cerrar los campus, suspender a estudiantes hasta su expulsión o inhabilitación por tiempo indefinido hasta que reconozcan sus “actos antisemitas.”
Joe Biden ha celebrado estas persecuciones al asegurar en un comunicado de la Casa Blanca el pasado domingo, que no puede permitirse el “antisemitismo flagrante, censurable y peligroso, que no tiene cabida en absoluto en los campus universitarios ni en ningún lugar de nuestro país." (Clarín, 23/04)
Los grupos constituidos en cada universidad han demostrado una amplía composición de estudiantes y docentes pertenecientes a la comunidad judía. Lo que ha terminado por tirar por el suelo la provocación de la derecha republicana y los grupos trumpistas. Es un golpe político al sionismo y sus aliados internacionales en su empresa bélica. "Hoy es el discurso sobre Israel-Palestina. La semana que viene, será sobre la raza, el género, las vacunas o el clima", asegura el profesor Joseph Howley de Columbia y perteneciente al comité de solidaridad con Palestina. (Clarín, 23/04)
El gobierno de Biden viene sufriendo un distanciamiento cada vez mayor con la juventud, sobre todo la universitaria que históricamente se ha volcado en las elecciones por un voto progresista. Algo que ha puesto en jaque su propia campaña por la reelección. Sucede que las reivindicaciones de los estudiantes van desde la exigencia de comunicados oficiales de las universidades condenando el genocidio palestino y la exigencia inmediata de un cese al fuego hasta el reclamo por la cancelación de todos los contratos de investigación y desarrollo destinados a empresas israelies, armamentisticas o que tengan aplicación práctica en el terreno de combate. (El País, Los Angeles Times, CNN)
Tomado en su conjunto, el movimiento ascendente de la juventud estadounidense, empalma como un rechazo consciente a la empresa bélica del sionismo con la complicidad de Estados Unidos y un rechazo, más general, a la guerra mundial que la OTAN ha expandido por todo el planeta con epicentro en Europa y Medio Oriente, requisito previo para una ofensiva total sobre China.
Este quiebre, al igual que en el pasado durante la guerra de Vietnam, muestra el profundo desequilibrio del imperialismo estadounidense en su “frente interno”. A todo este torrente, se le suman una camada de jóvenes activistas fabriles y sindicales junto a un renacimiento de los movimientos de la juventud negra (Black Lives Matters) y la mujer.
Esta primavera de la juventud estadounidense es un revulsivo sobre el conjunto de la situación política. La puesta en movimiento de las fuerzas elementales de la juventud ante el planteo de la guerra y la reacción política de un imperialismo decadente.
Joaquín Antúnez
24/04/2024
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