La imagen de las fuerzas federales a cargo de Patricia Bullrich apaleando jubilados en la puerta del Congreso, por segunda semana consecutiva, se está transformando en la postal de este gobierno. El veto al aumento ínfimo de las jubilaciones establecido por la ley votada por las dos cámaras muestra la voluntad de llevar a fondo una política de jubilaciones de hambre. Lejos de esconder el apaleamiento de abuelos de casi 80 años, algunos de los cuales debieron ser hospitalizados, Bullrich lo festejó públicamente como una garantía del orden público.
La “casta” propatronal y cómplice en la Cámara de Diputados hubiera seguido con la farsa de las “respuestas” de Guillermo Francos que se desarrollaba en el recinto, mientras la Federal tiraba gases antimotines a octogenarios, si no hubiera sido por la garra de Vanina Biasi. La diputada pidió que se terminara la represión, interrumpió la sesión informativa denunciando la situación y obligó a apurar la finalización de la interpelación al jefe de gabinete.
Además de fuerza, su intervención tuvo una coherencia política que ningún otro bloque puede reivindicar, dado que el Frente de Izquierda es la única fuerza política que defendió consecuentemente a los jubilados frente a los gobiernos de todos los signos políticos que vienen llevando adelante el gran robo del siglo, el afano a las arcas jubilatorias para financiar el pago de la deuda externa y negociados patronales de todo orden.
En la misma semana el radicalismo se volvió a sacar la careta con respecto a este tema por enésima vez. Mientras Martín Lousteau cacareaba contra el veto en el Congreso, no solamente sus socios históricos de Juntos por el Cambio negociaban su renuncia a insistir con la sanción de la ley, sino que el gobernador Pullaro de su riñón avanzaba con una reforma brutal contra los jubilados y trabajadores de Santa Fe: aumento de aportes, aportes extraordinarios, baja de haberes, elevación de la edad y mas condiciones para poder jubilarse. En fin, una verdadera masacre que delata la complicidad de esta llamada oposición con la confiscación a los jubilados.
Palo a los viejos, “palos verdes” a los bancos
Los palos a los viejos tienen una contrapartida: los miles de “palos verdes” para los bancos y fondos de inversión. Nada más en septiembre vencen 14 billones de pesos de deuda del Tesoro, que el gobierno de Milei ha incrementado durante su mandato en mas de 80.000 millones de dólares. Los vencimientos cargan con una parva de intereses que están haciendo ganar fortunas a los bancos, por encima de la tasa de devaluación e inclusive de la inflación mensual, alimentando un “carry trade” (negociado con las tasas en pesos frente a un dólar que se devalúa por debajo de la inflación).
Para tener una comparación del tamaño de esos vencimiento de septiemebre tenemos que el Estado destinó entre enero y julio de este año 17,4 billones de pesos al pago de jubilaciones a seis millones de trabajadores. A eso se suma que los intereses de la mayoría de los títulos están indexados a la inflación o al dólar, con lo que se disparan en caso de devaluación, y que las letras del Tesoro a las que migraron los pasivos del Banco Central capitalizan 1,2 billones de pesos al mes que van a tener que pagar en masa el año que viene. La deuda en dólares, que alcanza los 250.000 millones en total, tiene vencimientos fuertes fundamentalmente a partir de 2025, comenzando con los 4.990 millones que vencen en enero y para los cuales el gobierno no tiene los recursos.
Estos vencimientos están en la base de una diputa de buitres, porque la banca internacional le reclama a Milei una devaluación que permita acumular reservas para garantizar el pago. Una parte del capital industrial, e incluso el peronismo que reclama contra el industricidio, se prende en esta campaña alegando que la apreciación del tipo de cambio, los tarifazos y la depresión del mercado interno están dejando knock out a la producción nacional. Milei en contrapartida, apuesta a que el blanqueo, el adelantamiento del pago de las cuotas de Ingresos Brutos y las medidas de ajuste le den un aire que permita evitar o reducir una devaluación que golpearía su relato de baja de la inflación.
Del levantamiento del cepo, el gobierno está cada vez mas lejos porque representaría un golpe brutal al endeudamiento en pesos, y la fuga de capitales consecuente desataría una corrida imparable. Pero el fracaso mes a mes en acumular reservas acentúa las presiones inflacionarias.
El brutal ajuste recesivo que golpea las importaciones le sirve al gobierno para atenuar las presiones en función de una salida de divisas, pero golpea sobre la recaudación impositiva, que cayó un 14% en agosto en términos reales en relación a 2023, por la continuidad de la recesión. En la cuenta de los impuestos que más caen figura el IVA, delatando la enorme miseria popular que resulta del torniquete a los salarios, las jubilaciones y la caída del empleo.
De este somero resumen surge una obviedad: que de la sangre, sudor y lágrimas del ajuste no surge ninguna reactivación ni perspectiva de desarrollo para una economía argentina quebrada bajo el peso de la deuda, del parasitismo del capital financiero y de una clase capitalista nativa que está engolosinada con Milei para bajar costos laborales pero que no tiene ninguna intención de aportar los recursos necesarios para un desarrollo nacional.
Es impensable una salida para el país sin poner en discusión el pago de la deuda, sin plantear que los recursos se vuelquen a un desarrollo nacional, ni la nacionalización de una banca parasitaria que saca ganancias récord intermediando entre la deuda pública y los depósitos de sus ahorristas, y del comercio exterior que es la vía de salida del grueso de los recursos que produce la Argentina. La base de la complicidad de la oposición peronista y radical con el mileísmo es que es tributaria de los mismos intereses del gran capital para los cuales trabaja el gobierno de Milei.
El desafío de los trabajadores
La continuidad de la recesión, la incapacidad de acumular reservas y las enormes contradicciones del programa oficial acentúan las dudas y cuestionamientos al interior de la clase capitalista, que el gobierno busca saldar con mayores ataques a los trabajadores.
Una muestra es lo que ocurre en la rama metalúrgica, donde la flexibilidad para importar golpea los negocios de Techint y Aluar. El gobierno ataja estos cuestionamientos aludiendo a que va a bajar el “costo argentino”, o sea las cargas sociales y laborales y los salarios, junto con los impuestos. El mismo Sturzenegger, apuntado por eliminar esas regulaciones, es que el que promete que van a poder “diseñar el sistema de despidos que quieran” de acuerdo a la Ley Bases. El pilar de complicidad entre el gobierno y las patronales descansa en que el pato de la boda sean los trabajadores.
Por eso es brutal la complicidad de la burocracia sindical, que ha dejado pasar cientos de miles de despidos y todos los ataques del gobierno. El sindicato del neumático es una contracara de esta parálisis, porque viene dando una lucha muy dura contra los despidos. Los obreros se movilizaron esta semana denunciando que hasta Kicillof les aplica un protocolo represivo cuando quieren denunciar a la multinacional Bridgestone que pretende despedir 450 operarios.
Tardíamente, la Corriente Federal junto al moyanismo y las dos CTA anunciaron una acción para el 11 contra el veto a los jubilados, pero ni hablan de plan de lucha ni de retomar acciones desde la CGT, ni siquiera cuando el gobierno avanza en forma unilateral con la reglamentación de la Ley Bases. Las organizaciones combativas e independientes de la burocracia sindical que se habían reunido en el Sutna para lanzar una movilización contra los despidos y las principales reivindicaciones populares se reunirán nuevamente para evaluar las acciones de la semana y plantar bandera con un programa independiente levantando el planteo del paro nacional y el plan de lucha.
La clave de la situación es superar, desde los lugares de trabajo, los barrios y los lugares de estudio, la parálisis impuesta por la oposición colaboracionista y la burocracia sindical, y colocar al pueblo argentino en la senda de la huelga general para derrotar la ofensiva del gobierno. Para ello hay que rodear de solidaridad los conflictos que van surgiendo, y desarrollar una agitación y organización que permitan abonar la situación. Como ocurre con la gran huelga docente de Neuquén por el salario y contra las cláusulas de presentismo, que ya lleva dos meses de desarrollo con acciones masivas; con los trabajadores de la salud del Garrahan, que comienzan a levantar la cabeza contra el congelamiento salarial que el gobierno de Milei quiere imponer a todos los estatales; los importantes paros en las universidades nacionales.
El movimiento piquetero tiene su propia batalla. Contra la deserción de las organizaciones que consideran que no es el momento de salir a la calle, el Frente de Lucha Piquetero marcha a una gran acción este viernes 6 que va a desafiar a Patricia Bullrich y su afirmación de que “se terminaron los piquetes”. Despojados del alimento que ya no reparte el Ministerio de Capital Humano, con programas congelados y enfrentando una ofensiva de criminalización bestial, estas organizaciones están recorriendo los barrios y llamando a organizar asambleas para retomar la iniciativa de un movimiento piquetero que más que nunca tiene que retomar los métodos de lucha e independencia política de sus orígenes, cuando representó la gran reacción popular contra la miseria sembrada por el menemismo.
En el movimiento estudiantil la UJS y el activismo independiente sostienen esta semana una dura lucha contra la entente peronista – radical que maneja las universidades y se negó a darle continuidad a la gran movilización de abril contra el ajuste a pesar de que sobran motivos para hacerlo, por la recuperación de los centros para colocarlos junto a la docencia combativa agrupada en AGD UBA y a los no docentes en el camino de lucha a fondo contra el gobierno.
Para preparar esta batalla por la huelga general, el apoyo a todas las luchas y la organización de los lugares de trabajo y los barrios, el 14 de septiembre la Coordinadora Sindical Clasista prepara un plenario nacional que va a contar con representaciones de las luchas de todo el país, con delegados combativos de decenas de gremios, representaciones del movimiento piquetero y la juventud, para debatir cómo impulsar la movilización contra Milei y por una salida propia de la clase trabajadora frente a la crisis.
Juan García
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