La noticia de que Volkswagen tiene la perspectiva del cierre de fábricas en la propia Alemania ha significado un cimbronazo político y económico, no solo en la industria automotriz, sino en toda Europa.
Los medios de comunicación hablan de la supresión de 30.000 puestos de trabajo directos de la firma solo en Alemania. La industria automotriz -y toda su cadena productiva- es la industria mas importante de Alemania. La empresa alemana atraviesa la crisis más severa de su historia. “Las posibles medidas, dirigidas a su principal marca de automóviles, así como a otras operaciones del consorcio, incluiría poner fin al pacto de la empresa con los sindicatos para mantener los puestos de trabajo seguros hasta 2029” (elpais.com, 2/9). En Bruselas, Audi, una de las principales marcas del consorcio, había anunciado en junio la reestructuración, que podría implicar el cierre total de su planta de autos eléctricos de alta gama, con una consecuencia mínima de 1500 despidos directos. La semana pasada, sindicatos de la industria automotriz de toda Europa se concentraron en Bruselas en lo que, en principio, era una movilización en solidaridad con los trabajadores de Audi y realizaron una masiva protesta, que tuvo como principal planteo reclamar políticas proteccionistas para la industria metalmecánica europea.
Volkswagen expresa el episodio más grave de una crisis que golpea a la industria automotriz en general a nivel global y que, a su vez, es el terreno principal de la guerra comercial que la Unión Europea mantiene con China. Los vaivenes del avance y retroceso de la transición de autos a combustión a eléctricos han dejado expuestos a varios fabricantes. Las principales firmas europeas y norteamericanas están en procesos de reestructuración, que redundan en casi todos los casos en despidos mediante distintas metodologías, flexibilización laboral y recortes de proyecciones de reproducción entre otras medidas. Mercedes Benz adelantó a sus accionistas que sus beneficios serían menores que lo previsto para el año en curso y sus acciones se desplomaron en la bolsa de Fráncfort; Stellantis desvió su fabricación de Italia a países más baratos y reducirá su producción un 25 % en lo que resta del año. El grupo Volkswagen había desarrollado una estrategia agresiva de inversiones para tener líneas y plantas de producción exclusivas de autos eléctricos, en función de proyecciones de un crecimiento de la porción del mercado europeo que no fue tal. A su vez, el mercado de autos eléctricos dependía directamente de los subsidios que los Estados ofrecían a los VE. “Miles de millones de euros puestos encima de la mesa para cambiar toda la cadena de producción europea, pero las marcas no logran vender coches eléctricos. La industria del Viejo Continente está frustrada ante un mercado que no despega y que, dependiendo del país, incluso decrece. Para muestra un botón: Alemania, el mayor mercado automovilístico de Europa, que quitó las ayudas a la compra a fines de 2023, ha sufrido una caída en la venta de vehículos eléctricos en julio del 37 % y del 20 %” (sinpermiso.com, 14/8). Según las estimaciones del principal diario económico de Alemania, Handelsblatt, “el stock de coches eléctricos sin vender habría alcanzado las 100.000 unidades. En mayo se matricularon en Alemania 29.700 coches eléctricos. Esto representa una caída del 31 % respecto al mismo periodo del año anterior” (forodecocheselectricos.com, 24/8).
Pero la crisis de Volkswagen no se limita a Alemania ni a Europa; la firma alemana es el mayor inversor europeo en China, con una treintena de plantas en el gigante asiático y, aunque es su principal mercado, pierde cada vez más terreno a manos de marcas locales como ByD. La crisis de la automotriz alemana está siendo caracterizada como una crisis integral de Alemania. “Las dolorosas reformas de VW pueden verse como parte de los desafíos más profundos que enfrenta la economía alemana, donde las interrupciones de la cadena de suministro, la crisis energética –debido a la reducción del suministro de gas ruso– y la pérdida de ventajas comparativas han perjudicado el crecimiento.” (dw.com 10/9)
La burocracia sindical de la IG Metal amenazó con movilizaciones y acciones masivas para fines del mes de octubre si VW empieza con sus planes de cierres de fábricas, lo que significa que están ganando tiempo para poder negociar una entrega. “La seguridad laboral es parte del consenso básico desarrollado con la empresa para tiempos de crisis como estas” ha comentado el principal negociador del sindicato a europress, para luego añadir que “hasta medio millón de trabajadores podrían participar de las movilizaciones de fines de octubre si la dirección de Volkswagen no atiende una parte de sus reclamos (…) En ese caso, los empleados dicen estar dispuestos a una reducción de la jornada laboral a 4 días en línea con las necesidades puntuales del grupo de reducir costos”. (europapress.com 4/9)
El gobierno de coalición, mediante su ministro de Economía, Robert Habeck, adelantó durante una recorrida de apuro por una planta del grupo que el gobierno brindaría apoyo político que se traduciría en nuevas subvenciones que intentarán rescatar de la catastrófica caída a la marca en particular y a la industria automotriz en general, aunque reclamándole al grupo que “revea la estructura de costos”. La intervención estatal puede significar un golpe a la propia coalición de gobierno alemán, en el marco de un avance electoral de la ultraderecha en las elecciones locales.
Sebastián Chirino
23/09/2024
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