sábado, mayo 12, 2007

Perseguido por comunista.

Cuarenta años sin Dashiell Hammett.

"Hammett está muerto ahora y sus pecados ideológicos pueden ser enterrados con él. No tenemos intención de hablar mal de los muertos, sino apenas observar que el genio de Hammett cambió el estilo de la literatura policial -y sin querer deshonrar a los clásicos- para mejor." En apenas nueve o diez líneas, el obituario de Los Angeles Times precisó los hechos más sobresalientes de la vida del escritor, tras su muerte el 10 de enero de 1961.
Tenía 66 años y no había cambiado demasiado su visión pesimista de la sociedad, por lo menos de aquella en que le tocó vivir, dominada por el sexo y el dinero. En tanto autor de novelas policiales, los alrededor de 80 títulos se apartaron de la tradición británica del misterio para crear -y nadie duda de que fue paradigmático- una escuela de realismo social que transformó ese género de la literatura.
Y como homo politicus siguió el camino que trazaban escritores como Upton Sinclair o John Dos Passos -y que ya tenían más o menos definido John Steinbeck y Sinclair Lewis- con una vigorosa descripción de las luchas sindicales, de un proletariado que se enfrentaba al gran capital. En 1936 Hammett se afilió al Partido Comunista y desde ese momento se convirtió en un objetivo del fbi.
En esa organización policial esperaron quince años hasta que la campaña de terror e histeria nacional desatada por el senador Joseph McCarthy (1905-1957), al inicio de la década del 50, les permitió acusar a Hammett de ser miembro "de una organización que cree en el derribo de nuestro gobierno por la fuerza y por la violencia". Citado por el comité del Senado que investigaba las "actividades antiestadounidenses", se negó a delatar a sus amigos (a diferencia de otros, como Elia Kazan, por ejemplo); lo acusaron de desacato y fue condenado a tres años de cárcel.
Salió de ella con un cáncer de pulmón que fue el que lo mató. Su compañera, la escritora Lillian Hellman, dijo con justeza que "Dash nunca le siguió el juego a nadie, ni se lo hizo, a no ser el suyo. Nunca mintió, nunca engañó, nunca se humilló". Esas eran, por cierto, las características de Sam Spade, el detective que jugó, magistralmente, Humphrey Bogart (1899-1957) en aquel inolvidable filme de John Huston (1906-1987) El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941).
Era la tercera versión después de que el libro se publicó, en 1930, y la mejor, tanto que a partir de ella "Bogey" impuso el arquetipo del hard boiled detective (el detective privado de cuero duro). Y también la mejor de las películas que, a partir de libros de Hammett, se hicieron en Hollywood: City Streets (1931), The Thin Man (1934), The Glass Key (en dos versiones, una de 1935 y otra en 1942).


13 de enero del 2001

Brecha. Uruguay

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