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miércoles, noviembre 14, 2007
"La muerte no duele"
Comentario del libro "La ley y las armas", una biografía del abogado y diputado Rodolfo Ortega Peña, asesinado por la Triple A en 1974 en represalia por sus actividades de defensa de presos políticos y sus posturas intransigentes dentro del peronismo, lo cual marcó la confirmación abierta y explícita del accionar conjunto del estado con la banda de extrema derecha.
" - ¿Qué pasa flaca?
Fueron las últimas palabras del diputado Rodolfo Ortega Peña. Helena Villagra, su compañera, no pudo responderle. Una bala le había lastimado el labio superior y su boca se llenaba de sangre. Habían bajado de un taxi estacionado en doble fila sobre la calle Carlos Pellegrini, pocos metros después de Arenales, en pleno centro (…) Los asesinos acertaron trece veces en ese hombre sin mucho control de su entorno, que temía cruzar la calle porque no veía bien. Trece balas habían lacerado mortalmente el cuerpo de ese provocador de lengua filosa, de ese hijo de la burguesía porteña que había sido criado para asesorar multinacionales pero que se había convertido en defensor de presos políticos."
Así comienza "La ley y las armas. Biografía de Rodolfo Ortega Peña" , de los periodistas Pablo Waisberg y Felipe Celesia. La historia del diputado peronista cuyo contradictorio andar político lo llevó de apoyar el golpe de 1955 al radicalismo intransigente, luego al Partido Comunista, y de allí al peronismo sindical burócrata de Vandor para, finalmente, volcar su militancia en el peronismo combativo y clasista de la línea de Raymundo Ongaro, William Cooke, Rodolfo Walsh y Agustín Tosco.
"Intentamos rescatar una figura de la cual no se contó demasiado, - cuenta Waisberg - y que es un símbolo de la situación que se vivió posteriormente a lo que sucedería en Argentina en 1976". En este sentido, Celesia agrega que, efectivamente, "buscamos y encontramos muy pocos libros que dieran cuenta de Ortega Peña, que representaba bien las contradicciones hacia adentro del peronismo".
A través de una gran cantidad de entrevistas (lo más rico del libro) con quienes lo conocieron, y en algunos casos, compartieron su camino político, los periodistas logran dar cuenta, con buen nivel detalle, de la vida, obra y pensamiento de quien si bien en sus comienzos integró las filas del vandorismo e impulsó junto a otros la vuelta de Perón en el chárter que lo trajo de regreso a la Argentina en 1972, luego rompió bruscamente con el peronismo por considerar que no tenía potencialidad revolucionaria como partido.
"Yo creo que el peronismo debe aportar hacia la patria socialista desde el peronismo, pero el programa del FREJULI ha sido abandonado", aseguraba quien asumió su banca como diputado nacional bajo la consiga: "La sangre derramada no será negociada".
Para ese entonces, Ortega Peña ya había defendido (en su rol de abogado laboral) a más de 2 mil trabajadores y militantes, del más amplio espectro político. Quizás por eso, como da cuenta "La ley y las armas", en la despedida de sus restos en el cementerio de la Chacarita, se dieron cita militantes de variadas tendencias ideológicas, como Montoneros, el ERP, las FAL e, incluso, representantes del MIR chileno y los Tupamaros uruguayos.
Lo grafica bien la foto de la despedida, con el ataúd entre manos en V y puños izquierdos levantados, quizás como metáfora del lugar político en el que situaba Ortega Peña, a medio camino entre el peronismo de izquierda nacional y la izquierda marxista, como habían hecho, sostienen los autores, "otros intelectuales de izquierda, que llegaron la peronismo en busca del sujeto social de la historia y el contacto directo de los trabajadores"
Ortega Peña, quien siempre se mofaba de quienes le decían que debía cuidarse más con la frese "La muerte no duele", se convertiría definitivamente en blanco de la Triple A al participar en un acto en repudio al asesinato de tres militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de Pacheco. "Señalo al responsable directo de esta política… que ha abandonado las pautas programáticas, que ha dejado de ser peronista, y que es el general Perón" , aseguraba desde el palco del local central del PST quien ya antes se había propuesto, a esa altura, "la necesidad de coordinar todos los sectores que se den una política antiburocrática, anticapitalista, y que tratan de enfrentar al Pacto Socia"
En este sentido, "La ley y las armas" es un recorrido del desarrollo y evolución de un pensamiento, difícil de catalogar y encasillar, y no exento de sus contradicciones. "A nosotros nos torturaban en las comisarías y él nos defendía, - sostiene un entrevistado hacia el final del libro - pero él que llegó a diputado fue él y no nosotros, que habíamos peleado en las calles… Pero el se jugó mucho y eso le costó la vida".
Fernando Ruffa
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