domingo, noviembre 25, 2007

Venezuela: El fantasma de Pinochet cabalga



Los patriotas venezolanos y su Presidente están en pié de lucha

La República Bolivariana de Venezuela una vez más está en un momento crucial y con ella lo está también América Latina. No se dirime el día 2 de diciembre solo una propuesta de reforma constitucional para esa hermana nación: Con ella se vota también la Revolución Bolivariana en su conjunto, se vota por la integración latinoamericanista, contra el proyecto hegemónico y contrarrevolucionario de las transnacionales y la oligarquía financiera de los Estados Unidos.
La administración fascista de George Bush lleva varios meses trabajando por recomponer el esquema de su hegemonía en Suramérica. El propio presidente, su Departamento de Estado, el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia han asumido un nuevo protagonismo continental, en un esfuerzo por recuperar los espacios peleados y ganados por los pueblos.
El último plan contra la Venezuela patriótica y latinoamericanista, sin dudas facturado por la CIA y los servicios de la inteligencia militar del Pentágono, prevé las nuevas acciones de desestabilización interna, que ya están en curso.
Cuenta con los millones que moviliza la oligarquía para pagar a los grupos de desclasados y pandilleros profesionales, siempre prestos al mercenarismo vandálico. Aplica las medidas activas del terror, la propaganda anticomunista y la guerra psicológica, para amedrentar a los sectores medios y pequeñoburgueses, y desinformar y prejuiciar a sus grupos satélites.
El nuevo Plan está dirigido especialmente a movilizar la élite estudiantil y profesional, temerosa de perder sus prerrogativas de mercado, ante la masiva afluencia de los jóvenes de extracción humilde a las universidades bolivarianas. Se anticipa entonces con hechos como los acaecidos en la Universidad Central, la revuelta contrarrevolucionaria que intentará negar por la fuerza, el que se sabe seguro próximo triunfo revolucionario del 2 de diciembre. El monstruoso complejo mediático del imperio a nivel global, y muy particularmente en la región, brinda a todo este montaje una atención prioritaria. No solo tergiversa y miente desde la más tradicional postura oligárquica, también brinda argumentos y espacio para que se sume el oportunismo de derecha, con fachada de izquierda moderada y “realista”. El espectáculo de la reciente Cumbre Iberoamericana, en Santiago de Chile así lo confirma.

La imprescindible memoria histórica

Hace apenas 7 años el pueblo venezolano reformó la Constitución de 1961. Durante 38 años aquella carta dio formalidad, al pacto de la oligarquía y el imperialismo que permitió burlar los anhelos libertarios del pueblo venezolano, tras la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez en 1958. Desde entonces los Estados Unidos y las élites capitalistas nativas, desarrollaron una política de eliminación física y terrorismo selectivo contra el movimiento revolucionario. La presencia de los terroristas Orlando Bosch Ávila, y Luis Posada Carriles en el país respondió precisamente a esa guerra “antisubversiva” oculta, que con el refuerzo de los torturadores y asesinos batistianos, y de los nuevos reclutas del mercenarismo anticubano, el imperio activó en todo el continente. La entente criminal del Plan Cóndor sería por entonces la creación mayor del terrorismo de Estado dirigido desde Washington, mientras los ejércitos oligárquicos bajo la doctrina de la seguridad nacional, fueron convertidos en mecanismo de represión interna, y desempeñaron tal misión dentro de sus fronteras y también fuera de ellas, en cooperación con los planes geoestratégicos contrarrevolucionarios del imperio.
En el marco constitucional de 1961, los gobiernos proimperialistas también cumplieron la misión contrarrevolucionaria de desmovilizar y corromper al interior de las fuerzas democráticas y revolucionarias. Se extendió y metamorfoseó la cooptación de dirigentes populares y revolucionarios, y de parte de la intelectualidad. Si bien el derrame petrolero no logró llegar a las amplias masas, si financió una intelectualidad orgánicamente afín al sistema, que más allá de sus colores y alineaciones, era profundamente burguesa. La Constitución de 1999 fue un primer terremoto para esta intelectualidad, no tanto por su contenido ideológico y político, como por el reto de la soberanía popular, la ruptura de la formalidad liberaloide y el ejercicio real de democracia popular, que impulsó el proceso constituyente.
La lucha política por la Constitución de 1999 dejó establecido el carácter de la nueva dirección que se abría paso en el país. La avalancha de masas que siguió al comandante Hugo Rafael Chávez Frías en su camino a la Presidencia de la República ya intuía, con esa inteligencia natural del pueblo, que aquel militar y el grupo de oficiales y civiles que le secundaban, representaban otra opción, ante todo ética, para su nación. Las primeras medidas del Presidente, la batalla política por la Constituyente, los debates en la Asamblea, la proclamación de la nueva carta, avanzaron un nuevo e inédito hacer centrado en el pueblo.
La Constitución de 1999 permitió establecer un nuevo orden institucional y con ello dar un primer y fuerte golpe al pesado e ineficiente aparato estatal heredado, eminentemente burocrático y corrupto. Desbloqueó las trampas de una constitucionalidad pensada para defender los intereses imperialistas y burgueses, dibujo las salidas en leyes prácticas de las declaratorias formales. Más allá del marco legal patriótico y progresista que abrió el texto de la nueva constitución, el proceso condujo a una Asamblea Nacional –Congreso unicameral- donde por primera vez en la historia de ese país, los representantes de la partidocracia tradicional, estaban fuertemente cuestionados. El impacto del proceso constitucional tuvo una trascendencia decisiva en la correlación de fuerzas a favor de la naciente Revolución. Ello representó lo máximo que se podía alcanzar en aquella etapa.

La reforma en curso

Hoy la Constitución de 1999 ya debe ser modificada. La velocidad de los cambios nunca puede preverse en una Revolución porque más allá de la voluntad de los hombres, el propio proceso hace alumbrar a la historia. La dialéctica de la lucha de clases en Venezuela, la dialéctica de golpes y contragolpes entre la revolución, y la contrarrevolución, hasta ahora siempre resuelta a favor de la victoria de las fuerzas revolucionarias, han precipitado la maduración de los sujetos populares y sus líderes, y la consecuente radicalización del proceso.
La conducción certera y valiente de Hugo Chávez sin dudas ha sido un factor fundamental en el desarrollo de los acontecimientos venezolanos. No es la primera vez, ni será la última, en que el papel de las personalidades en la historia resulte trascendental. Hay hombres –nos enseñó José Martí- que tiene en sí el decoro de muchos hombres, en esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Precisamente esos hombres son gigantes al decir martiano, porque tienen un sentido particular de la Historia, porque logran un vínculo especial con sus pueblos, con el sentir y las necesidades de las masas explotadas, y se multiplican y fortalecen en ellas. Y quien tenga dudas de que esto es así, que recuerde las jornadas patrióticas del 11-13 de marzo del 2002 en la propia Venezuela.
El 15 de agosto, Chávez presentó en la Asamblea Nacional el texto de la reforma constitucional. Propuso modificar 69 de los 350 artículos constitucionales. La reforma considera nuevos mecanismos para defender el orden institucional, la seguridad y la paz ciudadana, frente a las reiteradas experiencias terroristas orquestadas por el imperialismo. La propuesta incluye la institucionalización –y la transferencia de competencias- del poder popular que se ha ido conformando como resultante del empoderamiento de los trabajadores y campesinos, de las mujeres y jóvenes y de los pueblos originarios; así mismo persigue la ampliación de derechos de orden social y laboral, como la reducción de la jornada de trabajo a 6 horas diarias, y a un máximo de 36 horas semanales. En el orden del modelo económico se prohíbe el monopolio, introduce la consideración de otras formas de propiedad, y se propone poner fin a la llamada “autonomía del Banco Central”. También sugiere agregar al nombre de la Fuerza Armada Nacional la frase "bolivariana y antimperialista". Plantea la reducción de la edad de voto de 18 a 16 años.
La posibilidad de extender el liderazgo de Chávez por medio de la reelección indefinida es piedra angular del proyecto. No es una medida totalitaria y dictatorial como apuntan los enemigos de la Revolución, se sustenta en la tradición demoburguesa que se practica en países de la siempre emulada y culta Europa, en Australia o Japón. Al parecer franceses, españoles o británicos, australianos y japoneses pueden darse el lujo de reelegir a sus directivos gubernamentales, todo el tiempo que decidan, sin que por ello peligre la democracia. Los venezolanos no.
La propuesta de reforma ya aprobada por la Asamblea Nacional, no cambia el carácter y la naturaleza del Estado venezolano, ni niega la propiedad privada capitalista, pero sin dudas la limita. Da fuerza constitucional para el desarrollo del sector de producción cooperativa y socialista. Se plantea reemplazar a los banqueros que hoy dirigen el Banco Central –históricamente aliados de la banca privada- y situar en tan estratégica gestión a funcionarios electos y responsables ante el electorado. La nueva propuesta de nombre para el instituto militar, y su definición bolivariana y antimperialista, apunta hacia el cambio del profesionalismo y el apoliticismo burgués del cuerpo, para definitivamente convertirse en el ejército revolucionario que precisa la defensa del proyecto socialista. Los pobladores, trabajadores, campesinos y pueblos autóctonos, las mujeres y los jóvenes, podrán ejercer un mayor protagonismo en la construcción de la política local y nacional. Sin dudas el proyecto de reforma abre nuevas vías para la desenajenación de las relaciones capitalistas, económicas, sociales, institucionales e ideológicas, razones más que suficientes para desatar toda la ira y la oposición imperialista y oligárquica.

La reforma constitucional: Reto del movimiento revolucionario latinoamericano

La reforma no se puede ver solo como un reto interno de Venezuela. La nueva institucionalidad que se persigue por Chávez y los revolucionarios bolivarianos, abre nuevas perspectivas para desarrollar el proyecto revolucionario de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Las reformas económicas son decisivas para los planes de integración productiva y financiera en curso, el poder popular fortalecido podrá abrirse a las relaciones con el movimiento de desarrollo local y nacional que impulsa ALBA, con sus componentes educativos y culturales. La Revolución Bolivariana aspira a un nuevo esquema de seguridad continental, que rescate el espíritu internacionalista y solidario de los ejércitos bolivarianos, esquema que necesariamente tiene que ser antimperialista. Los episodios de la reciente Cumbre Iberoamericana dan prueba de las posiciones que se enfrentan. Los imperialistas y sus lacayos en el continente están realmente aterrorizados ante el anuncio del Presidente Chávez de su asistencia por derecho a la anunciada Quinta Cumbre de las Américas (Trinidad y Tobago, 2009).
El impacto de la Revolución Bolivariana a escala internacional y su lucha antimperialista rebasa las fronteras continentales. Chávez se ha convertido en un líder mundial que realiza una fuerte oposición al imperialismo en todos los terrenos de las relaciones políticas y económicas internacionales. No solo la política venezolana salvó a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de la crisis, a contrapelo de los interese de las grandes transnacionales, ahora plantea desde la OPEP barrer con el Fondo Monetario Internacional (FMI) base del sistema de usura del capitalismo mundial. El líder bolivariano ha hecho explícita la falacia de la política estadounidense en el tema del terrorismo, ha criticado en cuanto foro internacional ha participado su país, de manera clara y directa, el terrorismo de Estado de la potencia del Norte y de sus aliados de la OTAN, y los crímenes de guerra que se realizan contra el pueblo iraquí. Defiende el derecho soberano de Irán y de los pueblos subdesarrollados a tener su propia política energética, con el empleo de las tecnologías nucleares: ¿Por qué si Francia produce el 30 por ciento de su energía por centrales nucleares, los iraníes no pueden aspirar a hacerlo?, les acaba de preguntar a los franceses en su reciente paso por Paris.
La reforma venezolana en tanto avance y contenido de la Revolución Continental y mundial, no solo se pelea dentro de Venezuela. El imperio tiene a su favor la descomunal maquinaria mediática, sus poderosos medios de propaganda política exterior, la alianza de las oligarquías y gobiernos burgueses y traidores, la tibieza y el oportunismo de quienes quieren asumir en la región la asepsia y el reformismo claudicante de cierta izquierda europea, cada vez más desprestigiada y criticada por sus propios pueblos, y por las fuerzas realmente progresistas y revolucionarias de esas naciones. Hay que parar la ofensiva contrarrevolucionaria de los Estados Unidos contra el pueblo y la Revolución Bolivariana, contra su líder. No podemos contemplar como se articula el engaño, la tergiversación, la manipulación, con el propósito de dejar las manos libres a la reacción imperialista y al fascismo dentro del país.

La lucha arrecia: Los peligros aumentan.

La nueva etapa de radicalización revolucionaria que abre la lucha por la reforma en Venezuela, como lo ha sido en otros momentos de este proceso –y en todas las revoluciones-, provoca sismas entre quienes no pueden ni quieren acompañar las transformaciones revolucionarias, porque estas rebasan sus propios horizontes ideológicos e intereses personales, entre quienes seden –los cooptan o se venden- ante las descomunales presiones que ejercen el enemigo. En las actuales filas gubernamentales la primera baja fue el partido Podemos, que se negó a aprobar la propuesta presentada por Chávez en la Asamblea Nacional, aunque manifestó mantener su acompañamiento al gobierno. El pasado 5 de noviembre se sumo a oposición contrarrevolucionaria el general de división retirado y exministro de defensa Raúl Isaías Baduel.
Baduel realizó un furibundo ataque al Presidente Chávez y a la reforma. Baduel retomó literalmente el argumento de comparación que había esgrimido Podemos en el seno de la Asamblea Nacional, para votar en contra del proyecto de la reforma. Así el general retirado afirmó que "de aprobarse la reforma constitucional se estaría consumando en la práctica un golpe de Estado”. Baduel entonces invitó a los venezolanos “a no dejarse engañar” por Chávez y apeló directamente a la sedición.
El general retirado al mismo tiempo que denigra de las instituciones democráticamente electas, recomienda a los militares que “reflexionen sobre el contexto de la reforma constitucional”, que “evalúen cuidadosamente” los cambios que el gobierno electo propone “de manera apresurada y mediante procedimientos fraudulentos”. Baduel incita a la acción golpista con halagos “no se puede menospreciar la capacidad de análisis y de razonamiento de la Fuerza Armada”, afirma demagógicamente.
“Este Proyecto de una nueva Constitución –criticó Baduel-, promueve la dolarización y contribuye al enfrentamiento entre los venezolanos, siendo absurdo tratar de fabricarla entorno a una ideología, debiendo ser esta un pacto social de máximo consenso amplio entre todos los venezolanos, si no es así, una amplia mayoría no aceptara y tratara siempre de cambiarla aunque deba acudir a vías violentas para hacerlo”. Con enfoques como este, Baduel miente a sabiendas sobre las causas de la polarización, que no son otras que los intereses antinacionales y capitalistas de las clases oligárquicas y burguesas aliadas del imperio; propone un pacto social para un “todos” que incluye a los enemigos del pueblo venezolano, que es de hecho una rendición. Baduel extorsiona con la violencia, la justifica y definitivamente la sustenta como solución.
Ante la provocación el presidente venezolano Hugo Chávez actuó con firmeza y claridad meridiana. Calificó al general Baduel como lo que es un "traidor y peón de la derecha".
La vuelta de actos vandálicos en Caracas y algunas otras ciudades, los grupos de acción fascista actuando dentro de los manifestantes y en la rectoría de la Universidad Central… Baduel convertido en general de la contrarrevolución y la sedición…. Son hechos que anuncian que el fantasma de Pinochet cabalga nuevamente sobre un pueblo de Nuestra América.
James Petras ha hecho un alerta que comparto: La Revolución Bolivariana corre el peligro de un nuevo zarpazo criminal. Fidel Castro, sin dudas muy bien informado, ha reclamado a Chávez que cuide su seguridad personal. La valentía y el coraje valen mucho más si se les suma prudencia.
Los patriotas venezolanos y su Presidente están en pié de lucha: Prácticamente nunca han dejado de estarlo, porque el imperio no les ha dado tregua. Todos somos responsables de denunciar, explicitar las trampas del imperio, desenmascarar sus planes. De derrotar en todos los terrenos sus acciones siempre criminales.

Felipe de J. Pérez Cruz

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